La convocatoria anual de los proyectos sociales del Banco Santander ha copado titulares. No solo por la Reina Letizia, la protagonista absoluta del acto, sino también por otros invitados sorpresa como Belén Esteban o María Teresa Fernández de la Vega. La política ha reaparecido con una imagen llamativa, una que, en nada, se asemeja a la que muchos de nosotros tenemos todavía en la cabeza.
"¿No puedes tener mejor cara después de haber descansado?"
La exvicepresidenta del Gobierno se convirtió en el centro de atención en dos momentos puntuales por sus evidentes retoques estéticos. En el 2017 y en el 2019. A pesar de haber eliminado por completo las líneas de expresión, aumentado sus pómulos e incluso achinado sus ojos, negó haberse sometido a algún tratamiento. "¿No puedes tener mejor cara después de haber descansado?", señaló visiblemente molesta en 'Divinity'.
Todo estalló tras una imagen en Letonia, donde se reunió con Maris Kucinskis. Estaba irreconocible y sin apenas movilidad, lo que llevó a una gran pregunta: ¿qué operación se había realizado para tal transformación? Entonces varios expertos pusieron sobre la mesa un posible lifting facial para despedirse de sus arrugas, así como una blefaroplastia para eliminar el exceso de piel de los párpados.
Han pasado cinco años después de todo aquello, pero María Teresa Fernández de la Vega vuelve de nuevo a su esencia. Una imagen impactante con la que ha recuperado normalidad y huido de volúmenes excesivos. Vuelve al pasado, con lo que confirma que ha dejado atrás esa metamorfosis que tanto ruido hizo en redes sociales.
En más de una ocasión ha conseguido dejarnos sin palabras. Tanto es así que era habitual que más de uno se preguntara si realmente era ella o no. Fue tras su retirada de la vida política, en el 2011, cuando dio un giro a su aspecto, tanto a nivel estilístico como en lo referente a su rostro.
Posiblemente aumentó de peso y recurrió a diferentes tratamientos como el ácido hialurónico para engrosar sus labios o al bótox para desafiar al paso del tiempo. De la noche a la mañana su nombre se ligó a diferentes adjetivos, entre otros, el de irreconocible. Hubo quien incluso la apodó como “la mujer de las mil caras”, siendo varios los viajes los que mostraron una nueva imagen de esta política.
En su día, recurrió a la cirugía y a ciertos cambios en su rostro, pero ahora apuesta por la naturalidad. María Teresa Fernández de la Vega ha optado por cuidar su piel, eso sí, de un modo mucho más pausado y discreto.
Este martes 11 de junio ha reaparecido en Boadilla del Monte con un outfit muy juvenil. A sus 74 años se ha decantado por una opción muy otoñal: una chaqueta de manga larga combinada con unas botas muy sport. En lo que respecta a su cabello ha lucido una media melena rubia con flequillo, dejando atrás también los cardados o el corte pixie que tan de moda puso en su momento.
Un cambio de imagen acertado y mucho más "natural"
Tras consultar a expertos son muchos los que consideran que este giro de guion es todo un acierto para ella. Aunque no ha podido evitar pasar desapercibida, puede estar más que orgullosa, ya que esta vez su nueva imagen ha sido muy aplaudida.
A pesar de que hace muchos años que dejó de estar en primera línea mediática, su figura sigue despertando curiosidad.
La valenciana estuvo en el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero entre los años 2004 y 2010, pero no fue hasta años después cuando se dijo en ‘La Vanguardia’ que había pasado por manos del cirujano, Enrique Monereo. Un nombre muy reconocido en el mundo de la cirugía plástica, pues había tenido como clientes a Elsa Pataky, Boris Izaguirre o Lara Dibildos.
Está rejuvenecida, pero de un modo completamente distinto al de sus últimas apariciones. Una foto completamente diferente a la que encontramos cuando buceamos y googleamos su nombre.