Jacobo Ostos ha estado haciendo mucho ruido en los últimos tiempos. Y no nos referimos solo al ruido mediático que ha generado con sus fotos subidas de tono con las que asegura su sustento económico con su perfil en Onlyfans, sino también por el ruido literal que ocasionan las fiestas que organiza en su propia casa y que mantiene a sus vecinos sumidos en un infierno. El hijo del desaparecido torero Jaime Ostos ha cabreado mucho a sus convecinos y es que las fiestas que acoge en su casa no permiten al resto dormir, entre gritos, peleas y demás situaciones desagradables que se suelen ver a las puertas de una gran discoteca, con la salvedad de que todo esto sucede dentro de una casa en una exclusiva zona residencial de Villaviciosa de Odón. Pero los vecinos se han hartado y han pedido amparo a la policía, desde donde por fin han tenido respuesta, aunque hayan tenido que esperar mucho.
La policía se ha personado en la casa de Jacobo Ostos. Dos agentes han llegado con un vehículo oficial y han parado justo frente al domicilio en el que se organizan ingentes fiestas por las que se pagan grandes sumas de dinero. Eso sí, estos saraos son presuntamente ilegales y para comprobar que lo que denuncian los vecinos es verdad y que el calvario que sufren se sucede cada fin de semana, han acudido a tomar nota de todo lo que sucede. Así, la policía estuvo hablando con personas a las puertas de la casa de Jacobo Ostos, seguramente recogiendo datos y testimonios que ofrezcan pruebas que respalden las sospechas de lo que sucede en el interior de la residencia, donde parte ahora está destinada a fiestas que disfrutan tan solo unos pocos afortunados, pero que sufren muchos vecinos.El joven empresario ha respondido a ‘ABC’ sobre el motivo de la visita de la policía en su casa este mismo fin de semana y él ha sido optimista, pues cree que lo que han visto los agentes le beneficia y resta dramatismo a lo expresado por los vecinos: “Me ha venido bien, porque han podido comprobar que no hay taquilla ni barra para servir bebidas, solo es una zona acondicionada”. Ahora bien, muchas de las quejas vienen por lo que sucede cuando sus invitados abandonan la fiesta y la lía en las inmediaciones: “Yo a mis invitados no les pongo ninguna barrera o prohibición”, se escuda.
Jacobo Ostos tuvo una genial idea cuando llegó la pandemia del coronavirus y, con ello, el confinamiento y cerraron las discotecas. Alquiló la planta baja de su chalé de tres plantas para fiestas que, según denuncian, son ilegales. En los 368 metros cuadrados de la residencia, una tercera parte está destinada al ocio de aquel que pueda pagarlo, pues por el alquiler diario el hijo de María Ángeles Grajal solicita 1.200 euros.Pese a todo, Jacobo Ostos defiende su inocencia. No es que niegue que las fiestas se producen y que esto esté provocando un calvario al resto de vecinos. Lo que niega es que esté haciendo algo malo: “Es una actividad legal, porque está en una plataforma donde no se necesita licencia para alquiler vacacional. Yo alquilo la parte de ocio, que incluye el sótano acondicionado para fiestas y la terraza chill out. Yo me eximo de la responsabilidad jurídica de lo que hagan los huéspedes”, mantenía el empresario en conversación con ‘ABC’. Él se escuda en el hecho de que aquello que suceda no es culpa suya, pues él tan solo ofrece el recinto en el que tendrá lugar la fiesta, pero lo que derive de ella no es problema suyo, sino ya de los vecinos.