José Ortega Cano está al límite de sus fuerzas. Si bien es cierto que hace unas semanas éramos testigos de su vuelta a los ruedos, pese a su avanzada edad, la noticia, lejos de generar felicidad en el torero, ha significado justo lo contrario. Sus corridas han sido la excusa perfecta para que la prensa acuda con sus micrófonos y cámaras con la única intención de preguntarle sobre sus problemas de liquidez y sus conocidas deudas.
No es de extrañar, que se haya mostrado tan tenso en su nuevo encuentro con los medios, días después de cargar contra la prensa con el mensaje tan fuera de tono con el que habría decidido despedirse de los periodistas a su salida de la plaza.
Un escueto: "Iros a tomar por c***, ¿vale? ¡Vale ya!", que evidenciaba su descontento con que todo el mundo sepa su mala salud financiera y que esta vez no ha querido repetir, prefiriendo mantener una mueca fría y estática ante las insistentes preguntas por su gran deuda.