Este mes no ha sido en absoluto sencillo para Harald de Noruega. Fue el pasado 27 de febrero cuando el Rey tuvo que ser hospitalizado en Malasia en pleno viaje privado. Un durísimo revés por el que se vio obligado a entrar en quirófano para una operación de corazón en la que los médicos le implantaron un marcapasos permanente con el que compensar el ritmo cardíaco bajo. Sin embargo, todo parece haber quedado en un susto para el monarca, que con motivo de la Semana Santa ha protagonizado un posado familiar junto a sus seres queridos.
Sentado en una silla y junto a su esposa, la Reina Sonia, Harald de Noruega se muestra visiblemente recuperado en la instantánea en cuestión. Alrededor del monarca y la consorte se encuentran los príncipes herederos, Haakon y Mette-Marit; junto a sus hijos, Ingrid y Sverre Magnus de Noruega. Con esta fotografía, todos ellos han tenido oportunidad de felicitar las fiestas de Pascua a los ciudadanos y de demostrar que la evolución del soberano en lo que a su estado de salud se refiere es bastante favorable. Algo que él mismo demuestra con su gesto de sonrisa despreocupada pese a haber pasado unas semanas cuanto menos complejas.
Como no podía ser de otra manera, Casa Real ha sido la encargada de difundir la imagen tomada en la granja Bidgo Royal. El enclave en cuestión se ubica en la isla de Hovedoya del fiordo de Oslo, uno de los parajes más idílicos del país nórdico. Y es que, fue construida como monasterio en la Edad Media y a día de hoy es la propiedad real más antigua del mundo, además de ser la residencia vacacional del Rey Harald y del resto de miembros de la Familia Real de Noruega. Tal es el cariño que el monarca guarda al lugar, que desde que recibió el alta el pasado 14 de marzo del Hospital Nacional de Oslo, es allí donde descansa y permanece totalmente alejado de la vida pública.
El comienzo del viaje más convulso de Harald de Noruega
Para conocer el comienzo del empeoramiento del estado de salud de Harald de Noruega, hace falta viajar hasta finales del mes de febrero. Cuando el monarca se encontraba inmerso en unas vacaciones privadas en Malasia tuvo que ser hospitalizado de inmediato. Desde Casa Real creyeron oportuna la vuelta a su tierra natal para ser tratado por sus médicos de confianza, razón por la que voló hasta Oslo el domingo, 3 de marzo, en compañía de su esposa y de seis profesionales. Un viaje que supuso un gasto público que giraba en torno a los 200 mil euros y que fue duramente criticado dentro de las fronteras del país nórdico.
La institución quiso ser transparente en todo momento con los ciudadanos sobre el punto en el que se encontraba su Rey. Lo hicieron a través de un comunicado oficial del que más tarde se hicieron eco los medios de comunicación nacionales: “Su Majestad el Rey ha caído enfermo durante sus vacaciones en Malasia y se encuentra hospitalizado allí, aquejado de una infección. El Rey recibe un buen seguimiento por parte del personal médico malayo y noruego”, aseguraban. Sin embargo, no fue hasta que llegó a Oslo cuando pudo saberse que sería necesario que pasara por quirófano.
El martes, 12 de marzo, Harald de Noruega superó con éxito una operación de corazón por la que se le implantó un marcapasos de manera permanente. Así lo contaba Casa Real en un nuevo comunicado explicativo: “La intervención se realizó con éxito y el Rey se encuentra bien. El Rey permanecerá ingresado en el hospital durante unos días”, contaron. De esta manera, el soberano ponía punto final a un nuevo episodio en su vida que ha mantenido a Noruega y alrededores en vilo.
El estado de salud del Rey Harald, en el punto de mira de los noruegos
Cabe destacar que no es la primera vez que el estado de salud del Rey Harald preocupa a sus allegados y a los ciudadanos noruegos. Hace poco más de un año, el monarca fue ingresado en el hospital Rikshospitalet de Oslo por culpa de una infección. Tuvo que permanecer varios días en la clínica en cuestión para recibir un tratamiento antibiótico por vía intravenosa, tal y como informaba la Casa Real de Noruega a través de un escueto comunicado. En el escrito, la institución intentaba quitar hierro al asunto al confirmar que el soberano se encontraba “estable”, y ahora, varios meses después, ha vuelto a sufrir un achaque.