Las vacaciones de la familia real británica llevan años siendo un sinónimo de pasar tiempo en Balmoral. Esta impresionante propiedad en las Highlands escocesas pertenece a los Windsor desde los tiempos de la reina Victoria. La finca, con una extensión de 250 kilómetros cuadrados, esconde en su interior más de 150 edificaciones distintas y ha sido, junto con el yate real Britannia, la residencia privada favorita de Isabel II. Tal era su gusto por pasar tiempo en este retirado paraíso escocés de naturaleza, que fue en esta residencia en la que vivió sus últimos días el verano de 2022 cuando le sobrevino la muerte el 8 de septiembre de ese mismo año.
En esta misma propiedad nació una reina española, Victoria Eugenia de Battenberg, la mujer de Alfonso XIII y abuela de Juan Carlos I. En esta residencia privada veraneaba Isabel II y recibía durante una semana al primer ministro británico y también entre sus muros se reunía toda la familia en las fechas navideñas, como ya hicieran con su padre, Jorge VI. Además, la visita a Balmoral está considerada como “la prueba definitiva” para cualquier externo que quiera comenzar una relación con un Windsor.Diana de Gales nunca fue especialmente feliz entre sus muros, pero su hijo Guillermo siempre ha encontrado en la intimidad que proporciona la propiedad el refugio ideal.
También es del gusto de Catalina de Gales, ya que comenzó a ir desde el primer momento de su relación con Guillermo en el año 2001. Las jornadas en Balmoral trascurren entre paseos en la naturaleza, ratos de pesca, cuidados de jardinería entre los muchos jardines del complejo y algo que a la familia real británica les encanta: caza mayor en los cotos que rodean a la propiedad. Pero de entre todos los rincones de esta inmensa finca hay uno especialmente importante para los actuales príncipes de Gales.
El retiro de Guillermo y Catalina
En una de las campiñas que se encuentran dentro de la propiedad que conforma el complejo de Balmoral hay un pequeño cottage inglés de tres dormitorios al que Guillermo y Catalina comenzaron a ir en sus años como estudiantes universitarios en St. Andrews. Al poco tiempo, en marzo del año 2002 falleció la Reina Madre, Isabel Bowes-Lyon. En la lectura de su testamento se descubrió que había legado esta propiedad a su bisnieto Guillermo, que desde entonces la ha convertido en su refugio perfecto alejado del ojo público. De hecho, es poco lo que ha trascendido sobre la construcción, ya que ni siquiera se ha podido ver ninguna fotografía de su interior o su exterior.
Lo cierto es que el matrimonio está encantado de pasar unos días en la casa cada vez que tienen ocasión y sus tres hijos disfrutan cada vez que se encuentran en esta cabaña que recibe el curioso nombre de Tam-Na-Ghar. Una de las construcciones más cercanas a este cottage es la residencia de Carlos III y Camilla en Balmoral: Birkhall. La propiedad al completo es de titularidad de Carlos III como herencia directa de su madre Isabel II, pero este pequeño rincón pertenece en exclusiva al príncipe de Gales. Si bien la residencia privada de la reina no había podido visitarse hasta ahora, Carlos III ha tomado la determinación de abrirla al público durante el mes de julio, para cuya adecuación ha contado con el asesoramiento de la hermana de su mujer, Annabel Elliot.
Las vacaciones privadas de los príncipes de Gales
Antes del 2020 las vacaciones privadas de los príncipes de Gales, Guillermo y Catalina trascurrían por destinos paradisíacos como el caribe, donde alguna vez han recalado en la que fuera la isla privada de la princesa Margarita, tía abuela de Guillermo. Mustique, que así se llama la isla, está en las Antillas Menores del Mar Caribe, al norte de Venezuela, se convirtió a finales de los años sesenta en el refugio alejado del mundo donde Margarita pudo dar rienda suelta a sus ansias de libertad y donde pudo resarcirse de los muchos agravios de su infeliz matrimonio con Antony Armstrong-Jones. Ahora, una propiedad más en manos de la familia real, es un destino socorrido entre los Windsor que buscan sol y playa y por ello los Gales han viajado hasta ese rincón en más de una ocasión.
Durante la pandemia, con las lógicas restricciones de movimientos, los príncipes de Gales tuvieron que cambiar los destinos lejanos y paradisiacos por otros edenes más cercanos. El de 2020 fue el primer verano en el que pasaron una larga estancia en su cottage de Balmoral y desde ese verano, complementan su retiro estival con la visita de un archipiélago de aguas azules y arena blanca de territorio británico: las islas Sorlingas. Además, este archipiélago al suroeste de la isla de Inglaterra es un lugar especial para Guillermo ya que durante su infancia veraneó en esas islas con su madre y su hermano en más de una ocasión.