Desde hace unos años lleva una vida plácida y retirada en su residencia de Sintra (Portugal), pero hubo un tiempo en el que la crónica social de nuestro país no podía entenderse sin la presencia de Carmen Martínez-Bordiú. Lo tenía todo para ocupar las portadas: apellido con pedigrí, belleza, carisma, su boda Alfonso de Borbón que la unía con la realeza... y también una rebeldía y unas ganas de romper con todos los códigos de la estricta sociedad de la época a la que pertenecía que hicieron todavía más mítica su vida.
Ahora llega a los 73 años, un cumpleaños que celebra casi a la vez que su amiga Isabel Presyler, habiendo sufrido y disfrutado la vida a partes iguales.
Carmen Martínez-Bordiú fue famosa desde el mismo día que llegó al mundo. Primera hija de Carmen Franco, única hija de Francisco Franco y Carmen Polo, y del cirujano Cristóbal Martínez-Bordiú, se crio en el Palacio de El Pardo como una auténtica princesa, aunque muy pronto se sintió encerrada entre los muros de palacio y quiso ser libre.
Carmen Martínez-Bordiú, rebelde desde su juventud
La mayor de siete hermanos, su infancia y juventud discurrió entre algodones, como en un cuento de hadas, aunque ese mundo no era para ella. Pronto dio muestras de sus ansias de escapar de la férrea disciplina familiar y con solo 16 años se enamoró del jinete Jaime Rivera, una relación que el padre de la novia no veía con buenos ojos por el poco porvenir del joven.
Carmen pasó página, pero su siguiente historia haría temblar todavía más los cimientos de palacio al fugarse a Niza con Fernando de Baviera y Mesía, primo del Rey Juan Carlos, quince años mayor que ella y casado. El escándalo fue mayúsculo e inmediatamente se puso en marcha toda la maquinaria para conseguir a la 'nietísima' un marido de altura. Y ese llegó en la figura de Alfonso de Borbón, el primogénito de un hijo de Alfonso XIII.
Carmen Martínez-Bordiú: una boda sin amor
Carmen y Alfonso se conocieron en una fiesta en Suecia, donde él era embajador, y después de cuatro o cinco encuentros decidieron casarse.La nieta de Franco más que amor veía en ese enlace "la posibilidad de salir de casa" para huir de la opresión paterna.
La boda se celebró el 8 de marzo de 1972 en la capilla de El Pardo para satisfacción de la familia Franco, especialmente de la abuela y el padre de la novia, quienes veían en ese enlace la posibilidad de acariciar el trono de España. El padre de Alfonso, el Infante Jaime, había renunciado a la línea sucesoria por su sordera, pero tiempo después quiso retractarse y reclamar lo que consideraba suyo, y el propio Alfonso tampoco estaba dispuesto a pasar página.
Tras la boda, organizada como un enlace real, en las reuniones de El Pardo, la mujer de Franco trataba a su nieta como a una heredera, le cedía su puesto en la mesa, obligaba al servicio a que la tratasen como "Alteza Real", que la saludasen con una reverencia y que nunca le dieran la espalda.
Entre las intrigas palaciegas, el matrimonio tuvo dos hijos: Francisco de Asís, que nació nueve meses después de la boda, y Luis Alfonso, en 1974. Un año después, murió Franco, Juan Carlos I llegó al trono y se desvanecieron los sueños de reinar, que nunca fueron los de Carmen.
El escandaloso divorcio de los duques de Cádiz
Tas vivir en Estocolmo los duques de Cádiz se instalaron en Madrid y se fueron a vivir al mismo edificio en el que residían Julio Iglesias e Isabel Preysler. Ambas damas se hicieron amigas, salían de fiesta, se consolaban de sus respectivos matrimonios desafortunados y terminaron separándose con poco tiempo de diferencia. Y de nuevo llegó el escándalo.
Sin importarle los convencionalismos, ni la rigidez de una sociedad que todavía no se había sacudido la férrea moral del franquismo, Carmen se marchó a París al enamorarse del anticuario Jean-Marie Rossi, dejando a sus dos hijos con su padre en España, algo que la sociedad de la época no entendió y por lo que fue muy criticada y repudiada.
En la capital gala comenzó la vida que ella siempre había querido, al lado de un hombre culto y cosmopolita que le abrió un mundo desconocido para ella (compartían casa con la ex y los tres hijos del anticuario, entre otras cosas que no se veían en la España de entonces). Su familia, especialmente su padre, nunca la perdonó, pero Carmen, fiel a sí misma, se puso el mundo por montera, se casaron en 1984 y tuvieron una hija, Cynthia, que nació un año después. Aunque terminaron separándose, la relación nunca se rompió y fueron amigos hasta el final del la vida del francés en 2021, algo que no sucedió con el duque de Cádiz.
La gran tragedia de Carmen Martínez-Bordiú
La felicidad en París, con constantes viajes a España para ver a sus hijos, se truncó de la manera más trágica con el accidente de coche que le costó la vida a su hijo mayor. Fue el 5 de febrero de 1984, Alfonso de Borbón y sus dos hijos venían de pasar un fin de semana esquiando en Astún, cuando el duque se saltó un stop y el coche que conducía chocó contra un camión. Alfonso tuvo graves heridas que lo mantuvieron en coma, pero fue su hijo Francisco de Asís quien falleció, mientras que Luis Alfonso también sufrió heridas de consideración.
Carmen recibió la llamada del Rey Juan Carlos para darle la noticia del accidente, pero sin comunicarle la muerte de su hijo. Al lado de su abuela, con un abrigo de piel, seria, tras unas grandes gafas de sol, pero sin derramar ni una lágrima, enterró a su primogénito. Su actitud hierática y la aparente frialdad fue muy criticada entonces, pero ella se mantuvo callada. No fue hasta muchos años después cuando rompió su silencio. "No era capaz de llorar. La pérdida era demasiado fuerte. Cuando un dolor es tan fuerte se te secan las lágrimas", aseguró.
Seis meses después la tragedia golpeó de nuevo a la familia con la muerte de Matilda, una de las hijas de Rossi, en una accidente náutico durante unas vacaciones en Bahamas, en las que también estaba Luis Alfonso.
Un nuevo y sorprendente amor
Tras la separación de Jean Marie-Rossi, Carmen vivió a caballo entre París y España. Comenzó una relación con el arquitecto Roberto Federici, un hombre en la línea del francés con el que estuvo diez años, y tras una nueva ruptura sorprendió con su nuevo amor: José Campos, un empresario cántabro excesivamente campechano y trece años más joven. De nuevo Carmen volvía a ponerse el mundo por montera y vivía una segunda juventud entrada en los 50.
Se casaron en Sevilla en 2006 y se instalaron en Santander, aunque siete años después se separaron. En esa época, Carmen se hizo habitual de los programas de televisión de la crónica social y hasta llegó a participar en el programa ¡Mira quién baila!, otra muestra más de su manera de romper moldes y prejuicios. También continuó con sus amores, entre ellos Luis Miguel Rodríguez, conocido popularmente como 'el chatarrero', que fue breve, pero al que reconoció como uno de sus grandes amores.
Carmen nunca ha tenido pudor para hablar en público de temas inimaginables para otras 'damas de sociedad', entre ellos el sexo. Un tema, el de sus relaciones, que la enfrentó con su exsuegra, Emanuella Dampierre. A una edad ya muy avanzada, la madre de Alfonso de Borbón apareció en un programa de televisión arremetiendo contra la que había sido su nuera y llamándola "ninfómana". Carmen se planteó demandarla, pero finalmente como respuesta sentenció: "Siempre ha sido una señora muy amargada".
Su última conquista, y también su último acto de rebeldía, ha sido Tim McKeague, un coach emocional australiano 34 años menor que ella (de la misma edad que su hija Cynthia), con el que ha vivido en Portugal, pero con el que rompió hace un año.
Sus hijos y su gran amiga
Carmen mantiene una buena relación con sus dos hijos y viaja a menudo a Madrid y Burdeos, donde Luis Alfonso y Cynthia viven con sus respectivas parejas e hijos. Encantada con sus nietos, no es una abuela ni una suegra al uso (hay quien asegura que su relación con Margarita Vargas, la millonaria heredera venezolana con la que se casó su hijo, no es demasiado fluida).
Tampoco es tan fluida como en épocas pasadas, su relación con Isabel Preysler. La amistad inquebrantable se rompió por cuando Isabel consideró que su gran amiga no había defendido a su hija mayor, Chábeli, ante los insultos de los periodistas en el programa de la televisión valenciana 'Tómbola', al que ambas estaban invitadas.
La ruptura por Chábeli fue en 1997 y estuvieron un largo tiempo sin hablarse, antes de reconciliarse, aunque ya la amistad no volvió a ser la misma.
Carmen Martínez-Bordiú sopla ahora las velas de su 73 cumpleaños tranquila y en paz, pero habiendo vivido la vida con intensidad y sufriendo tragedias que la cambiaron para siempre.