Juan Avellaneda (42 años) convive durante las 24 horas del día con un dolor indescriptible. Solo el que ha sufrido un cáncer testicular sabe cómo se siente el diseñador de moda, siendo ahora cuando ha contado con pelos y señales cómo está. Tras constantes rumores de recaída, reveló que estaba en plenas revisiones y es que se encontró "un bultito" que le hizo sospechar. Aunque se encuentra positivo, sabe cómo de importante es la detención temprana. 

"Yo lo noté la primera vez, porque me dolía y ahora llevo un año. Estamos en pruebas otra vez. Me han dicho que está todo bien, pero quedan cosas por hacer. Curiosamente, me ha pasado lo mismo que la primera vez, que lo he ido atrasando un poco", dijo hace unas semanas. Ahora vuelve a reincidir en la prevención y en las propias revisiones que debe hacerse uno mismo en su día a día. 

Juan Avellaneda: "Me dolían bastante las glándulas"

"Fui yo quien me obligué a ir, porque me dolían bastante las glándulas. No me apetecía mucho volver a pasar el proceso, pero mi marido me dijo: 'Ya te vale, tienes que ir.  Y es verdad. En las Asociaciones siempre te dicen que lo más importante es la prevención, pero ya sabes ese dicho de 'en casa del herrero, cuchillo de palo", apunta en Hola. Quiso posponerlo, sin embargo, tomó una buena decisión: ir al médico para revisarse. 

Para Avellaneda hacer frente a este proceso de nuevo ha sido impactante. Jamás imaginó que tendría que volver a pasar por lo mismo y es que fue hace una década cuando se sometió una operación quirúrgica por este mismo asunto. "Es un proceso desagradable y, a nivel psicológico, un shock. Además, desde que me operaron hace ya diez años, convivo con el dolor las veinticuatro horas del día. Cuando me veas sentado en un banco, con las piernas espatarradas, es que no puedo más", ha explicado. 

Un durísimo camino sobre el que esta vez quiere hablar abiertamente. Está tranquilo, pero sabe cuánto puede ayudar a otros contar su experiencia en los medios de comunicación. "Tranquilo, sí, pero no hace mucha gracia. Antes me lo guardaba para mí, pero ahora lo explico. Pensaba que no, pero es verdad que ayuda muchísimo que alguien lo explique y le dé visibilidad a esta enfermedad", apunta. 

El cáncer testicular, según cuentan en la Sociedad Española de Oncología Médica, es el primero entre los hombres de entre 15 y 35 años. Con una alta tasa de curación, los médicos señalan algo imprescindible: la detención precoz para evitar una metástasis.

Pero, ¿cuáles son los síntomas que ponen sobreaviso en una situación así? Desde un bulto, como en el caso de Avellaneda, a un aumento del tamaño del testículo. En ese momento, habrá que acudir a un especialista, quien tras una exploración y varias pruebas como una analítica de marcadores testiculares da un diagnóstico. 

El diseñador habló largo y tendido sobre cómo su enfermedad coincidió con la de su madre. Su progenitora estaba haciendo frente a un cáncer de mama, lo que hizo que saltaran todas las alarmas. "Recordé que cuando a mi madre le salió el bulto le regañaba por no acudir al médico. Entonces fui al médico, me lo miraron y a los cuarenta y cinco minutos de salir de la consulta me llamaron y me dijeron: “Hola Juan, acabas de estar en consulta y ha pasado esto...”, explicó él de viva voz hace algún tiempo a SEMANA.

Un encuentro de tú a tú en el que no escondió la fase de negación. Tampoco el bloqueo. Sobre todo tras comunicarle las cinco letras que nadie quiere escuchar, mucho menos si tú eres el protagonista.

El diseñador contó a SEMANA: "Al principio empecé a negarlo"

"Empecé a negarlo. Me pidieron regresar para hacerme una radiografía y me inventé mil excusas para retrasarlo. Durante las tres primeras horas, después de la llamada, se me fue la olla. Es que no tenía información. Después de la radiografía me dijeron que el bulto era pequeño, que gracias a Dios me lo habían cogido muy al principio y que solo era una pequeña intervención. Me lo quitaron, y a partir de ahí me tocó hacer revisiones diarias", señaló a este medio. 

Para Juan Avellaneda han vuelto las fantasmas del pasado. Es desagradable, pero a su lado cuenta con su marido y su familia más directa, esa que le recuerda que no le soltarán de la mano pase lo que pase. "De momento estamos ahí", dice con optimismo.