El príncipe Alberto de Mónaco ha sido duramente criticado tras verse el vídeo en el que está en una fiesta sin mascarillas, sin distancia y sin aforo limitado, haciéndose fotos como si fuera una estrella de Hollywood. La polémica está servida

El príncipe Alberto de Mónaco fue uno de los primeros royals en confirmar que había sido contagiado de coronavirus al principio de la pandemia. De hecho, él ha sido señalado como posible foco de contagio en el que el príncipe Carlos de Inglaterra resultó afectado. Afortunadamente para ambos, el virus no hizo especialmente mella en su organismo y pasaron la enfermedad sin mayores complicaciones -así explicaba Alberto lo que sentía cuando tenía coronavirus-. Eso sí, esta suerte de principiante no le protege de un futurible segundo contagio, así como que tampoco le exime de tener que cumplir con las normas impuestas por el gobierno y recomendadas por la Organización Mundial de la Salud para tratar de poner freno al ingente avance de la pandemia por todo el mundo.

De ahí que llame poderosamente la atención que el príncipe Alberto de Mónaco haya desaconsejado todas las normas impuestas por el Ejecutivo, así como su firme decisión de no respetar las recomendaciones expresadas desde distintos organismos internacionales para el obligado cumplimiento del común de los mortales. Pero parece que esto no va con él, como así se desprende del vídeo que está circulando por las redes sociales y en el que se muestra cómo el marido de Chárlene de Mónaco está disfrutando de una multitudinaria fiesta en la que no se respetan las medidas mínimas de seguridad en medio de una pandemia. Es decir, ni rastro de mascarillas entre los asistentes, ni por asomo se respeta el número máximo de personas bajo el mismo techo –varía en función del país, pero nunca se recomienda estar en grupos superiores de 10 personas- y ni rastro de esa necesaria distancia mínima de seguridad.

Lo que el príncipe Alberto de Mónaco no respeta es precisamente lo único que puede frenar la pandemia del coronavirus a día de hoy y a la espera de que comiencen a pulular vacunas. Medidas que marcan la nueva normalidad y a las que él ha preferido dar la espalda, a pesar de que hace unos meses se convirtió en el rostro visible del Covid-19 y el que demostraba al mundo que esta enfermedad no hace miramientos al estatus social del individuo o su condición real. El coronavirus no entiende de sangre azul e infecta a todos por igual.

La fiesta sin control del príncipe Alberto de Mónaco

Las imágenes de la polémica han sido publicadas por uno de los principales medios de comunicación del Principado de Mónaco. Un vídeo en el que se muestra con detalle cómo el príncipe Alberto de Mónaco disfruta de una multitudinaria fiesta en un local cerrado de Montecarlo, en el que parece que el tiempo ha retrocedido y nadie recuerda la latente amenaza del coronavirus en nuestras vidas, dado que nadie lleva mascarilla, nadie respeta la distancia de seguridad, así como tampoco parece tenerse en cuenta la limitación de aforo en este tipo de reuniones. Un momento de júbilo en el que el royal no tuvo reparos en hacerse fotos con todos los asistentes que así lo deseaban y para lo cual decidían seguir sin mascarilla, ajenos a lo que sucede en todo el mundo y sin tener en cuenta que, en calidad de jefe de una casa real, debe dar ejemplo con su actitud.

El príncipe Alberto de Mónaco, pillado en una fiesta sin ley: sin mascarillas y sin distancia
Foto: Gtres

No obstante, estas imágenes fueron captadas el pasado fin de semana, cuando el príncipe Alberto de Mónaco se encontraba en la fiesta de inauguración del Oktoberfest en el Café París de Montecarlo. Una cita en la que la cerveza corre y que sigue celebrándose en numerosos puntos de la geografía mundial, pero no precisamente en su país de origen: Alemania.

El país germano ha decidido no celebrar este año su icónica fiesta para preservar la salud de sus ciudadanos, pero no en todos los lugares se tiene tanto respeto por la vida del prójimo y esto es precisamente lo que se le achaca ahora al príncipe Alberto de Mónaco, que parece haberse olvidado de lo mal que él lo pasó cuando fue contagiado al inicio de la pandemia en Europa. Al menos, esta vez, la princesa Chárlene ha dado un mejor ejemplo a seguir y se ha quedado en casa junto a sus hijos a la espera de tiempos mejores y una mayor concienciación con lo que se debe y no se debe hacer por el bien común. Una polémica que vuelve a situarles en el foco de la noticia y por la que se espera que el príncipe Alberto de Mónaco dé la cara para pedir disculpas a todo su pueblo.