No todo ha sido una carrera meteórica hacia el éxito para Kiko Jiménez. Y es que aunque todo lo que le rodea ahora es fama e intervenciones en distintos programas, lo cierto es que para el ex tronista reconvertido en colaborador de televisión, los negocios no le han ido también como él hubiera querido. Durante su relación con Gloria Camila, Kiko comenzaba a ganar dinero y como buena ‘hormiguita’ y siguiendo el ejemplo de su familia, como él mismo confesó en ‘Sábado Deluxe’, decidió invertir y así ahorrar.
De esta manera prefirió embarcarse en un negocio, un estudio de tatuajes en Sevilla en el que contó con la hija de Ortega Cano como socia. Ambos, apasionados de esta técnica para decorarse el cuerpo, no encontraron mejor proyecto que éste, aunque las expectativas y la ilusión que ambos pusieron al abrir ‘King Tattoo’, cayeron en saco roto.
Un estudio de tatuajes, su negocio frustrado
Una vez más y a pesar de su tirón en redes sociales, ni Kiko ni Gloria Camila consiguieron levantar su pequeña empresa y al poco tiempo echó el cierre. A partir de ese momento, el de Linares vio un auténtico filón en sus intervenciones televisivas, eso sí, reorganizando sus ahorros e invirtiéndolos ‘en ladrillo’. Al poco tiempo de romper su relación con la hija pequeña de Rocío Jurado, Kiko se sentaba en 'Mujeres y Hombres y Viceversa' a explicar cómo había sucedido todo, desvelando que dentro de sus planes de futuro con Gloria entraba el formar una familia, por lo que no dudó en comprar una casa donde mandó construir un enorme vestidor para su novia. Fue en ese momento, y ante el rechazo de Gloria Camila de irse a vivir en el modesto piso que había adquirido su novio, cuando la relación comenzó a irse a pique, y Kiko según sus palabras, decidió poner distancia con la que todavía era su novia. El tiempo finalmente le dio la razón y la historia de amor con Gloria Camila llegó a su fin, cuatro años después de comenzar a salir juntos.