El príncipe Louis tiene tan solo cinco años, tiempo suficiente para haberse ganado el calificativo del miembro más espontáneo y divertido de la Familia Real británica. El hijo menor de los príncipes de Gales ha vuelto a protagonizar los momentos más desinhibidos de la coronación de Carlos III. No solo dentro de la Abadía de Westminster -donde incluso ha bostezado-, sus gestos en el balcón del palacio de Buckingham han desatado la locura entre los seguidores más acérrimos de la realeza más regia de la vieja Europa.
Después del férreo protocolo de la solemne entronización, el príncipe Louis no ha podido contener la emoción de ver a la multitud que se ha reunido en Londres para esta fecha histórica. El niño ha hecho gestos, ha gritado, incluso, se ha mostrado exultante durante la exhibición de los aviones militares y ha aplaudido con fuerza en más de una ocasión. A su lado se encontraba su hermana, la princesa Charlotte, más contenida. La pequeña, de 8 años, estaba preciosa con un vestido y una capa de Alexander McQueen en color blanco y engalanada con bordados. Londres ha sido el epicentro de la noticia durante las horas que ha durado la coronación. Una ceremonia que han seguido 100 millones de personas de distintas partes del mundo por televisión.
La espontaneidad del príncipe Louis
Desde que le viéramos por primera vez en el balcón de palacio, con motivo del Trooping the Colour en 2019, el hijo de Kate y Guillermo siempre ha demostrado ser un niño muy curioso y despierto. Su espontáneo comportamiento ha generado un sinfín de titulares en los últimos años. Además, es uno de los miembros más queridos de la Familia Real británica.