Han pasado más de diez días desde la final del Mundial de Fútbol Femenino, y sin embargo, la polémica en torno a ella no deja de crecer. Más concretamente todo aquello relacionado con el beso de Luis Rubiales a Jenni Hermoso en plena celebración. Un gesto que ha sido condenado por personas de todos los rincones del planeta, hasta el punto de ser suspendido temporalmente el presidente de la RFEF. Y es que, aunque en un primer momento parecía que tenía de su lado a sus familiares, lo cierto es que su tío, Juan Rubiales, ha dado un giro de 180 grados a esta creencia al lanzar un mensaje de apoyo a la futbolista.
Hace tan solo unas horas, el tío del exfutbolista se sentaba en el plató de ‘El Partidazo de COPE’ para hablar largo y tendido sobre todo lo sucedido. Un momento en el que, lejos de ayudar a su sobrino, le ha situado aún más si cabe en el ojo del huracán al asegurar que “necesita ayuda psicológica”: “Tiene un cierto sentido de que la mujer es un objeto”, ha señalado. Unas palabras con las que deja entrever que el canario tiene una serie de actitudes machistas que, aunque hayan salido a relucir a raíz del pasado 20 de agosto, siempre han estado presentes en su día a día.
A esto se suma que, unas horas antes de esta aparición, Juan Rubiales protagonizaba una entrevista para El Confidencial en la que indicaba que “todos los Rubiales están con Jenni: “La dignidad es defender a Jenni, entenderla, y reprochar los comportamientos bochornosos de este presidente”, pronunciaba. Dada la contundencia de su testimonio, éste no ha dejado indiferente a nadie, más aún teniendo en cuenta que, con anterioridad, los más allegados al presidente de la RFEF se habían posicionado a su favor.
Juan Rubiales, la "oveja negra" de la familia en el polémico beso
Esta actitud dista mucho de la que otros miembros de la familia de Luis han tenido en las últimas horas. Este es el caso de Ángeles Béjar. La madre del exfutbolista no tuvo reparo alguno en atrincherarse en una iglesia de Motril el pasado lunes, 28 de agosto, y declararse además en huelga de hambre. Fueron 72 horas las que la progenitora de Rubiales pasó en el templo religioso en cuestión, lo que la provocó una crisis nerviosa por la que tuvo que ser ingresada el miércoles en el Hospital Santa Ana de Motril, en Granada. Un centro médico que abandonaba esta misma medianoche junto a su hijo para poner punto final a una vivencia de lo más complicada.
No obstante, si algo tiene claro el exfutbolista pese a todas las críticas recibidas, es que entre sus planes no está el de dimitir. Así lo revelaba él mismo durante su última rueda de prensa: “Ha llegado el momento de decir algo. ¿Creen ustedes que es motivo para sufrir la cacería que estoy sufriendo? ¿Es tan grave para que yo me vaya? ¡No voy a dimitir! Me voy a defender y voy a llegar hasta el final”, revelaba.
Además, Rubiales quiso contar su versión sobre los hechos: “Hemos sido una familia durante un mes. Tuvimos momentos cariñosos durante la concentración. En el momento en el que apareció Jenni en la celebración, ella me levantó del suelo, ella me cogió, me levantó del suelo. Luego nos abrazamos. Ella me subió en brazos, me acercó… Le dije que se olvidara del penalti. Ella me contestó que era un crack. Le dije: ‘¿Un piquito?’ Y me dijo: ‘Vale’. Luego se fue riendo. Esta es la secuencia de todo”, finalizaba.