Carla Barber (33 años) ha roto con Carlos Rubí (39 años). No parece haber vuelta atrás, tampoco opciones de reconciliación. La canaria y el apuesto cirujano con el que comenzó una relación hace un año han tomado caminos por separado, una decisión meditada y tomada en gran medida "por celos y discusiones". Aunque no pueden evitar seguir pendientes del otro en redes sociales, lo cierto es que sus respectivas familias han dado carpetazo a esta historia. Así se lo cuentan en exclusiva a la revista SEMANA.
El último portazo a la canaria
Ni el círculo de Carla, ni el de Carlos Rubí está apenado porque su relación haya terminado. Lo demuestra que la empresaria estética haya sido expulsada de un chat que la familia de Carlos tenía con ella en WhatsApp. De la noche a la mañana se ha quedado fuera de juego.
En él bromeaban y compartían imágenes de su día a día, una forma con la que poner fin a la distancia física que los separaba. Recordemos que Carlos y gran parte de su entorno viven en Mallorca, a diferencia de Carla, quien reside a caballo entre Madrid y Canarias. "Se eliminó de este grupo a Carla. Una vez la relación había acabado no tenía sentido seguir ahí. Esto pasó hace ya unos días", nos desliza una persona cercana a ambos. Si bien en su día todo era paz y armonía, ahora solo reina la tensión.
La madre de Carla Barber quiere que su ruptura sea la definitiva: la verdadera razón
Borrada de un plumazo, Carla Barber no puede evitar no sentirse molesta por ello. Sin embargo, es consciente de que esto le ayudará a pasar página y a seguir adelante. También lo sabe su familia, en especial su madre Rosa Barber. Ella es su bastón y, sin duda alguna, su mejor consejera.
"La madre de Carla Barber no quiere que vuelva con Carlos. Está harta de los altibajos de la relación y espera que esta vez sea la definitiva. Han roto varias veces y eso solo le da inestabilidad a ella y, por tanto, a su entorno. Trabaja mano a mano con ella y sabe cómo le afecta cuando su relación con Carlos está mal", apuntan a esta revista.
Fue hace tan solo unos días cuando a su progenitora le escribió una sentida carta en el universo 2.0, misiva en la que gritó al mundo su fortaleza. "Gracias por ser mi faro, mi estrella, mi ejemplo, mi vida entera. Jamás podré agradecerte tanto. Recuerda que yo puedo con todo lo que venga, lo aprendí de ti. Siempre, siempre, siempre juntas", escribió. Entonces su relación con Carlos ya era parte del pasado. 12 intensos meses en los que han hecho lo posible porque su historia de amor funcionara. Se admiraban profesionalmente y compartían muchos sueños, pero la desconfianza ha jugado en su contra.
No ayudó que su romance comenzara cuando él todavía tenía pareja, una modelo llamada Amy Lauren con la que esta publicación tuvo la oportunidad de charlar largo y tendido. La misma que nos aseguró que la noche en la que Carla Barber y Carlos Rubí se besaron por primera vez, ella no dejó de mensajearse con él. "Lo más fuerte de todo es que yo estaba invitada a la comida en la que Carlos y Carla se conocen, el mismo día en el que se besan. No pude ir porque tenía un compromiso de trabajo en París", señaló en aquel entonces.
Carla Barber quiere volcarse en su futuro profesional. Cuenta con varias empresas estéticas especialmente rentables y, por esa razón, sabe que debe tener todos los sentidos puestos en ello. A su lado está su madre, su mano derecha también en el plano personal. Ha sido ella quien le ha animado a enfocarse en su vida y pasar página con Carlos Rubí, con quien no ha terminado por encontrar una relación sólida en el tiempo. Tras varias rupturas, la última vez se enfadaron por una quedada de ella con algunos amigos, encuentro que terminó porque todo saltara por los aires.
Difíciles situaciones que ni para Carla Barber ni tampoco para Carlos son cómodas. Mientras él está centrado en su clínica, ella no solo ha decidido focalizar sus fuerzas en su trabajo. Se esfuerza también en encontrar un comprador para las dos casas que posee, una en Madrid y otra a las afueras de la capital. Es precisamente esta última operación la que más prisa le corre, prueba de ello, que haya rebajado más de 600.000 euros el precio de venta de su mansión.