Los reyes Felipe VI y Letizia tenían previsto visitar este fin de semana el reino hachemita de Jordania en su primera visita oficial al país desde que accedieran al trono en el año 2014. La visita llegaba en un momento de escalada en la tensión en oriente próximo tras la incursión de Israel en territorio libanés y la respuesta de Irán. Como consecuencia de este escenario bélico, finalmente será solo Felipe VI, acompañador del ministro de Asuntos Exteriores, el que se desplace hasta el reino de Abdalá II. Anteriormente, cuando todavía eran Príncipes de Asturias, Felipe y Letizia, aprovecharon su asistencia en 2004 a la boda de Hamzah Bin al Hussein para comenzar su luna de miel visitando las zonas más emblemáticas del país como las espectaculares ruinas de Petra en medio del desierto del Wadi Rum.
La primera noticia sobre este viaje a Jordania la tuvimos meses atrás donde se hablaba de una visita de Estado que finalmente ha sido transformada en una visita oficial. La principal diferencia entre ambas formas es que en la visita de Estado se desplazan a otro país representantes de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. En esta ocasión, al tratarse únicamente de la visita del jefe de Estado hablamos de una visita oficial. Para revisar la última visita oficial de los Reyes Felipe y Letizia al extranjero juntos tendríamos que remontarnos al pasado mes de abril cuando visitaron Países Bajos respondiendo a la invitación del Rey Guillermo.
La agenda oficial
Todavía no se conocen los detalles de la agenda que seguirán Felipe VI en tierras jordanas, pero por el momento conocemos que el viaje se extenderá del 5 al 6 de octubre y que, según Casa Real, en la agenda del monarca figuran distintas actividades culturales y un encuentro empresarial. Aunque en un principio el viaje iba a contar de un día más de duración, debido a la escalada bélica en oriente próximo la agenda ha sufrido modificaciones. Previsiblemente esta visita también contará con alguna visita a alguna escuela y con un encuentro con españoles residentes en el reino hachemita. Los Reyes Abdalá II y Rania de Jordania ejercerán de anfitriones en una recepción oficial que se ofrecerá este próximo domingo día 6 en el Palacio Al Husseiniya en Ammán, la capital del país.
Es curioso que una visita de ese tipo suceda en fin de semana, ya que es poco común. Previsiblemente esta peculiaridad de calendario se de debido a la religión en el país, que al ser musulmán celebra su festividad semanal los viernes. Este día los ciudadanos de Jordania disfrutan de una jornada de descanso dedicada al recogimiento y la oración, la mayoría de los negocios y organismos permanecen cerrados y la vida parece pararse casi por completo. Es por esta razón que, aunque Felipe VI llegará a Ammán el viernes 5, no arrancará su agenda oficial hasta el sábado 6. Según la web de casa real este viaje está “enmarcado dentro de las buenas relaciones que mantienen ambos países y que constituye una oportunidad propicia para manifestar el deseo de continuar estrechando los profundos lazos históricos, políticos, culturales y humanos existentes entre Jordania y España”.
Dos reinas con mucho en común
Aunque en esta ocasión no podremos ver el reencuentro entre ambas reinas, más allá de las evidentes buenas relaciones entre ambas casas reinantes, tanto Rania como Letizia guardan muchas similitudes que las han hecho cultivar una buena sintonía desde que se conocieran en el año 2004. Ambas proceden de familias plebeyas y ambas tenían una carrera profesional antes de conocer a sus maridos y asumir la tarea de ejercer de reina consorte. En el caso de Rania, estudió Administración y Dirección de Empresas en la Universidad Americana de El Cairo y terminó trabajando para la multinacional Apple, donde guardan un buen recuerdo de su paso por la empresa. El inicio de su relación con Abdalá II también estuvo marcado por las críticas hacia su persona por resultar poco adecuada para las voces más conservadora.
El caso de Rania es doblemente paradójico porque resultaba inadecuada para los más reaccionarios de oriente por demasiado occidental y recibía críticas desde occidente por mostrarse en algunas ocasiones con el cabello tapado. Durante el principio de los años dos mil, además, las mujeres del nivel de exposición de Letizia y Rania sufrían un extra de crueldad: el juicio feroz sobre sus físicos. Si bien este tema no ha cesado, sí es menos feroz que hace veinte años. Cuando Letizia arrancaba su andadura como Princesa de Asturias existía una querencia a poder dar opinión sobre los cuerpos de las mujeres que ostentaban títulos como el suyo, muchos periodistas llegaban a hablar de “la enfermedad de las princesas” o de “la enfermedad de moda” para especular sobre si podría padecer o no anorexia cualquier mujer con un mínimo de notoriedad.
Cualquier oscilación en el peso, cualquier foto en la que se viese un hueso más marcado que de costumbre servían para apuntar y colgar la etiqueta de la enfermedad. Rania sufrió este tipo de envites y Letizia también, un hecho que seguro que ha marcado el carácter que cada una de ellas ha impreso a sus reinados. Además, como es común también entre mujeres en muchas ocasiones han sido comparadas y “enfrentadas” en “duelos de estilo” a los ojos de la prensa especializada en esos temas, algo que no han sufrido ni Abdalá II ni Felipe VI.