Alberto de Mónaco es uno de los 'royals' más prudentes con su vida privada, en términos de difusión, y razones no le faltan. Sus continuos líos de faldas le han valido varios escándalos, por lo que se cuida muy mucho de no pronunciarse sobre lo que le afecta y adolece.
Sin embargo, en medio de la delicada situación que afronta su mujer, Charlene de Mónaco, y los rumores de crisis que acechan a la pareja, el patriarca de los Grimaldi se ha sincerado como nunca sobre las grandes presiones a las que está sometido.
La estrategia cada vez más recurrente de las casas reales europeas que también ha seguido Alberto de Mónaco
Cada vez resulta más usual que los miembros de las casas europeas se presten para participar en documentales sobre su vida o familia, coincidiendo con fechas señaladas o momentos claves de su existencia. Lo hicieron Meghan Markle y el príncipe Harry de Inglaterra por medio de la incendiaria serie producida por Netflix en la que se despacharon a gusto contra los miembros de la monarquía británica y contaron todos los pormenores de su distanciamiento.
También Haakon de Noruega y Mette-Marit. Coincidiendo con su 20 aniversario de bodas, los futuros reyes del país nórdico se sinceraron como nunca en una serie documental de seis capítulos en la que ahondaron en su vínculo marital. Y, más aún, confirmaron públicamente los problemas que habían superado -y todavía les perseguían- en el seno de su matrimonio. "No ha sido un camino fácil. De vez en cuando las cosas pueden ponerse un poco tensas entre nosotros", reconocía la princesa.
Pues bien, ahora le ha tocado el turno a Alberto II de Mónaco, que también ha recurrido a esta estrategia audiovisual para abrirse en canal. Lo ha hecho en el documental 'Los hijos del principado de Mónaco: esplendor y drama', que emitirá en agosto el canal alemán ZDF. El avance que se ha emitido es solo un abrebocas de lo que se puede esperar de su entrevista inédita.
El momento clave que ha elegido el marido de Charlene de Mónaco para abrirse en canal
Llama poderosamente la atención que el hermano de Carolina de Mónaco haya elegido esta etapa de su vida para pronunciarse públicamente sobre sus responsabilidades y el coste personal que está teniendo para él asumir su papel de soberano. "No es fácil afrontarlo. Es difícil aparecer en público y dar discursos. Tuve que aprender muy joven lo que se esperaba de mí", indica. Sus palabras coinciden con las últimas informaciones que tienen a Charlene de Mónaco en el centro del foco mediático. Según apunta la prensa extranjera, la princesa está cada vez más sola y aislada. Preocupa su estado anímico y el hecho de que, aparentemente, no tenga un círculo de amigos íntimos sobre los que apoyarse.
"Está rodeada de gente, tiene sus propios trabajadores a su servicio, pero está completamente sola y, en gran medida, muy protegida", apuntaba 'Bunte' en un reciente artículo. En los últimos tiempos, la princesa ha reducido de forma drástica sus apariciones públicas y no suele aparecer en actos institucionales en solitario. Desde 2021, su protagonismo en las redes sociales de la casa Grimaldi es prácticamente residual. Esto al tiempo que no cuenta con su propia cuenta de Instagram desde donde publicitar su agenda e imagen.
Las confesiones inéditas de Alberto de Mónaco
Sobre su, a priori, idílica vida, Alberto de Mónaco señala que fue a los cuatro o cinco años cuando se dio cuenta de que su familia "era diferente". El hecho de que sus hijos, sobre todo Jacques, de nueve años, esté expuesto al escrutinio público es algo que le ha quitado el sueño en más de una ocasión. El heredero ya se está preparando para asumir su rol, ha relatado su padre, siempre bajo su protección y guía. A sus 66 años, el también hermano de Estefanía de Mónaco intenta, junto a Charlene, que sus gemelos (Jacques y Gabriela) lleven una vida lo más normal posible.
"Nuestros hijos son todavía muy pequeños y quiero que crezcan con la mayor normalidad posible. Al igual que mis padres hicieron conmigo y con mis hermanos. Cuando éramos pequeños, nuestra vida familiar era lo más normal posible. Pasábamos el mayor tiempo posible juntos y disfrutábamos de nuestra privacidad y de los viajes familiares", recuerda Alberto de Mónaco sobre su feliz infancia.
Es una de las pocas veces que el príncipe soberano del pequeño país se ha referido a esta etapa de su vida, que contrasta con la que caracteriza su madurez: completamente expuesta a la opinión pública, a la que debe rendir cuentas a pesar de sus reticencias y temores.