Nuevo batacazo para el príncipe Harry. El hijo díscolo del rey Carlos III ya está en Londres, donde ha desembarcado para presidir un importante acto de los Invictus Games, la iniciativa con la que está completamente volcado. Estaba previsto que durante su viaje a Gran Bretaña, el duque de Sussex tuviera un encuentro privado con su padre. Sin embargo, todo parece indicar que un giro abrupto de los acontecimientos (o la falta de predisposición de una de las partes) va a impedir este cara a cara que la prensa del país daba por hecho.
La agenda abarrotada de Carlos III que le impide reunirse con su hijo
El Rey Carlos II ha retomado su agenda y no para. Parece que el marido de la reina Camilla está decidido a recuperar el tiempo perdido después de estar cerca de tres meses retirado de sus compromisos institucionales para centrarse en su lucha contra el cáncer. Aunque muy recuperado a tenor de sus últimas apariciones, el monarca todavía tiene que acudir semanalmente a Londres desde su refugio en Sandringham para recibir el tratamiento pionero al que se está sometiendo para combatir la enfermedad que también padece Kate Middleton.
Con una agenda repleta, Carlos III ha decidido priorizar sus quehaceres públicos por delante de su hijo Harry. Este miércoles presidirá la primera fiesta que se celebra en los jardines del Palacio de Buckingham a propósito de la llegada del buen tiempo. Un evento que tendrá lugar unas horas antes de que el duque de Sussex acuda a la Catedral de San Pablo para celebrar el servicio de acción de gracias a propósito del décimo aniversario de los Juegos Invictus.
Se trata del proyecto solidario por excelencia y más personal del marido de Meghan Markle con el que busca apoyar a los veteranos de guerra en su recuperación. La cita ha sido la excusa perfecta para justificar el desplazamiento de Harry a Londres y promover un encuentro con su padre a puerta cerrada. De acuerdo con la prensa británica, el hermano de Guillermo de Inglaterra estaba "muy interesado" en materializar esta reunión con su progenitor. Sin embargo, este ha optado por declinar la invitación alegando que tiene la agenda completa. Eso sí, "espera verle pronto", ha puntualizado una fuente cercana al monarca al diario 'The Mirror'.
Nada hacía prever este giro de 360 grados que deja entrever el distanciamiento que todavía caracteriza la relación entre Harry y Carlos III. La visita a la capital inglesa del duque de Sussex está recibiendo un seguimiento e interés mayúsculo por parte de los medios de comunicación del país, que llevaban días anunciando el feliz rencuentro padre-hijo que, finalmente, no se va a producir. No, en cambio, el de los hermanos. El hijo pequeño de la fallecida Diana de Gales no se había planteado en ningún momento verse con el heredero al trono. Una postura inamovible por parte de ambos, cabe subrayar.
Esta hubiera sido la segunda vez en apenas tres meses que Harry y Carlos III se hubieran visto las caras 'in situ'. Recordemos que el 'royal' se trasladó en febrero a Londres desde California, donde reside junto a su familia, nada más enterarse del cáncer de su padre. Los dos hombres mantuvieron una reunión de apenas 45 minutos en un hotel de lujo de la capital británica que dejó un sinsabor de boca por su brevedad. Es por eso que este nuevo viaje de Harry a la capital británica se estaba viendo como un buen síntoma de la predisposición de padre e hijo a reanudar su delicada relación. Nada más lejos de la realidad.
Llama poderosamente la atención que el Palacio de Buckingham señale un problema de "programa completo" como el motivo para justificar que Carlos III no vaya a celebrar un encuentro privado con su hijo. Sobre todo porque ambos van a estar a apenas 3 kilómetros de distancia el próximo miércoles 8 de mayo, cuando cada uno presida el evento que están previstas en sus respectivas agendas. Un trayecto de menos de tres minutos en coche...
La inédita postura del padre de Guillermo de Inglaterra choca de frente con las informaciones que manejaba hace unos días 'The Mirror', el mismo medio que ahora descarta la cita padre-hijo. El diario apuntaba, citando a una fuente cercana al monarca, que este estaba "desesperado por mantenerse en contacto con sus nietos Archie y Lilibeth al otro lado del Atlántico", los hijos de Harry y Meghan Markle de cinco y dos años, respectivamente. Un deseo que, para poder materializarse, pasa por limar asperezas con el padre de los menores y, lógicamente, con su madre.