Los apodos están presentes incluso en las Casas Reales. Son algo vivo, cariñoso y que muestra cercanía, aunque todo depende de quién te lo ponga y en qué condiciones. Tras analizar algunos de la Familia Real Británica y descubrir cómo se llaman Carlos III y Camilla en privado, así como la forma en la que se refiere el príncipe Guillermo a Kate Middleton, sale a la luz el de otro miembro de la Corona. Hablamos de la princesa Ana, quien se ha convertido en la mano derecha de su hermano tras la muerte de su madre, Isabel II.
Sobre ella no pesan polémicas, nada que ver con el príncipe Andrés. Siempre pendiente de sus responsabilidades reales, es según el antiguo corresponsal de realeza de la BB, "alguien incondicional". "Es quién y qué ha moldeado a Carlos. Ana es sabia, inteligente y conecta increíblemente bien con el Reino Unido actual. Sabe perfectamente cómo funciona Carlos. Siempre ha tenido una relación única con él, incluso cuando eran jóvenes y lo sabía todo sobre su relación con Camilla, apoyándolo durante el trance. No me cabe duda de que será un auténtico pilar para Carlos, así como lo fue para su madre", dice.
Aunque se desconoce cómo le llama él, lo que sí se sabe es el apodo de una única palabra con el que le llaman un miembro clave de la Familia Real Británica. Un concepto formal que refleja cómo de respetada es fuera, pero también dentro de palacio. Es su yerno, Mike Tindall, quien para hablar con ella la llama "señora", una confesión que ha hecho a la presentadora de televisión, Susanna Reid.
Tienen confianza y, por ello, sus encuentros no se parecen a los de las películas. Todo lo contrario. Lo explicó él mismo: "Su vida no era como un episodio de 'Downton Abbey', con comidas en mesas largas y todos vestidos con sus mejores galas todas las noches". Él fue un reconocido jugador de rugby hasta que contrajo matrimonio con Zara Phillips en el año 2011, en la iglesia de Canongate Kirk, en Edimburgo. Padres ahora de tres hijos, el matrimonio es actualmente muy valorado en las encuestas.
Y, aunque su vida anterior nada tenía que ver con la corona o las familias reales, lo cierto es que ha sabido adaptarse de maravilla. "Lo creas o no, encajar en la familia real ha sido bastante fácil para mí. Siempre han sido encantadores conmigo y yo siempre he sido amable con ellos. Es realmente simple. La princesa Ana y yo siempre conversamos sobre rugby y sobre el equipo escocés después de cada partido del Seis Naciones. A menudo hablamos de un jugador. Ella me dice: ‘‘¿No debería jugar un poco más así?’’ y yo le contesto ‘‘no te equivocas’", asegura.
Los motes de la familia real
Su relación familiar es exquisita, al igual que sucede con el príncipe Guillermo, con el que se lleva a las mil maravillas. Quizá por ese buen rollo se atreve a referirse al marido de Kate de una manera muy particular, una relacionada con su poco gusto por el alcohol. "Al príncipe de Gales lo llamo ‘One-Pint Willy’ (Guillermo una pinta) porque no es un gran bebedor. Vengo de un deporte que se disfruta en el ámbito social y en beber un par de cervezas con bastante frecuencia".
Los apodos del Rey Juan Carlos, las Infantas y don Felipe VI
En España los motes de Casa Real son bien distintos. Aunque el Rey Juan Carlos siempre ha sido relacionado con el adjetivo "campechano", en el ámbito familiar su mote era muy diferente. Su suegra, la Reina Federica de Grecia, lo llamaba "tenientillo de nada", a diferencia de sus amigos y familia directa que se refirieron a él siempre como "Juanito". Especialmente sus padres, sus hermanos e incluso la Reina Sofía.
La Reina Sofía, por su parte, es llamada por su círculo más cercano como "Sofi", aunque oficialmente hay quien la ha llamado 'La Griega' o 'La Reina de las Artes'. Mucho más sencillo es el apodo del Rey Felipe, quien fue bautizado en redes sociales como el 'Kioskero', fruto de una broma de un tiktoker. En su formación militar, en cambio, le llamaron Pipe, SAR por las siglas de Su Alteza Real o incluso Winston, por sus características físicas: rubio y alto.
Más curioso todavía es el de las Infantas Cristina y Elena, quienes siempre han sido llamadas de un modo distinto por su carácter. Mientras a Elena se le llamaba "la Infanta limón" por su agrio carácter, a Cristina se referían como la "infanta naranja" por su personalidad más dulce. No tenían nada que ver la una con la otra y la prensa lo sabía.