La Familia Real Británica es muy dada a mantener relaciones formales con muchos proveedores de distintos servicios. Es muy común que si, por ejemplo, una marca hace llegar un presente al monarca, esta reciba en contraprestación una carta oficial de la institución agradeciéndole el regalo. También es común en un paseo por Londres encontrar centenares de negocios que cuentan con la real distinción de ser “proveedores de su majestad” en sus fachadas. Una vez uno pasa a formar parte de este selecto club de marcas ligadas a la corona es muy común que se establezca una línea de comunicación formal que se usa para mantener las buenas costumbres. Felicitar aniversarios, dar condolencias, felicitar las fiestas, etc.
Ahora una conocida casas de subastas, Hansons Auctioneers,acaba de vender un lote de objetos fechados entre 1970 y 1990 por algo más de 12.000 libras. La colección estaba compuesta por felicitaciones navideñas de la familia real firmadas, cartas de agradecimiento por sus servicios y una curiosa nota de la Reina Isabel II narrando un divertido episodio. Todos estos objetos de colección pertenecieron en otro tiempo a Alan Maxwell, quien fuera fotógrafo de cabecera de los Windsor. Ahora algún mitómano se ha hecho con todo ello desembolsando unas buenas libras para conseguirlo, pero te contamos con detalle todo lo que conformaba este curioso lote histórico y fotográfico.
El percance de Isabel II
Posiblemente la pieza que haría de este lote un producto codiciado para su comprado haya sido una nota manuscrita de la desaparecida Reina Isabel II en la que relata a Alan Maxwell un divertido episodio protagonizado por sus adorados perros de la raza welsh corgi. En concreto en esta nota escrita del puño y letra de la monarca se puede leer "por favor, revise las impresiones con los negativos para averiguar cuál falta: ¡se la han comido los cachorros! ER". La Reina explicaba de esta manera que faltaba alguna fotografía de una sesión fotográfica, pero le era imposible saber cuál y que el motivo de esta desaparición era que sus nuevos cachorros la habían visto apetecible.
Alan Maxwell mantuvo todas estas notas y recuerdos a buen recaudo durante toda su vida y también durante toda su vida guardó absoluto respeto y discreción en todas sus comunicaciones con la familia real de las que jamás contó detalle alguno. Otra de las valiosas notas que atesoraba Maxwell era una manuscrita de la también desaparecida Diana de Gales en la que la Princesa le agradecía la celeridad y la eficacia en su trabajo. “Estimado Sr. Maxwell, quería hacerle un agradecimiento muy especial por venir a nuestro rescate con tan poca antelación. Aprecio enormemente la rapidez con la que llegaron las fotografías y lamento los contratiempos que pudimos haber causado. Atentamente, Diana”.
Alan Maxwell, uno más en la corte de los Windsor
La relación de Maxwell con el ahora Rey Carlos III también era cercana y fluida. En el lote subastado por Hansons Auctioneers también figura una extensa carta del entonces príncipe agradeciendo uno de sus trabajos al fotógrafo. "Estimado Sr. Maxwell, solo quería agradecerle mucho todo el tiempo y el esfuerzo que dedicó a producir mis felicitaciones de Navidad de este año ¡No podría estar más satisfecho con lo que has logrado a partir de un material bastante poco prometedor!” comenzaba contándole el hijo de Isabel II. Luego revela que ambos trabajaron juntos en la idea de la felicitación “pienso que hiciste maravillas al interpretar mis ideas de una felicitación compuesta por tres imágenes pequeñas”, algo que da cuenta de lo fluida que era su relación.
“Lamento que mi ridículamente sobrecargada agenda haya significado que tu viaje a Londres fuera infructuoso y que no tuviera la oportunidad de felicitarte en persona”, se disculpaba el actual Rey de Gran Bretaña para acabar su misiva con una sincera despedida dejando patente el cariño que sentía por el fotógrafo "¿Qué haría yo sin ti? Atentamente, Charles." Sin duda, Maxwell supo ganarse el cariño y confianza de la Familia Real Británica y no solo la Reina Isabel II o los Príncipes de Gales se encontraban ente sus clientes. También era común que fotografiase a otros miembros como los Duques de York. Maxwell estuvo durante décadas al servicio de Buckingham no solo realizando las fotografías, sino encargándose de revelarlas, enmarcarlas y confeccionar con ellas todo tipo de felicitaciones y recordatorios. Ahora su perfeccionista y detallista trabajo está en manos del coleccionista que ha pagado por él algo más de 14.000 euros para atesorar los manuscritos y fotografías testigos de una época de la historia de la Familia Real Británica.