Los príncipes Herederos de Dinamarca no faltaron, un año más, a la tradicional Cacería Hubertus, una carrera al aire libre, que tuvo lugar en el Parque de los Ciervos, en Klampenborg, al norte de Copenhague.
La familia del heredero en el balcón
Federico y Mary aparecieron en el balcón del Palacio Hermitage, un coqueto y antiguo pabellón de caza, y junto a ellos sus tres hijos pequeños: Isabella, de 11 años; y los mellizos Vincent y Josephine, de 7 años. Solo faltaba el primogénito, el príncipe Christian, de 13 años. Se desconoce la causa de su ausencia.
Un matrimonio con sendos looks a cuadros
El matrimonio iba muy conjuntado con sendos abrigos de lana de cuadros, perfectos para desafiar las bajas temperaturas.
La emoción se palpaba en las caras de los más pequeños
Esta es una de las citas anuales preferidas por la familia, en especial para los niños, quienes disfrutan como nunca de jornada en el campo y rodeados de animales. La Hubertus es una carrera de caballos campo a través que siempre se celebra el primer domingo de noviembre, con la cual se marca el fin de la temporada de caza.
Mary de Dinamarca, una madre muy cariñosa
La familia se suele mostrar animada y distendida, y es frecuente que Mary de Dinamarca aparque su actitud más formal en favor de la maternal. Los gestos cariñosos con sus hijos son frecuentes.
La princesa Isabella remataba su conjunto con una moderna gorra de béisbol
Mary le explicaba a sus hijos el devenir de la carrera
El abrigo clásico y confortable de Mary
Mary de Dinamarca lucía un conjunto en tonos campestres, beige y verde piedra, con pantalones de pana y un bonito abrigo de lana. La prenda tenía un corte clásico, con vivos en color azul en la solapa y los puños de la firma irlandesa Dubarry.
Mary entregó el trofeo hípico que lleva su nombre
El ambiente fue de lo más distendido
La familia se subió a un coche de caballos descubierto
Tras esto toda la familia bajó a tierra y paseó entre el público y los participantes, momento en el que los niños aprovecharon para dar rienda suelta a su espontaneidad y desquitarse a gusto acariciando a los caballos. Posteriormente se subieron al carruaje descubierto en el que habían llegado. Mary entonces se abrigó un poco más, poniéndose un gorrito de punto y un chal por encima.