La trascendencia de la figura de la Princesa Diana de Gales como icono pop de la historia mundial es algo que a estas alturas es innegable. Lady Di se ha convertido en una especie de marca personal inmutable e infinita llegando a sobrevivir a su propia existencia. Si uno se da un paseo a día de hoy por las tiendas del centro de Londres puede encontrar todo tipo de productos con su cara estampada en ellos. En internet, los perfiles dedicados a recordar su vida o analizar los looks o las joyas que lucía cuentan con miles de seguidores y cualquier libro o película sobre su vida se convierte en un éxito instantáneo.
Entorno a figuras tan magnéticas y épicas como las de la Princesa Diana aparecen mitómanos dispuestos a pagar cantidades de dinero increíbles por hacerse con algún efecto personal de su celebridad favorita. Este mismo año, días antes del cumpleaños de la Princesa se subastó en el Hotel Península de Beverly Hills un increíble lote de productos de Lady Di en el que había desde cartas y notas manuscritas, a vestidos y zapatos que había vestido la Princesa. Estas 200 piezas pertenecientes a la que fuera mujer de Carlos III consiguieron recaudar más de 400 millones de dólares destinados a distintas causas benéficas.
Ahora una mansión del barrio londinense de Mayfair que estuvo estrechamente ligada a los últimos años de la vida de la Princesa de Gales ha sido vendida en tiempo récord por más de 13 millones de euros. Te contamos la historia detrás de este refugio de Lady Di.
Cinco habitaciones y siete baños distribuidos en cinco plantas
El número 24 de Farm Street, en el barrio de Mayfair, ha tenido entre sus muros a algunas de las personas más relevantes de la sociedad inglesa de la segunda mitad del S. XX. La propiedad, que perteneció a Raine Spencer, es una imponente mansión de estilo georgiano distribuida en cuatro plantas y un sótano. Cuenta con cinco grandes dormitorios, un total de siete cuartos de baño, dos salas de estar, comedores, cocinas y todo tipo de comodidades. En los algo más de 430 metros cuadrados del inmueble se atesoran las memorias de sus ilustres visitantes, entre los que se encontró la Princesa Diana de Gales que solía pasar temporadas hacia el final de su vida departiendo con su madrastra, Raine.
Esta casa se convirtió en la residencia de Raine en el año 1992, cuando, al enviudar, los hijos de su difundo marido la echaron de la residencia familiar, Althorp. Una década después, en 2002 decidió venderla a los dueños de una de las galerías de arte más famosas del distrito, Alan y Mary Hobart. Ahora, esta increíble mansión londinense llena de historia ha sido vendida por una de las inmobiliarias más exclusivas de Londres, Wetherell y Chestertons por más de 13 millones de euros y en apenas tres días, demostrando que el tirón de Daian de Gales sigue tan fuerte como el primer día.
La complicada historia de Diana de Gales y su madrastra, Raine Spencer.
Como en todos los cuentos de hadas, en la vida de Diana también había una madrastra malvada: la mujer con la que su padre rehízo su vida matrimonial después de que la madre de Diana lo abandonara cansada de los malos tratos que recibía. La princesa y su hermano, como es normal, no estaban dispuestos a aceptar la presencia de la nueva novia de papá y nunca tuvieron buena relación con ella. Diana contaba a todo aquel dispuesto a escuchar cómo la apodaban “lluvia acida” en referencia a su nombre (Raine, muy parecido a “rain”, lluvia).
Durante la juventud de Diana la relación con su nueva madrastra siguió empeorando hasta llegar a confrontarla físicamente durante una discusión en Althorp House, la residencia familiar, el día de la boda de su hermano. Sobre este episodio Diana le dijo a su profesora de canto años después “la empujé por las escaleras, lo que me produjo una enorme satisfacción". En esa misma ocasión Diana añadió que "quise estrangular a esa madrastra mía mil veces. Me había causado mucho dolor". De hecho, al enviudar del padre de Diana en 1992, Diana y su hermano se encargaron de meter todas sus pertenencias en bolsas de basura y expulsarla de Althorp.
Pero, como pasa muchas veces en la vida, aquellas mujeres que no podían soportarse, un día cambiaron de parecer. Cuando Diana estaba atravesando su tortuoso divorcio con Carlos III, quizás porque echara de menos a su padre o por la escasa relación con su madre, decidió invitarla un día a Kensington a tomar el té. Desde ese momento, la antes odiada Raine empezó a mostrarle un apoyo sincero y sin condiciones que Diana supo corresponder creando un vínculo con ella que duró hasta sus prematuros últimos días. En la nueva vida de divorciada de Diana ya no era raro verla salir a cenar con su madrastra o aparecer de su brazo en algún evento. La lluvia acida ya no parecía hacer sufrir a la Princesa de Gales.