Tras la muerte de María Jiménez se han ido descubriendo episodios de su pasado. Recuerdos capaces de erizar el vello de cualquiera. Desde su durísima infancia a más detalles de la trágica muerte de su hija, quien falleció cuando tan solo tenía 16 años en un accidente de tráfico. Ahora es la relación con su madre la que copa titulares y es que ha revelado en el primer capítulo de su serie documental que "era muy mala con ella", tanto que nunca había querido hablar de ello en público. "Desde niña aprendí a vivir los golpes de una madre alcohólica que me hizo pasar lo más grande. Mi situación nunca la he contado hasta ahora", comenzó diciendo la artista en el último proyecto televisivo que grabó antes de fallecer. Un homenaje en La Sexta llamado 'María Jiménez: mi mundo es otro' y del que queda por visualizar un segundo capítulo.
María Jiménez y su durísima confesión
Dolida por todo lo que le hizo pasar y, sobre todo, por no entender los motivos por los que lo hizo, María Jiménez no pudo tener buen recuerdo de María Gallego, su progenitora. "Mi madre conmigo ha sido un bicho, lo digo a boca llena, que Dios me perdone porque es mi madre y en paz descanse. Ha sido muy mala, pero era mi madre. Una madre tendría que ser una buena madre, pero ella era una madrastra [...] Era tremenda, tremenda, tremenda. Todo lo que yo pueda contar es poco. Me cuesta mucho trabajo hablar de esto", decía compungida. Un relato nada fácil y que ve la luz tras 50 años subida a los escenarios, ya que pocos, muy pocos, eran conocedores de esto.
Intentó buscar porqués y, aunque creyó que nada justificaba el comportamiento de su madre, solo encontró algo que arrojó luz a esta historia. "Mi padre fue muy mujeriego, entonces se conoce que a mí me odiaba porque mi padre me adoraba a mí. Me odiaría porque ella vería reflejadas en mí las mujeres que mi padre tenía", aseguró María Jiménez. Celos que llevaron a su madre a cargar contra ella y a no darle el lugar que se merecía. Eso la llevó a querer volar alto y alejarse de ella, de hecho, muy joven viajó a Barcelona, donde empezó una nueva vida. Un rumbo que jamás imaginó que le llevaría a ser una cantante de éxito adorada por muchos.
En la ciudad condal recibía pocas llamadas de su madre. Acostumbrada a ello, María Jiménez lamenta que estas llamadas solo tuvieran una razón: saber cuándo mandaría dinero para su familia en Sevilla. Carencias a las que ella terminó acostumbrándose y que suplió de otro modo. "Yo era una niña que tenía mucha imaginación y en esa imaginación estaba todo el poder que necesitaba para crecer, para cantar, para comer, para vivir, para no sufrir, para quitarle el hambre a mis hermanos, a mí, a mis padres", asegura.
María Jiménez fue tremendamente valiente. Lo demostró en multitud de momentos, de hecho, nunca se rindió. Denunció públicamente que Pepe Sancho la había maltratado y llegó a crear una fundación con su nombre, ONG en la que se lucha por la igualdad y que en la actualidad sirve para ayudar a mujeres que sufren la violencia de género.