El príncipe Harry y Meghan Markle vuelven a la carga. Tras su sonada ausencia de la Coronación de Carlos III (con la asistencia en solitario del príncipe, mientras su esposa y sus dos hijos se quedaban en California), los duques de Sussex han reaparecido juntos en público y, además, envueltos en un halo dorado. Nada que ver con los fastos del soberano británico, pero sí brillando a su modo: en una gala de premios en Nueva York, en la que la exactriz fue una de las galardonadas. A la pareja les acompañó la madre de ella, Doria Ragland, en una muestra más de unión familiar frente a la evidente frialdad con la que fue recibido en Londres para asistir al gran día del padre de Harry. Entonces no se vio ni un gesto público de acercamiento ni con el rey Carlos III ni con su hermano mayor, el príncipe Guillermo. Tan solo atisbamos algo de complicidad con sus primas Beatriz y Eugenia de York.
La cita eran los premios de la Ms. Foundation Women of Vision, que tuvieron lugar en el Ziegfield Ballroom de Nueva York. Meghan Markle (41) arrasó en el photocall, con un look de los que no pasan inadvertidos. Toda de dorado. Su vestido palabra de honor con escote corazón, ajustado y de largo midi, confeccionado en un tejido que simulaba las escamas de un pez, era toda una declaración de intenciones. Su larga melena, suelta y ondulada peinada a un lado, ponían el acento en su imagen sexy, pero a la vez glamourosa.
Es decir, un 'dressed to kill' en toda regla, vestida para matar, con el que demostraba pisar muy fuerte. El vestido es de la diseñadora colombiana Johanna Ortiz y cuesta alrededor de 2.200 euros. Las sandalias doradas eran de Tom Ford y la cartera, en el mismo tono, de Carolina Herrera. En total, unos 4.300 euros de gasto, sin contar las carísimas joyas, entre ellas la pulsera Love de Cartier.
El intercambio de miradas arrobadas con el príncipe Harry frente a las cámaras confirmaba que siguen de 'luna de miel'. Súper felices en esta nueva vida conquistada tras escaparse del redil de la realeza británica, al menos de cara a la galería. Cuando se les sumó la madre de Meghan, la estampa perfecta fue completa. La interpretación de la fotografía es otra cosa y a nadie se le escapa que supone una 'bofetada' a la familia Windsor, la familia de sangre de Harry, con la que el príncipe atraviesa fuertes tensiones tras revelar sus intimidades en su libro de memorias, En la sombra.
MEGHAN MARKLE: "NO TENGO MIEDO A DECIR LA VERDAD"
Meghan Markle no se vistió así por nada. Y es que se llevó a casa un premio en reconocimiento a su"labor global para empoderar y defender a mujeres y niñas". Y además lo recibió de manos de la mítica feminista Gloria Steinem (89), a la que ya entrevistó en el jardín de su residencia en Montecito (California) y define como su "amiga". Todo ello gracias a su trabajo a través de la Fundación Archewell, que los duques de Sussex fundaron a raíz de su marcha de la primera línea de la monarquía británica para satisfacer sus necesidades de seguir sirviendo en causas útiles. "Nunca es demasiado tarde para empezar -dijo Meghan Markle en su discurso de agradecimiento-. Tú puedes ser el visionario de tu propia vida... Todavía hay mucho trabajo por hacer. Esta organización me permitió reconocer esa parte de un valor mayor y mi propósito en la vida para abogar por aquellos que no se sienten escuchados, a levantarme por las injusticias y a no tener miedo de decir la verdad, lo que es justo y lo que está bien". ¿Mensajito para los Windsor?