La última aparición en solitario de Meghan Markle ha disparado los rumores de crisis con su marido. Coincidiendo con el Día Internacional de la Niña, la duquesa de Sussex visitó un hospital en Santa Bárbara, California (Estados Unidos), donde no pasó desapercibido un detalle más que significativo que ha disparado las especulaciones sobre el verdadero estado de su matrimonio con el príncipe Harry.
La exactriz no llevaba su anillo de casada, lo que no suele ser habitual. Una 'ausencia' que no ha hecho más que reforzar la postura de quienes apuntan a que ella y su marido hacen vidas por separado. En medio de esta, a priori, complicada situación, la pareja ha materializado un llamativo movimiento que les emplaza en Portugal con el que, además, dan al traste con las informaciones sobre el mal momento económico por el que atraviesan.
El matrimonio de Meghan Markle y el príncipe Harry en el centro del debate público: ¿juntos o separados?
No importa qué hagan o dejen de hacer. Lo único cierto es que Meghan Markle y el príncipe Harry siempre se las arreglan para situarse en el centro de la polémica por obra y gracia de la prensa británica. En este caso particular, su protagonismo informativo responde a los rumores de crisis que les sobrevuelan después de que saliera a la luz su decisión de tomar caminos por separado en lo que a su imagen pública se refiere. Según contó una fuente cercana a la pareja al 'Daily Mail', "seguirán presidiendo algunos compromisos benéficos juntos y se embarcarán en viajes al extranjero, pero sus proyectos laborales estarán separados a partir de ahora", señaló la persona.
Prueba de esta medida inédita y conjunta de los duques de Sussex, el viaje de Harry a Lesoto a principios de octubre, en el que se embarcó sin Meghan Markle a su lado. Su mujer, en cambio, se quedó en la casa familiar de Montecito, en Estados Unidos, cuidando de los dos hijos que tienen en común, Archie y Lilibeth.
El problema es que, esta decisión del matrimonio de mantener sus carreras profesionales independientes, al parecer, se habría trasladado a su vida privada y sería la tónica imperante de su matrimonio. No ha ayudado a acallar las especulaciones sobre el verdadero estado de la relación marital, el hecho de que en su último acto público (por supuesto, en solitario), la duquesa de Sussex fuera fotografiada sin su anillo de casada.
Pero ¿qué fue primero, el huevo o la gallina? De acuerdo con la prensa de Reino Unido, la drástica postura de Meghan Markle y Harry de separar sus agendas tendría su razón de ser en la crisis que atraviesan y no al revés. En otras palabras: todo parece indicar que su matrimonio no pasa por su mejor momento, de ahí que no quieran compartir más tiempo del necesario frente a las cámaras.
Así lo dejó caer el experto en realeza británica Arthur Edwards en conversación con 'The Sun'. "Los Sussex están haciendo las cosas por separado. Meghan tiene su programa y Harry el suyo. Viven vidas cada vez más separadas y se están distanciando", fueron las contundentes palabras del también periodista con las que no deja lugar a dudas: el hermano del Príncipe Guillermo y su mujer hacen vidas independientes. Es por todo este contexto que ha llamado poderosamente la atención su último movimiento.
La inversión inmobiliaria de los duques de Sussex en Portugal para que Meghan pueda conseguir su visa
A su casa en la exclusiva zona de Montecito, se suma ahora la nueva adquisición inmobiliaria de Meghan Markle y Harry. La pareja ha comprado una nueva y lujosa propiedad en Portugal, con la que rompen con cuatro años de residencia constante en Estados Unidos, donde se trasladaron a vivir en 2020 después de su ruptura total con la familia real británica. Según ha explicado la periodista Richard Eden al 'Daily Mail', el año pasado los duques de Sussex disfrutaron de unas "románticas vacaciones de apenas tres noches" en la población de Melides, en la costa Comporta, que fueron el punto de inflexión para plantearse esta inversión residencial.
Se alojaron en la casa de la princesa Eugenia, prima de Harry e hija de Sarah Ferguson y el príncipe Andrés, con la que el hijo pequeño del Rey Carlos III mantiene una estrecha relación. La experiencia portuguesa les gustó tanto a los Sussex que ahora han decidido hacer del país europeo su nuevo país vacacional. La lujosa vivienda que han adquirido por un valor que, aunque no ha trascendido, se habla de, como mínimo, seis cifras, está situada en el CostaTerra Golf and Ocean Club, un complejo residencial no apto para cualquier bolsillo, con todas las comodidades y privacidad del caso, a una hora en coche de Lisboa.
Gracias a esta adquisición, Meghan Markle podrá comenzar los trámites para obtener la Visa Gold, con la que, una vez la consiga, podrá campar a sus anchas por el espacio Schengen de la Unión Europea. ¿El único requisito para comenzar el proceso a través de las autoridades portuguesas? Una contribución mínima de 250 mil euros, que podría ejecutarse perfectamente con este movimiento inmobiliario.