Una de las mujeres más famosas de España murió de repente en la intimidad de su casa y pillando a todos por sorpresa. Hace un año fallecía Marta Chávarri sin hacer mucho ruido siendo su final una antítesis de lo que fue su vida, estuviera ella por la labor o no. Marta fue una de las primeras influencers de nuestro país, una suerte de niña bien que despertó la atención pública mientras ella, sencillamente, vivía su vida. Como todas las vidas de las protagonistas de la crónica rosa de los 80, su biografía escondía capítulos oscuros y dolorosos y otros opacaban al resto con el fulgurante brillo de los titulares en las revistas del papel cuché.

La de Marta es una historia bastante particular con todos los ingredientes épicos necesarios para atrapar a quien se quiera sumergir en ella. Un año después de su triste y prematura desaparición repasamos la vida de una de las mujeres que más titulares acaparó en la España de los 80 y 90.

Una niña bien marcada por la tragedia

Marta era hija del diplomático Tomás Chávarri y provenía de una familia de rancio abolengo madrileño: su bisabuelo era el conde de Romanones. En su infancia no faltaron los regalos, las atenciones y los veranos de ensueño. Como muchas familias importantes de la época, a Marta sus padres la mandaron a estudiar fuera de España. Con 17 años Marta volvió a Madrid para continuar con sus estudios, pero cerca de sus padres y sus cuatro hermanos: María, Isabel, Gonzalo y Álvaro. La madre de Marta era Matilde, la hermana de la periodista Natalia Figueroa, mujer de Raphael.

La vida de Marta a través de algunas portadas de SEMANA

La vida de Marta a través de algunas portadas de SEMANA

Fotomontaje SEMANA

Dos años después de volver a Madrid para continuar con su formación desde el calor del hogar se produjo un hecho que, según su círculo más íntimo, la marcó de por vida. Su madre, Matilde, fallece de forma repentina a causa de un derrame cerebral con tan solo 37 años. Sus cinco hijos y su marido se sumen en la más absoluta de las penas por ese revés del destino tan inesperado como doloroso. La tía Natalia se volcó desde ese momento con sus sobrinos para intentar, en la medida de lo posible, suplir la falta de su hermana. Con 19 años Marta acababa de perder a su madre. Años más tarde, su padre Tomás volvería a casarse con Caroline Thieu y a tener otros dos hijos, Fernando y Carlos.

Los amores de Marta

Marta comenzó a llamar la atención de la prensa al hacerse pública su relación con Fernando Falcó, Marqués de Cubas. Fernando era un playboy de la época, se le habían conocido múltiples amores entre los que destaca la princesa Soraya, pero no había formalizado relaciones como con Marta nunca antes. El 2 de junio del año 1982 la pareja se daba el sí quiero, él tenía 45 años, ella contaba 24 veranos (nació un 1 de agosto). Fruto de aquel matrimonio nació su único hijo, Álvaro. Lo bautizó así por su hermano favorito. El matrimonio Falcó-Chávarri trajo muchas cosas a Marta, un titulo de marques consorte, un hijo, una vida acomodada pero también una atención que ella nunca solicitó. La Chávarri pasó a convertirse en una especie de influencer, posiblemente la primera.

Fernando Falcó y Marta Chavarri con su hijo Álvaro Falcó Chavarri en 1988

Fernando Falcó y Marta Chavarri con su hijo Álvaro Falcó Chavarri en 1988

Gtres

Cada look que lucía marcaba una moda. Entre sus imprescindibles: las blazers de estilo inglés, las botas altas y las medias de cristal. El matrimonio con Fernando estuvo plagado de infidelidades casi desde el principio y en febrero de 1989 todo salta por los aires. La alta sociedad madrileña intenta digerir la noticia de la trágica muerte del duque de Cádiz cuando se publican unas fotografías de Marta con Alberto Cortina en Austria. En aquel momento ella estaba casada con Fernando y él con Alicia Koplowitz. La historia hizo las delicias de la prensa rosa de la época, un escandalo en la alta sociedad madrileña que afectaba no solo a la crónica rosa sino a las finanzas, ya que Alberto junto con su primo Alberto Alcocer estaba involucrado en movimientos empresariales en las más altas esferas económicas.

Declive y final

Esta nueva pareja de la jet set terminó por divorciarse de sus respectivos matrimonios. Por su parte, Marta tuvo que pagar un gran peaje a cambio de su libertad: para firmar su divorcio tuvo que renunciar de forma voluntaria a la custodia de su único hijo. 1989 fue un año oscuro para Marta, no solo se enfrentó al final de su matrimonio, sino que se vio envuelta en un juego sucio que la usó como moneda de cambio: la revista Interviú publicó unas fotografías de ella sin ropa interior que llevaban años en un cajón. Ahora Marta, al comenzar una relación con Cortina se había convertido en munición con la que sus adversarios podían atacar al empresario.

Toda aquella trama desató una tormenta mediática que Marta no supo gestionar. En el año 1991, una vez calmada la tempestad, la pareja se comprometió. Meses antes de realizarse la boda, Álvaro, el hermano favorito de Marta, fallece en un accidente de moto. Destrozada por esta nueva bofetada de la vida decide aplazar el matrimonio unos meses. Finalmente, en diciembre de 1991 Cortina y Chávarri se convierten en marido y mujer. Esta unión duraría solamente cuatro años. Desde el fin de este matrimonio Marta pasó a un plano secundario librándose por fin de mucha de la atención pública que nunca quiso tener. Tuvo otros amores, pero se recluyó a la intimidad de su casa en la que era feliz haciendo collage o pintando.

Álvaro Falcó e Isabelle Junot en la misa funeral que se ofició por Marta en octubre de 2023

Álvaro Falcó e Isabelle Junot en la misa funeral que se ofició por Marta en octubre de 2023

Gtres

En el año 2011 contó en Vanity Fair que dejó de acudir a fiestas “porque no podía soportar la fama ni a la prensa” y que la popularidad y el protagonismo habían dejado de compensarle “Ya lo tuve y acabé harta, por eso me retiré”. Los últimos años de la vida de Marta fueron felices, vio cómo su hijo terminaba casándose con la hija de Philippe Junot, con el que ella misma había tenido amores. La vida le regaló a Marta un último destello de felicidad un mes antes de morir: pudo acunar en sus brazos a su nieta, Philippa.

Marta, cuya salud se había debilitado en los últimos años con algunos accidentes domésticos, estaba encantada con el papel de abuela, pero un mes y diez días después de nacer su nieta su corazón dijo basta y llegó su punto y final. La mujer más perseguida de los 80 en España se fue sin que nadie se enterara en un retiro que, por una vez en su vida, si había elegido ella.