Carla Barber (34 años) antes de comprarse su impresionante palacete a las afueras de Madrid vivía en un piso situado en el barrio de Justicia. Una zona muy cerca del corazón madrileño, con arquitectura histórica y en el que hay vecinos de alto nivel adquisitivo. Fue su casa de soltera, una etapa que ya quedó atrás y de la que quiere desprenderse. Según ha podido saber la revista SEMANA en exclusiva, la empresaria ha puesto a la venta su propiedad por un precio no apto para todos los bolsillos.
Cuánto pide Carla Barber por piso de soltera en una de las mejores zonas de Madrid
El inmueble de 150 metros cuadrados está disponible por 1.850.000 euros. Distribuido en tres habitaciones, tres baños y un imponente salón con dos balcones, todavía está amueblado. Guarda aún gran parte de los recuerdos de la canaria: desde sus características lámparas hasta incluso un cuadro con su rostro encima del inodoro. La joven no había querido ponerlo a la venta hasta ahora, una operación que coincide, por cierto, con la puesta en venta de su palacete. También con la rebaja que hizo del mismo, pasando de pedir 6,5 millones de euros a 5,9 en solo unos meses. Un descenso que lleva a hacerse una pregunta: ¿por qué Carla tiene prisa por liquidar sus bienes?
La doctora siempre ha presumido de no tener apego por las cosas materiales. Tampoco por las casas en las que vivido millones de experiencias. Así lo demuestra que haya tomado la decisión de vender el último y lujoso piso en el que vivió en Madrid antes de ser madre de sus dos pequeños. Unos muros que fueron testigo de su extinta relación con Diego Matamoros y en cuyo portal recordemos que fue atracada por dos hombres. Le hicieron un mataleón, lo que le llevó a tener un perro de defensa y a comprarse una residencia blindada en cuanto a seguridad se refiere.
Carla Barber quiere instalarse de forma definitiva en Gran Canaria. Allí vive la mayoría de su familia, ese núcleo duro que le apoya en cada uno de sus pasos vitales. Ha pasado por diferentes etapas en los últimos tiempos, pero parece tener claro dónde quiere fijar su domicilio ahora que es madre. Que sus dos pequeños crezcan cerca de sus abuelos y ella pueda centrarse en un único lugar, aunque deba viajar por trabajo de forma habitual.
Los enormes gastos de las casas de Carla Barber
Tiene un ritmo intenso de trabajo y una gran fortuna a su espalda gracias a las clínicas estéticas que llevan su nombre. Un imperio en el que cada vez cuenta con más beneficios, los cuales le permiten hacer frente a los enormes gastos de sus casas. Nos referimos, por ejemplo, a los gastos mensuales de más de 40.000 euros que le deja su palacete en La Florida, en Madrid. Rodeada de un enorme jardín francés y 730 metros de casa, Carla Barber terminó cansándose de ello. Ahora quiere centrarse en la nueva vivienda que se está construyendo en su tierra.
Las inversiones de la doctora estética más allá de sus empresas
La doctora en medicina estética ha invertido gran parte de su dinero en ladrillo. Ya sea en la compra de estos inmuebles o en la reforma de los mismos, unas propiedades que exigen un enorme desembolso cada año. Uno desproporcionado teniendo en cuenta el uso que le da a las mismas. No le quedó más remedio en su día que pedir hipotecas para ellas, un acuerdo financiero que podría cancelar muy pronto si vendiera ambas viviendas.
A sus 34 años Carla Barber ha creado cuatro clínicas estéticas de renombre por España. Gracias a ellas factura más de 5 millones de euros con una de sus sociedades, lo que refleja lo bien que le marcha económicamente. Al igual que en el amor, junto a Carlos Rubí, con quien ha conseguido formar un sólido tándem. Aunque se conocieron ella estando embarazada de su expareja y él todavía con pareja, finalmente probaron suerte y todo funcionó.
Aunque Carla Barber compartió la pesadilla vivida en las dos casas que posee, para su venta no ha querido dar pistas en sus redes sociales. Una cuenta de Instagram que cada vez está más profesionalizada y donde procura no dar demasiadas pistas de su vida. Ni de su relación ni de cuánto le está costando vender los que han sido sus hogares en los últimos años.