Jesulín de Ubrique ha visitado el plató de 'El Hormiguero' para hacer un repaso del programa 'El Desafío', de Antena 3, producido por Jorge Salvador y Pablo Motos. El torero ha arrancado su encuentro con el presentador valorando u experiencia en este concurso de retos en el que cada semana se pone a prueba su valor, su tenacidad y sus miedos. "Ser torero no significa que no tengas miedo", ha confesado. "Todos los toreros tenemos miedo, pero es algo que intentamos controlar. Te pones delante de un toro de 500 kilos y te juegas la vida. Es una profesión tan bonita, tan pura y tan difícil que no hay nada hecho". Su participación en el espacio ha supuesto una especie de renovación para el gaditano, a quien le ha tocado enfrentarse a situaciones completamente nuevas, como superar su claustrofobia, hacer un remake del single con el que arrasó en los 90 -'Toda, toda' o ver cómo su mujer, María José Campanario, lo sorprendía en el plató protagonizando una de las pruebas más difíciles del espacio: la apnea. "Yo no podía hacer nada porque si ella lo tenía que hacer... La verdad es que lo hizo estupendo. Que te voy a decir de mi mujer", ha destacado el diestro. La catalana conseguía aguantar la respiración debajo del agua 3 minutos y 32 segundos. Una hazaña que celebrara por todo lo alto. Ha sido precisamente la odontóloga una de las preguntas más esperadas de la noche. Motos le ha preguntado cómo se encuentra en su tercer embarazo. Estele ha respondido de manera breve: "Está estupendamente, gracias a Dios. Ya está en la recta final y casi es un niño de 'El Desafío". Con estas palabras dejaba caer que, quizás, su esposa estuviera ya embarazada de su tercer hijo en común cuando formó parte de 'El Desafío'... o que en las semanas de grabación fue cuando se quedó en estado.
A sus 42 años, María José Campanario lleva un embarazo de riesgo. Enferma de fibromialgia desde hace más de una década, esta dolencia la hacer padecer numerosas molestias, como fuertes dolores. «Es una enfermedad invisible, solo la percibimos los que la padecemos. Y es muy complicado que la gente a tu alrededor te entienda, porque hay días en los que realmente no te puedes mover y es bastante duro. Ha habido días en los que me he sentido completamente inútil», ha confesado ella. Centrada al máximo en los cuidados que requiere su embarazo, desde que se supo que tendrá un bebé apenas sale de casa. Solo lo hace muy puntualmente para acudir a las revisiones médicos con su ginecólogo.
"¿Cómo recuerdas los años de popularidad?", le ha preguntado Motos en su encuentro en directo. Jesulín ha recordado: “Vives muy por encima de eso, yo me dedicaba a torear, era mi profesión y a lo que me dedicaba, pero cuando tienes éxito te van ofreciendo cosas…”. A sus 48 años, ahora ve el panorama muy distinto al de sus comienzos: “El mundo del toro era muy complicado y quizá le di pie a mis enemigos para tener una arma con la que atacarme, era como faltarme el respeto a lo que hacía delante del toro y por eso corté por lo sano. Tenía hasta una gira cerrada, pero me perjudicó y tuve que pagar, 50, 60 o 70 millones de pesetas”. Otra de las anécdotas que ha compartido tiene que ver con su profesión. En infinidad de ocasiones se ha jugado la vida, pero nunca le ha dado mayor importancia: “No, muchas veces decía ‘hasta mañana’ y ya está. Porque nunca piensas que te puede pasar algo”. Sin embargo, una tarde sí se le pasó por la cabeza que quizás podría pasarle algo: “Yo intuí un día que me cogían y no quería torear, pero tuve los santos cojones de ir a torear y me pegaron una cornada. En la enfermería le dije al médico que me dieran un pantalón, cogí uno de cirujano y pedí salir, me puse delante del toro, le maté, me operaron, estuve ingresado y después me tuvieron que volver a operar. La noche anterior se lo dije a mi cuadrilla, que no quería torear ese día porque intuía que me iba a pasar algo”. Incluso ha respondido con mucho sentido del humor a las preguntas de Trancas y Barrancas sobre el atuendo del torero... allí donde las partes más delicadas de la anatomía quedan más apretadas: “Cuando te pones la taleguilla cargas para el lado izquierdo, y sí, se te puede pasar un huevo de un lado para otro, pero para eso está el sastre que te lo hace a medida. Si la cosa pasa de un lado a otro es problema del sastre”. Con mucha gracia, ha comentado: “Siempre me ha extrañado por qué me tiraban ropa interior, también me han tirado un melón, una sandía y pelotas de hielo”.