Dicen que la forma en la que nuestros padres se relacionan con nosotros en nuestra infancia marcará cómo nos desenvolvamos como padres en el futuro. Algo así es lo que le ha pasado al rey de Dinamarca Federico X que parece tener muy claro que no quiere que su hijo pase por el mismo tipo de educación que él tuvo durante su infancia. El hoy rey, Federico, fue criado con una madre ausente y un padre bastante duro con sus hijos, especialmente con el heredero.

El rey danés parece ser un padre muy distinto del que él tuvo en su infancia. Tanto Mary como él son muy celosos de su intimidad y de los momentos que consiguen reservar para vivir con sus cuatro hijos. Quieren que, dentro de lo posible, se críen como niños normales. Estas son las principales diferencias que Federico ha querido marcar entre la educación que él recibió en su día como príncipe heredero y la que está recibiendo su hijo Christian, que acaba de cumplir los dieciocho años.

Una infancia marcada por las ausencias de una madre y las exigencias de un padre

La infancia de Federico X transcurrió entre algodones por el título que ostentaba por nacimiento, pero también tuvo que lidiar con las consecuencias de la vida que le tocó vivir. Cuando Federico tenía cuatro años, al fallecer su abuelo Federico IX, su madre fue nombrada reina de los daneses con tan solo 31 años. En aquel momento las preocupaciones de la joven reina eran tantas y tan variadas, que la crianza de su hijo terminó recayendo más en su marido, el conde francés Enrique de Laborde de Monpezat. La figura del consorte de la reina siempre estuvo envuelta por un halo de tormento, ya que el marido de Margarita II nunca se mostró satisfecho con no tener título de rey o de príncipe. En esta agría forma de ser del padre de Federico X tampoco ayudó que prácticamente desde su nacimiento, su hijo tuviese un rango mayor al suyo.

Margarita II junto a su marido Enrique de Laborde Monpezat en su juventud

Margarita II junto a su marido Enrique de Laborde Monpezat en su juventud 

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Esta circunstancia inherente a su condición real hacía que el conde no terminase de sentirse cómodo en su tarea de marido y en su tarea de padre, lo que terminó por desembocar en un complicado carácter marcado por la exigencia y la dureza en el trato. La educación de Federico X fue para el joven príncipe todo un calvario y para su padre la ocasión ideal para descargar parte de su frustración vital. Mientras su madre asumía las riendas de un país, su padre se ponía al frente de la tarea de formar a un heredero que todos los días de su vida le recordaba con su mera existencia que él era un simple conde casado con una reina. Este coctel de ausencias, exigencias y diferencias terminó por marcar de forma inevitable la infancia y juventud de Federico que siempre tuvo claro que cuando él fuera padre no quería repetir los errores del suyo.

Federico X y Mary quieren que su hijo tenga toda la libertad posible

Todas estas circunstancias han hecho que Federico X tuviese muy claro cuál quería que fuese su manera de criar a sus hijos, por suerte para él cuando conoció a una joven australiana llamada Mary, encontró una pareja ideal pero también una mujer con un mismo concepto de crianza. Ambos han querido que sus hijos, dentro de su condición real, fueran criados de la manera más sencilla posible para poder disfrutar de toda la libertad que esté a su alcance. Los cuatro hijos del matrimonio, Cristián, Isabel, Vicente y Josefina, tienen títulos de príncipes de Dinamarca por nacimiento, pero además Cristián ostenta el de heredero de la corona danesa. Esta especial circunstancia ha marcado de forma inevitable su educación y crianza, pero ahora que ha cumplido los dieciocho sus padres tienen clara su hoja de ruta.

Los reyes de Dinamarca junto a sus cuatro hijos en la graduación de Cristián

Los reyes de Dinamarca junto a sus cuatro hijos en la graduación de Cristián

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El joven acaba de graduarse con una media de diez en el instituto público danés Ordrup de Copenhague y tal y cómo él mismo dijo a la prensa en el día de su graduación ahora “saldré y veré mundo para prepararme para cosas diferentes”. Con estas palabras el joven Cristián dejó entrever su intención de tomar un año sabático para poder conocer otras realidades que, si bien no le darán una formación curricular, sí lo formarán cono individuo. Esta posibilidad no se le dio a su padre que no tuvo hueco alguno para la improvisación en su férrea formación. De este modo, tanto Mary como Federico dejan claro que para ellos tan importante es que sus hijos se formen de manera profesional como que lo hagan como individuos capaces para asumir las tareas que la corona les pueda poner por delante. Además, el día de la graduación del heredero al trono Cristián ambos mostraron lo orgullosos que están de sus cuatro hijos. Parece que para los reyes daneses los tiempos han cambiado y lo han hecho para mejor.