Enrique Ortiz López-Valdemoro fallecía este 18 de octubre de 2024, a los 96 años, en Madrid. Conde de Donadío de Casasola y VII conde de las Navas, se marchó "sin sufrir", tal y como apuntaba su propio hijo, Bertín Osborne: "Es ley de vida. Ha vivido 96 años divinamente y se ha ido sin sufrir. Se ha quedado dormido, y hasta dos meses antes tenía la cabeza perfecta", declaraba tras darle su 'último adiós'. Durante su vida, muchos aspectos de su intimidad se mantuvieron en un discreto segundo plano, es más, para muchos era un gran desconocido.
Pese a ser el padre de uno de los rostros más famosos de nuestro país, Enrique Ortiz López-Valdemoro ha gozado de una vida completamente al margen de los focos y muy exitosa en términos profesionales. En cuanto al amor, su mujer, la madre de Bertín, María Teresa Osborne y Marenco, falleció en 1991. Poco más se supo más allá de una "novia" de la que habló en alguna que otra ocasión Bertín Osborne. Hasta ahora, que Carmen Lomana ha desvelado que mantuvo una relación con el fallecido.
La 'socialité' ha aprovechado su intervención en 'Espejo Público' para contar que estuvieron saliendo durante unos cuatro meses. La pareja se conoció después de que Carmen se quedase viuda y mantuvieron una relación breve, pero parece que intensa. "Era encantador", asegura Lomana, que a día de hoy guarda una buena relación con las hermanas de Bertín. Tal y como ha contado, su relación no fue a más porque "él tenía una forma de ser que a mí no me iba", y además, "me pilló en un momento de mi vida difícil", y es que Enrique quiso conocerla tras la muerte de su marido. "Él vino a San Sebastián a conocerme, supo de mí por un amigo que teníamos en común. Fue una cita a ciegas, nos fuimos a comer… Y nos empezamos a conocer, pero yo estaba muy frágil y muy mal, me acababa de quedar viuda", ha confesado. Sin embargo, durante los primeros meses, se convirtió en un gran apoyo: "Yo me refugié un poco en él porque me arropaba y me cuidaba".
La muerte de Enrique deja un importante legado
Con su muerte, sus cuatro hijos (Bertín Osborne y sus tres hermanas, Teresa, Marta y Lucila) se han convertido en los grandes beneficiarios de su herencia que también podría extenderse a sus nietos y familiares cercanos. Un legado del que no se tienen muchos detalles, pero se prevé cuantioso.
Sí se conoce que Enrique era dueño de una lujosa casa situada en la madrileña zona de Santiago Bernabéu, así como de importantes activos financieros. En caso de haber dejado testamento, se procedería a la división de su herencia en tres tercios. El de la legítima irá a parar en manos de sus herederos legítimos, como el propio nombre indica: el cantante y sus tres hermanas. El segundo tercio, a uno de los herederos legítimos si así lo consideró el empresario cuando firmó el documento. La última partida, la de libre disposición, para quien Enrique consideró oportuno (familiar o no) al momento de materializar la herencia.
Además, el cantante y presentador, Bertín Osborne, hereda ahora el título de VII conde Donadío de Casasola que recaía en manos de su padre hasta el momento de su fallecimiento. "Soy el mayor. Son las tradiciones que tenemos y que hay que mantenerlas porque son las tradiciones que tenemos en este país, ¿no?", se pronunciaba el exmarido de Fabiola Martínez, tajante. Tendrá un plazo de cinco años para reclamar el título que ha pasado de generación en generación dentro de su familia.
La controvertida relación entre Enrique y su hijo
La última fotografía que se tiene de padre e hijo juntos data de 2009, y es que su relación además de discreta, fue complicada.
En la adolescencia de Bertín el cantante y su padre tuvieron una relación complicada, especialmente durante su adolescencia. Así lo contaron en 'Hormigas Blancas', donde incidieron en el carácter rebelde que en el pasado acompañó al artista. Tal fue la tensión que existió entre padre e hijo que Enrique no asistió a la primera boda del artista con Sandra Domecq, la cual tuvo lugar en el año 1977 en la iglesia de San Miguel de Jerez, en Cádiz. Sobre ello charló en 'Mi casa es la tuya': "Él era súper estricto y yo era muy disperso y un loco peligroso. Dice que no le invité, pero a los padres no hace falta invitarles", zanjaba Bertín ante la polémica.