La policía tailandesa ha ofrecido la esperada rueda de prensa sobre el crimen de Edwin Arrieta y Daniel Sancho como presunto autor. Hace tan solo unos minutos, el mediático agente apodado como Big Joke ha tomado la palabra para pedir la pena de muerte para el hijo de Rodolfo Sancho. Y es que, los investigadores han indicado que el asesinato premeditado en Tailandia tiende a finalizar siempre con este resultado, aunque habrá que esperar a que se desarrolle el juicio en septiembre para saberlo con certeza.
Lo primero que han querido recalcar las autoridades durante su intervención es que "no fue un accidente, sino un asesinato premeditado porque antes había planeado comprar material". Una serie de artículos entre los que estaban dos cuchillos del mismo tamaño y por los que los policías han enseñado a la prensa unas imágenes de una camiseta del cirujano en la que contaba con cortes de la hoja de este arma blanca.
Teniendo en cuenta las declaraciones que el propio protagonista ofreció, los investigadores sostienen que el cocinero utilizó un cuchillo y una sierra para descuartizar al cirujano con el objetivo de acabar con el vínculo que les unía. Para ello, los policías aseguran que el joven apuñaló al colombiano e hizo que cayera al suelo en cuestión de segundos y que se golpeara con el lavabo. Sin embargo, por ahora desconocen si la causa de la muerte fue el golpe o el apuñalamiento en sí, algo que no han podido descifrar ya que nos cuentan con todas las partes del cuerpo desmembrado de Edwin.
Los familiares de Daniel Sancho, aún con esperanza
Si algo tienen claro las autoridades es que "no puede haber otra persona" implicada en el crimen, ya que "no han encontrado grabaciones en las cámaras de seguridad ni restos de ADN" de nadie más que Daniel. Es por ello que toda la culpa de lo sucedido ha recaído en él, mientras que por su parte, Carmen Balfagón, como portavoz de la familia Sancho, ha aclarado que ninguno de sus allegados teme que maten al joven en Tailandia. Esto se debe a que ningún extranjero ha sido ejecutó en el país en cuestión, y que la potestad de decisión sobre esta durísima pena recae en el Rey.