En la última semana se ha rumoreado en la prensa de medio mundo con la posible crisis en el matrimonio de Beatriz de York y su marido, el italiano Edoardo Mapelli. La pareja, que se dio el sí quiero en mayo de 2020 y que acaba de tener su segunda hija en común, no estaría pasando su mejor momento. Por lo visto, las continuas ausencias por motivos de trabajo de Edoardo no ayudan a que la Princesa encuentre la estabilidad dentro de su matrimonio. Más aun cuando la hija del Príncipe Andrés aun está tratando de recomponerse tras una segunda maternidad complicada.

La segunda hija del matrimonio nació de forma prematura el pasado mes de enero que, si bien no tiene problemas serios sí cuenta con alguna complicación típica de su condición. Además, el trabajo como interiorista de Edoardo lo mantendría alejado de casa demasiado tiempo y según algunos tabloides, esta ausencia la podría paliar el joven italiano buscando compañía en otros lares. Lo cierto es que, al igual que todos los demás, los matrimonios reales no son inmunes a las crisis, algunos incluso terminan en separación.

Hoy repasamos algunas de las crisis matrimoniales más sonadas protagonizados por los royals y aquellos matrimonios que no sobrevivieron a una simple crisis y terminaron en ruptura real.

Parte de la familia real en el balcón de Buckingham en el desfile del 'Trooping the color' de 1989.

Parte de la familia real en el balcón de Buckingham en el desfile del 'Trooping the color' de 1989. En esta fotografía hay al menos tres matrimonios rotos.

Gtres

La familia Windsor, expertos en matrimonios fallidos

Durante el largo matrimonio de los abuelos de Beatriz de York, es decir, de la Reina Isabel II y el Duque Felipe de Edimburgo, fueron muchas las veces en las que se rumoreó con una crisis real. El carácter complicado del consorte real no ayudaba a que encontrase su lugar dentro del organigrama de la casa pensado para gravitar entorno a la figura de la monarca. Al apuesto Felipe lo relacionaron con bailarinas, actrices y con alguna que otra aristócrata. Nunca nadie pudo publicar con certeza ninguna de estas historias poniendo sus deslices en negro sobre blanco, pero lo cierto es que la actitud disoluta de Felipe y su buen amigo Michael Parker, que ejercía las veces de secretario personal, terminó por obligar a la Reina Isabel II a expulsar a Parker de Palacio y llamar a filas a su marido.

En los Windsor el historial de crisis matrimoniales es tan extenso como su historia en el trono. Todos los hijos de Isabel II, salvo uno, han visto como sus matrimonios fracasaban. Algunos han acabado en separación, otros en divorcio y muchos en segundas nupcias. El caso más sonado fue el de Carlos III y Diana de Gales, a quienes la propia Isabel II terminó viendo por imposibles e instándoles a divorciarse por el bien de la institución. A día de hoy se podría decir que Carlos III goza de un matrimonio estable con el amor de su vida y algo parecido le ocurrió a la Princesa Ana, quien tras un primer matrimonio que acabó en divorcio en 1992 cuenta ya con un segundo y feliz matrimonio de 35 años de duración.

Dinamarca, de un conde a la fuga a un Rey “casanova”

En otras latitudes los problemas son los mismos. Sonadísimas fueron las múltiples pataletas que tuvo durante su vida el marido de la Reina Margarita de Dinamarca. El conde francés Enrique de Laborde de Monpezat fue una figura que siempre estuvo envuelta por un halo de tormento, ya que nunca se mostró satisfecho con no tener título de rey o de príncipe. En esta agría forma de ser del padre de Federico X tampoco ayudó que prácticamente desde su nacimiento, su hijo tuviese un rango mayor al suyo. Este detalle que respondía a una naturaleza meramente jerárquica inherente a las monarquías hacía que el marido de Margarita de Dinamarca se sintiese cada vez más pequeño afectando inevitablemente al matrimonio.

La Reina Margarita junto a su marido en la boda de la Princesa Victoria de Suecia en 2010

La Reina Margarita junto a su marido en la boda de la Princesa Victoria de Suecia en 2010.

Gtres

Muchas fueron las huidas sin previo aviso del francés, la última después de muerto: dejó en su testamento su negativa a compartir cripta con su mujer y en lugar de ello pidió ser incinerado y arrojado al mar. Tristemente no parece que el matrimonio de su hijo, el hoy Rey Federico X goce de una mejor salud. Todavía resuenan en nuestras mentes las fotos junto a Genoveva Casanova en Madrid que pusieron patas arriba Dinamarca. El monarca pasó un fin de semana en la capital española y según pudieron acreditar los paparazzis que lo fotografiaron, durmió en casa de Genoveva Casanova. Aquel escandalo precipitó la abdicación de la corona por parte de su madre, que había manifestado en muchas ocasiones su intención de morir en el cargo.

En España también saben de crisis matrimoniales

A este lado de los Pirineos tampoco es que nos libremos de crisis en los matrimonios reales. El paso del tiempo nos ha confirmado lo que era un secreto a voces: el matrimonio de Juan Carlos I y la Reina Sofía es un mero constructo social sin visos de intimidad alguna. Todos hemos podido ser testigos de las pruebas que demostraban que Juan Carlos I prefería gozar de intimidad fuera de los muros de Palacio con otras señoras y señoritas que nada tenían que ver con su mujer. Esta circunstancia que ha hecho correr en los últimos años ríos de tinta siempre fue una suerte de secreto a voces sin confirmar por nadie e interminable es la lista de mujeres con las que se ha relacionado al emérito.

Los Reyes Juan Carlos I y Sofía posan junto a toda la familia en Marivent en 2006. De los matrimonios de la foto solo sobrevive el del entonces Príncipe Felipe.

Los Reyes Juan Carlos I y Sofía posan junto a toda la familia en Marivent en 2006. De los matrimonios de la foto solo sobrevive el del entonces Príncipe Felipe.

Gtres

Pero el de los padres de Felipe VI no es el único matrimonio fallido entre los Borbones. Los de las Infantas Elena y Cristina no han corrido mejor suerte. El primero en resentirse fue el de la Infanta Elena con Jaime de Marichalar. La hija mayor de Juan Carlos I se había dado el “sí, quiero” en Sevilla en el año 1995 enamoradísima hasta las trancas, pero en 2007 llegó aquello del “cese temporal de la convivencia” tras muchos rumores. Dos años después firmarían un discreto divorcio del que nunca trascendieron los detalles. El caso de Cristina fue más trágico y mucho más público. Después de mantenerse al lado de su condenado marido mientras cumplía con la pena de cárcel resultante del juicio del Caso Noòs, la Infanta Cristina se vio traicionada delante de todo el país cuando salieron unas fotos de su marido con otra mujer.