Caritina Goyanes ya descansa en paz. Tras su muerte el pasado lunes, 26 de agosto, sus familiares y amigos se han reunido en el Tanatorio de la Paz, en Tres Cantos, a las afueras de Madrid, para darle un último adiós. Entre ellos su marido, Antonio Matos; su madre, Cari Lapique; y también su hermana, Carla Goyanes. Todos ellos se han convertido en la viva imagen de la desolación a lo largo de esta jornada, en la que han estado acompañados por rostros conocidos como el de Isabel Preysler o Francisco Rivera.
Mientras que el resto de miembros de la familia han ocultado parte de sus rostros con unas gafas de sol, Carla Goyanes ha permanecido con el gesto descubierto. La hermana de Caritina se ha mostrado visiblemente dolida por la pérdida de uno de los pilares fundamentales de su vida. Por ello, durante toda la velada ha tenido una actitud seria y no ha soltado la mano a su marido, que ha sido su gran apoyo ante este duro varapalo. También ha habido momentos en los que la hija de Cari Lapique no ha podido evitar que las lágrimas cayeran sobre su rostro, sobre todo teniendo en cuenta que ha tenido que afrontar la muerte de su padre, de su tío y de su hermana en apenas 19 días.
Carla Goyanes se despide de su hermana Caritina con una emotiva carta abierta
Tal y como hizo con su padre, Carlos Goyanes, Carla protagonizaba una carta abierta en sus redes sociales para despedirse de su hermana Caritina ante sus seguidores. Con un vídeo compuesto de emotivas imágenes de ambas, la hija de Cari Lapique abría su corazón para admitir lo duras que están siendo estas últimas horas sin su gran apoyo vital: “‘No tengo palabras’ es la frase que más me han repetido estos días. Yo tampoco, pero este es mi pequeño homenaje para ti, que eras única. Te has ido demasiado pronto y llena de planes e ilusiones. Nos faltaba mucho por hacer”, comenzaba escribiendo.
“Todavía no me creo que no vayamos a hablar más, ni abrazarnos, ni consolarnos, ni disfrutar más de la vida juntas con nuestros hijos. No más risas, no más discusiones, no más bailes, no más viajes, no más cumpleaños. Eras única e irrepetible, la más generosa, divertida, curranta, disfrutona, con una fe que siempre he envidiado y te ha hecho ser muy feliz en los últimos años de tu vida. No conozco a nadie con más amigas que tú, algunas como hermanas”, continuaba, poniendo en alza la personalidad que durante 46 años ha caracterizado a Caritina Goyanes.
Para Carla, su hermana asumía con creces todos los roles de su vida, ya fueran personales o profesionales: “Has sido una madre entregada, una hija superpendiente de tus padres, y aunque seamos totalmente distintas, eres la mejor hermana que he podido tener”. Por ello, ha prometido que, a partir de ahora, será ella quien se encargue de inculcar su legado a los hijos de Caritina: “Ten por seguro que voy a ser muy fuerte y voy a cuidar a tus hijos todo lo que me dejen como si fueran míos, voy a cuidar a mamá por las dos y voy a cuidar a Matos porque sé cuánto le querías. Verás crecer desde el cielo a tus hijos y vas a estar muy orgullosa de ellos”.
Para poner el broche de oro a su dedicatoria, Carla Goyanes echaba la vista atrás para recordar el momento en el que tuvieron que despedirse de su padre, y que, de la manera más inesperada, ha vuelto a repetirse: “Hace unos días me decías que no te creías que todo eso era por papá, y ahora yo no puedo creerme que sea por ti. Descansa en paz. Te quiero Cari”, zanjaba. Unas palabras que llegaban a lo más profundo del corazón de sus seguidores, que en cuestión de instantes llenaron el post con miles de ‘me gusta’ y comentarios de condolencias y de mucho cariño.
Las últimas 48 horas: un infierno para la familia
Ahora, Carla Goyanes tendrá que iniciar una nueva etapa en su vida sin la compañía de su hermana Caritina. La hija menor de Cari Lapique no tardó en desplazarse hasta Marbella en cuanto se enteró del impactante suceso que acababa con la vida de su gran compañera. Todo comenzó a primera hora de la tarde del lunes, 26 de agosto, cuando Caritina comenzó a encontrarse mal después de disfrutar de una jornada de piscina en su urbanización de Guadalmina.
Este malestar hizo que saltaran las alarmas de su marido, Antonio Matos, que no dudó en llevarla hasta el hospital de Estepona, en Málaga, donde los profesionales médicos solo pudieron certificar su muerte. Teniendo en cuenta que esta muerte ha tenido lugar en pleno verano, los seres queridos de la fallecida se encontraban dispersos en distintos puntos del mapa. Entre ellos su madre, que había escogido Mallorca como destino para despejarse tras enterrar a su esposo, Carlos Goyanes.