El número dos de la Policía de Tailandia se ha situado en el ojo del huracán al ser investigado por un presunto delito de corrupción.
Aunque todas las miradas están puestas sobre Daniel Sancho por el crimen de Edwin Arrieta, también otras personas relacionadas con la trama se han situado en el ojo del huracán. El número dos de la Policía de Tailandia, Surachate Hakparn, también conocido como Big Joke, se ha visto envuelto en un presunto delito de corrupción que está siendo investigado de forma abierta en el país. Un asunto por el que al agente no le ha quedado más remedio que admitir haber pagado de manera recurrente a “tres o cuatro” periodistas que han estado a su lado en sucesos que se le han encomendado.
Por su parte, Big Joke se ha encargado de defender su inocencia en todo momento, pero la corrupción parece ser tan evidente que las autoridades ya han efectuado registros en su domicilio para encontrar pruebas concluyentes. No obstante, y aunque ha llevado a cabo apuestas en línea y fondos ilegales por los que está siendo investigado, lo cierto es que el policía en todo momento ha cumplido la ley a la hora de trabajar para erradicar todos los crímenes que ocurren dentro de sus fronteras.
Aunque ha confesado haber pagado a “tres o cuatro” periodistas mientras cubría ciertos asuntos penales, también ha querido aclarar que ninguno de ellos ha estado vinculado con la corrupción y que tampoco les pidió hacer “nada específico”. Es más, considera su acción un acto de buena fe porque “se sabe que los periodistas no están bien pagados” y cree que son personas de confianza a las que no se valora lo suficiente: “Cuando los reporteros me acompañaron a cubrir las noticias les di 10 mil baht (unos 259 euros) por su trabajo (…) Tengo entre tres y cuatro periodistas que trabajan conmigo desde hace mucho tiempo”, ha reconocido el profesional de la Justicia en unas declaraciones recogidas por EFE y difundidas por medios locales.
Big Joke: de impartir justicia a ser investigado
Teniendo en cuenta que este caso no solo implica a Big Joke, sino también a 30 de sus policías subordinados, razón por la que todo apunta a que la popularidad del número dos de la Policía de Tailandia podría caer en picado. Dado el éxito que había recopilado con su papel visible en el caso de Daniel Sancho, el agente se había convertido en el aspirante por excelencia a ocupar el cargo de máximo jefe de la Policía Nacional. Un anhelo que podría quedar tan solo en un intento, ya que el primer ministro tailandés, Srettha Thavisin, recibirá informes de la investigación contra Big Joke cada diez días, los cuales podrían no dejarle en muy buen lugar.
De esta manera, y pese a haber sido quien reveló que todo el cuerpo policial estaba dispuesto a pedir la pena de muerte para Daniel Sancho por el supuesto asesinato de Edwin Arrieta, ahora Big Joke ha visto cómo su vida ha dado un giro de 180 grados. Tras haber sido él quien impartía justicia en asuntos del calibre del sucedido en Koh Changan, ahora se ha resignado a ver cómo su casa era registrada, y por ende, su palabra puesta en duda.