Kiko Rivera ha decidido romper el silencio en "The Wild Project", uno de los podcast más populares del momento en España. En una charla íntima y reveladora con Jordi Wild, ha abordado temas personales que nunca antes había compartido en público de un modo tan abierto: desde su infancia hasta sus tumultuosos años adolescentes, sus romances y, sin duda, las complejas relaciones familiares con Isabel Pantoja, su hermana Isa y su tío Agustín.
Experiencia aleccionadora
Kiko arrojó luz sobre su relación con Isabel Pantoja. Según él, durante su infancia y adolescencia, vivió bajo un control estricto de su madre: prohibiciones para salir por la noche, ir a discotecas o incluso al cine. Cada paso que daba fuera del hogar familiar requería su aprobación. Sin embargo, al alcanzar la mayoría de edad, ese control cambió drásticamente. Loco de contento por la perspectiva de marcharse de Cantora, Kiko recurrió a un amigo para financiar un año de alquiler de un apartamento. Pero, lejos del nido materno y sin la supervisión que había conocido toda su vida, enfrentó la dura realidad de tener que valerse por sí mismo, llegando incluso a pasar hambre. Esta, según sus propias palabras, fue "la experiencia más aleccionadora de su vida".
Al alcanzar la mayoría de edad, Kiko Rivera se sumergió de lleno en el mundo de la noche, disfrutando de cada fiesta a la que asistía. En una de esas salidas, un desconocido se le acercó con una propuesta laboral que cambiaría su vida: el universo de los bolos. Su debut en Castellón le reportó 1.500 euros, una cifra que solo sería el comienzo de una escalada en sus ingresos. Con el tiempo, Kiko llegó a cobrar hasta 60,000 euros solo por una sesión de fotos.
Su abuela no se hablaba con su madre
Sin embargo, todo ese torrente de dinero trajo consigo una avalancha de problemas que nunca habría imaginado. Con cada ingreso de dinero, también entraron en su vida los excesos de las drogas, el sexo y el alcohol. Kiko se vio envuelto de toda clase de lujos y vicios. Todo eso llevó a una mala gestión del dinero que ganaba y las consecuencias devastadoras: Kiko admite haber despilfarrado hasta 8 millones de euros en todo tipo de adicciones que desembocaron en problemas de salud. "Me podría haber muerto en una de mis noches locas que me he puesto 10 gramos de cocaína. Te estoy hablando que me he pagado muchos años consumiendo a diario. Bastante bien estoy", ha asegurado. En medio de este torbellino, fue su actual esposa, Irene Rosales, quien le ofreció el salvavidas que necesitaba para alejarse de ese abismo que parecía no tener salida. "Ella es mi ángel de la guardia", ha confesado.
Kiko Rivera reveló detalles íntimos sobre la relación de su madre, Isabel Pantoja, con Julián Muñoz y cómo afectó a su familia. Contó que su abuela materna nunca aprobó el romance, lo que llevó a un distanciamiento evidente entre ambas. Mientras Isabel disfrutaba de la buena vida en Marbella al lado de Julián Muñoz, que en ese momento era alcalde, Kiko sentía que las cosas no eran lo que parecían. A pesar de las noticias de corrupción que emergían del Ayuntamiento de Marbella, Julián siempre mostró una cara amable y respetuosa hacia él, lo que le hizo cuestionarse menos la situación. Sin embargo, cuando Julián Muñoz e Isabel Pantoja fueron a juicio y posteriormente a la cárcel, Kiko quedó sumido en una profunda tristeza. Y ese estado anímico lo llevó, otra vez, al consumo de drogas.