El rey emérito Alberto II de Bélgica ya está en casa. Este miércoles ha abandonado el hospital tras una semana ingresado por una deshidratación, aunque según los medios locales la causa era más grave de lo que han informado la Casa Real. El veterano monarca, de 89 años, al fin recibía el alta y tranquilizaba a su pueblo. Una imagen vale más que mil palabras: Alberto II apareció en la puerta del centro caminando por su propio pie, apoyado en un bastón, sonriente y con la reina Paola (87), su esposa, al lado.
Después de ocho días de preocupación, y más tras conocerse que lo que en principio iba a ser un corto periodo en observación se iba a alargar, la presencia física del soberano ha bastado para borrar las especulaciones. El monarca lucía ropa informal (chaqueta azul marino, camisa de rayas, pantalones chinos beis y una gorra en la mano).
Desde que ingresara en las Clínicas Universitarias Saint-Luc de Bruselas, el pasado 27 de junio, la concisa información al respecto, hablando simplemente de que se encontraba "estable y evolucionando bien", en observación y sometiéndose a diversas pruebas, en realidad solo hizo que creciera la alarma por su vida.
De hecho, algunos medios belgas, en particular Le Soir Mag, han publicado que el estado del soberano era peor de lo que se estaba diciendo y que ha llegado a tener un revés importante y a punto ha estado de sufrir una septicemia, una grave infección en la sangre. Al preguntar por el monarca, la respuesta era que debían respetar el secreto médico y que esa información no era de interés general, a pesar de de referirse al rey emérito. Hay que recordar que este abdicó la Corona en 2013 en su hijo mayor, el actual rey Felipe, después de 20 años ocupando el trono de los belgas.
La salud del rey Alberto de Bélgica sufre de achaques, como es lógico por su avanzada edad y también por su historial médico (en el que se cuentan crisis cardíacas y varias operaciones de cáncer de piel), pero al menos ahora ha salido de esta y ya se recupera por completo en el palacio de Belvedere, su residencia oficial.
El pasado 4 de julio Alberto y Paola celebraron su 64º aniversario de boda, aunque el rey todavía estaba en la cama del hospital. Todo un logro para un matrimonio que a punto estuvo de romperse en mil pedazos en muchas ocasiones, con infidelidades reconocidas por ambas partes y que incluso hace tres años se saldó con el reconocimiento legal por parte de Alberto II de una hija extramarital, la ahora princesa Delphine. De su unión han nacido tres hijos: Felipe, Astrid y Laurent.
Durante estos días, la Familia Real belga ha seguido cumpliendo con sus compromisos, aunque sin ocultar su preocupación, como se pudo ver a los reyes Felipe y Matilde cuando han acudido a descubrir sus nuevos bustos oficiales en el Senado para conmemorar su décimo aniversario en el trono. Ahora se sentirán más aliviados con el patriarca de nuevo en casa.