“¿Cree que alguna vez será reina? No lo creo, preferiría ser la reina de los corazones de la gente” esta frase que Diana de Gales pronunció en su polémica entrevista en Panorama (BBC) en noviembre de 1995 parece haberse convertido en una premonición sobre cómo sería recordada después de su partida de la que ahora se cumplen 27 años. En estas casi tres décadas de ausencia su imagen se ha convertido en un objeto de veneración, en una sombra que siempre sobrevuela a la familia real británica, en el recordatorio de que de un día a otro todo lo ganado puede saltar por los aires. Diana fue la demostración de que una institución como la monarquía no tiene todo hecho y no puede dar nada por sentado.

Posiblemente, si la princesa fue consciente de que se iba en su trágico final, alguno de sus últimos pensamientos habría sido para sus hijos. Su mayor legado en esta tierra, sin duda alguna, fueron Guillermo y Enrique. Ellos eran su gran fuente de orgullo y también de desvelos, Diana quería que, al igual que se les formaba para ser príncipes, se les formara para ser personas empáticas que conocieran el mundo y pudieran ser felices fuera de la burbuja de la familia Windsor. Este deseo de Diana fue recordado por su hermano Charles en el aplaudido panegírico que leyó en su funeral y fue motivo de enfado para Carlos III quien, con su evidente falta de inteligencia emocional, solo vio en ello un ataque a todo lo que él representaba.

Diana la solidaria

Sin duda si preguntas a cualquiera de las personas que formaron su entorno más intimo te dirán que la gran huella de Diana en este mundo fue su prolífica labor en favor de distintas causas solidarias a lo largo de su corta vida. Desde el comienzo de su vida pública Diana se dio cuenta de que la atención que le brindaba la prensa y la opinión pública le otorgaba un poder, que podía dirigir esa atención a causas que normalmente no la tienen. Quienes conocieron a la princesa destacan de ella que tenía la capacidad de entrar en una habitación y rápidamente saber quién era la persona que más necesitaba de su cariño, algo que quedaba patente en cada acto solidario al que Diana asistía.

Muchas de las causas a las que la princesa aportó visibilidad tenían que ver con la infancia, pero también con las enfermedades más condenadas al ostracismo. Inolvidable es su visita a un hospital en el que se trataba con enfermos de VIH en los ochenta sin entender todavía muy bien como funcionaba este virus. La expectación con la visita de un miembro de la familia real a este tipo de enfermos era total, el estigma del VIH convertía a los portadores del virus en auténticos parias sociales. Diana visitó a estos enfermos y, aunque hoy pueda parecer gracias a la ciencia una tontería, los saludó sin llevar puestos guantes. Los abrazó, besó y lanzó el mensaje de que, al igual que el resto de personas que pasan por un problema de salud, estos pacientes necesitaban del cariño y comprensión de su entorno y que no pasaba nada por tocarlos o besarlos. Posiblemente aquella fue la mayor campaña de concienciación sobre el VIH de la historia. La princesa había perdido amigos por esta enfermedad y siempre guardó un especial lugar en su corazón la lucha contra la desinformación que la rodeaba.

Lady Di en Angola en el año 1997

Lady Di en Angola en el año 1997

Gtres

Pero sin duda su gran causa fue la de la erradicación de las minas antipersonas que antes eran tan comunes en conflictos bélicos alrededor del mundo. Tristemente Diana no llegó a ver el impacto definitivo de su lucha, que se materializó en el Tratado de Ottawa que hacia oficial la desaparición de esta arma atroz y de su uso en conflictos. Además, la iniciativa surgida de su activismo terminó ganando el Premio Nobel de la Paz, algo que la princesa tampoco llegó a ver. Todo empezó en una visita a Angola en la que Diana pudo conocer de primera mano las secuelas físicas que la población civil, en gran parte niños, sufría por haber pisado uno de estos explosivos. Desde ese momento Diana se posicionó en contra de su uso, algo que le valió la crítica de sectores conservadores del establishment británico que la tildaron de ser una figura política a lo que la princesa contestó que ella era simplemente una figura humana. El mítico paseo de Diana ataviada con un chaleco y un casco por un campo de minas en Angola causó el impacto definitivo para que a nivel internacional comenzase a tratarse en serio el debate de la erradicación de las minas antipersonas.

La princesa Diana visitando con sus hijos las cataratas del Niágara en 1991

La princesa Diana visitando con sus hijos las cataratas del Niágara en 1991 

Gtres

Mamá Di, abuela Diana

El papel en el que Diana más cómoda estaba no era el de esposa o el de princesa de Reino Unido, sino el de madre. Según sus propios hijos han contado los momentos favoritos de la princesa de Gales eran los de su intimidad como madre, cuando llevaba a sus hijos al cine o a comer una hamburguesa. Diana no dudaba en asistir a las actividades del colegio a las que otros padres asistían o en llevar a sus hijos a vivir experiencias para niños de su edad como, por ejemplo, asistir a un parque de atracciones. A la princesa le preocupaba el lado humano de los príncipes, algo que ambos han destacado sobre su madre es que les abrió los ojos a realidades menos privilegiadas que la suya, pero también a mirar más allá de sus papeles como miembros de la familia real.

A día de hoy Diana tiene cinco nietos, George, Charlotte y Louis por parte de Guillermo y Archie y Lilibet Diana por parte de Enrique. Todos los que la conocieron coinciden en que estaría como loca desempeñando su papel de abuela y, aunque ella no está para colmarlos de mimos, parece que está muy presente en la vida de sus cinco nietos. En el documental de la ITV ‘Diana, Our Mother: Her Life and Legacy’ (2017) ambos príncipes hablaban sobre su desaparecida madre y en él Guillermo reveló que sus hijos se refieren a la malograda princesa de Gales como “la abuelita Diana” y que todos los días de la madre le hacen postales para ella que entregan a Guillermo. Por su parte, Enrique, que llamó a su hija Lilibet Diana en honor a su madre y su abuela, ha contado en alguna ocasión que su madre está muy presente en sus vidas. Según el duque de Sussex, en el cuarto de los niños hay un retrato de Lady Di al que lanzan besos e incluso una de las primeras palabras de Archie fue “abuela Diana”.