Hace exactamente cinco años Sara Carbonero escuchó las malditas cinco letras. Esas que todavía resuenan en su cabeza y que le han convertido en quién es ahora. Una mujer con cicatrices interiores, pero que puede decir con orgullo que ha superado un cáncer. Tras pasar por todas las fases y no poder mirarse al espejo durante meses, hay algo que tiene grabado su cabeza. Nos referimos a una conversación con su hijo mayor, la cual ha sido incapaz de borrar de su memoria.
"Me dijeron que no parecía yo"
Las intensas sesiones de quimioterapia la llevaron a perder el pelo. También sus pestañas, un proceso de cambio físico que también afectó a sus pequeños. Tanto es así que incluso le dijeron que "no parecía ella".
Fue en el año 2019, en Oporto -la ciudad en la que entonces vivían-, cuando Sara y su hijo compartieron una charla en su cama. Por aquel entonces, a ella apenas le quedaba fuerza. El cansancio, un duro tratamiento y una operación por un tumor de ovario hicieron mella en ella, pero supo salir del paso y demostrar que seguía siendo la misma de siempre. Una mujer luchadora con ganas de vivir y que, por supuesto, quería ver crecer a sus hijos.
Por ello, se confesó con Martín, su hijo mayor, acerca de su nuevo rostro. Se veía deteriorada, vulnerable, pero tenía claro que saldría hacia adelante. Así lo evidencia en la poderosa carta que ha publicado en la Red, donde por primera vez cuenta secretos sobre la enfermedad que tocó su puerta hace ya cinco años.
Aunque son muchos los momentos que sigue atesorando y de los que sigue aprendiendo, hay uno que muestra cómo afrontaron sus hijos su problema de salud. Del mismo modo que enseña cómo encaró ella esas preguntas incómodas que tan presentes están cuando hay un niño cerca.
"Tienes las cejas grises"
"Al acabar el sexto y último ciclo de quimioterapia, yo estaba en la cama, sin poder moverme y mi hijo mayor se tumbó conmigo. Después de mirarme detenidamente, muy raro, soltó: “Mamá, es que tienes las cejas grises y no pareces tú”. Yo por entonces, precisamente por no mirarme ignoraba que había perdido todo el pelo de las cejas, que son las que enmarcan la mirada y dan personalidad al rostro. No sabía muy bien cómo salir de ahí y se me ocurrió decirle: ¿Y pestañas? ¿Has visto que me queda una única superviviente? ¡Una! ¡La más valiente!", escribe Sara Carbonero.
En ese instante, su hijo mayor y ella se enrolaron en una guerra de almohadas. Sin duda alguna el mejor final tras algo así. La presentadora de televisión es consciente de que la capacidad de adaptación de su hijo ayudó a que todo fuera menos traumático. A poder pasar página.
Así afrontaron su llamativo cambio de look
"A día de hoy, cuentan orgullosos a sus amigos cuando mamá tenía el pelo “como un chico”. El día que me vieron así por primera vez, les llevé unos puzzles para desviar su atención, como me dijo la psicóloga. Pero no resultó, como dice la canción: No quitaron sus ojos de mí, corriendo incluso alguna tímida lágrima por sus mejillas", explica.
No ha sido fácil gestionar todo esto. Pero Sara tiene claro que todo lo vivido ha dejado un poso en ella que ni ella ni los suyos olvidarán. Ni sus amigos ni su familia. Tampoco su exmarido, con quien sigue teniendo una bonita relación tras su ruptura en marzo del año 2021.
La primera foto de Sara Carbonero con el pelo corto
Fue ella misma en el año 2020 cuando posó por primera vez en sus redes sociales con el cabello corto. Se mostró al natural y, sin querer, se convirtió en un ejemplo para algunos de sus seguidores que como ella estaban batallando contra la misma enfermedad.
Dejó atrás su peluca y enseñó su nuevo look, uno que, por cierto, le sentaba de maravilla. Deslumbró y aseguró lo importante que era vivir el presente. "En realidad, no me lo ha enseñado porque yo ya lo sabía, pero la vida me ha recordado que no se puede controlar todo y que hay que vivir el presente intensamente", explicó en 'Elle'.
No fue la única enseñanza. Aprendió a vivir en calma, a disfrutar de cada instante con los suyos y a luchar con todas sus fuerzas si el objetivo merecía la pena. Lo refleja en cada una de sus apariciones, donde deja claro que, a pesar de todo, ella pisa con fuerza.