El rey emérito Alberto de Bélgica ha tenido que ser ingresado este martes en un hospital de Bruselas tras sufrir una grave deshidratación. El monarca, que cumplió 89 años hace pocos días, permanece estable, según ha informado la Casa Real belga. Aunque esta situación ha obligado a su hijo, el rey Felipe, a cancelar sus últimos compromisos oficiales.
Su ingreso, en las Clínicas Universitarias Saint-Luc, se ha tomado como medida de precaución y el paciente está "consciente" y "sometiéndose a diversas pruebas", tal y como ha declarado el portavoz Xavier Baert.
El rey Felipe tenía que asistir a un acto en la Universidad de Gante ese mismo día, pero prefirió quedarse en la capital e ir a visitar a su padre en el hospital junto a su esposa, la reina Matilde. De igual manera se ha visto pasar por el centro a su hermano, el príncipe Laurent, y su mujer, la princesa Claire. También le ha visitado en su habitación su esposa, la reina Paola.
Según han informado, el anciano monarca se quedará un poco más tiempo del previsto en observación, al menos hasta el próximo lunes. "Se recupera tranquilamente", han dicho.
Alberto II de Bélgica ejerció como soberano desde la muerte de su hermano, el rey Balduino, en 1993, a quien sucedió en el trono al no tener descendencia de su matrimonio con la española reina Fabiola. En 2013 abdicó en favor de su primogénito aduciendo problemas de salud. El próximo 2 de julio celebrará su 64º aniversario de boda con la reina Paola, con la que ha tenido tres hijos: Felipe, Astrid y Laurent.
Aunque su matrimonio ha sufrido notorios altibajos a lo largo del tiempo (con fuertes rumores de separación), en los últimos años han firmado una paz pública, con reconocimiento incluido de los errores pasados. Hasta ha reconocido legalmente a una hija extramarital, con todos los honores, la ahora princesa Delphine, que asiste ya con toda naturalidad a eventos oficiales con el resto de la familia.