El inexorable paso del tiempo añade épica a algunas historias, hace olvidar otras y en algunos casos, dota de nuevas perspectivas a algunos personajes relevantes de la historia reciente. A veces esta nueva perspectiva sobre algunas personas tras su partida se produce por un cambio en las sociedades, por querer revisar la historia con los ojos de la actualidad o porque se descubran datos desconocidos sobre sus historias personales que aporten nuevos aspectos sobre sus personalidades en los que hasta ese momento no se había reparado.

 En el caso de Fabiola de Mora y Aragón, en sus últimos años de vida y tras su muerte, hace ahora diez años, algunos belgas cambiaron la imagen que tenían de la que había sido consorte del Rey durante tres décadas por cuestiones fiscales de su herencia. Sería inexacto decir que durante toda su vida esta fue la única polémica que salpicó a la española más belga, porque la verdad es que a pesar de su carácter resto y austero, la polémica siempre siguió de cerca a la mujer del Rey Balduino. Hermanos traidores, lazos de amistad poco explicables fuera de España, planteamientos éticos de índole religiosa por encima de sus obligaciones reales, repasamos algunas de sus polémicas.

Una llegada complicada y un hermano polémico

La llegada de la joven Fabiola de Mora y Aragón a Bélgica en el año 1960 no fue un camino de rosas. Balduino, a sus 30 años llevaba ya diez con la corona. La tibia postura de su padre con los nazis fue considerada un apoyo tácito al régimen de Hitler y le costó lógicamente la corona. Tras mucho tiempo recibiendo presiones para casarse, el Rey Balduino reunió a la prensa para anunciar que tenía una prometida española. En aquel momento la idea de la Bélgica colonial llegaba a su fin con la liberación del Congo Belga y en una de la opinión pública aquel lógico devenir de los acontecimientos se vivía como una auténtica humillación. Fue precisamente esa parte de la sociedad belga la que puso el grito en el cielo con la idea de que una española fuese a ser la reina de los belgas.

Fabiola y Balduino de Bélgica juntos en un acto en 1980

Fabiola y Balduino de Bélgica juntos en un acto en 1980

Gtres

Por otro lado, otra parte de la sociedad belga no veía con buenos ojos que la futura reina de Bélgica guardase lazos tan estrechos con el dictador Franco como los que guardaban los Mora y Aragón. Aun y con todo, Fabiola fue ganándose poco a poco el cariño del pueblo de su marido. Por si la celebración de la boda no estuviese ya suficientemente rodeada de polémica, el hermano de la novia, Jaime de Mora y Aragón, añadía más leña al fuego vendiendo a la prensa primero el diario personal de juventud de Fabiola y luego, la invitación de la boda real. Estos ataques fraternales devinieron en que se le retirase la invitación para asistir a la boda de su propia hermana. Desde ese momento la relación entre los dos hermanos nunca volvería a recomponerse.

Una abdicación temporal y una fundación sospechosa

Treinta años después de su matrimonio, los Reyes Balduino y Fabiola protagonizaron una situación peliaguda que trascendió a nivel internacional. En abril de 1990 el ejecutivo belga, cristianodemócrata, aprobó la ley del aborto en el país. Como en el resto de monarquías parlamentarias europeas, una vez que una ley pasa el trámite parlamentario para su aprobación, esta debe ser sancionada con la firma del monarca para ser publicada en el boletín del estado y tomar carácter oficial. Las convicciones morales de Balduino y familia, que eran ultracatólicos, les impedían sancionar esta ley por contravenir sus ideales.

El Rey Balduino, que ya había mostrado su oposición a esta ley, pidió la gobierno que buscasen la forma legal para que no tuviera que firmar la norma. Finalmente, el Rey abdicó la corona durante 36 horas cediendo todos sus poderes al gobierno para no firmar el decreto. Aquella decisión provocó críticas porque el jefe del Estado pusiera por delante de sus deberes una opinión personal. El exparlamentario y catedrático de derecho François Perrin calificó el subterfugio legal de “surrealista” y los socialistas belgas pidieron que abdicara de forma total la corona por negarse a acatar la voluntad del pueblo belga ejercida a través de sus representantes.

Un asistente al funeral de la Reina Fabiola sujeta entre sus manos el programa y el recordatorio con un retrato de la consorte

Un asistente al funeral de la Reina Fabiola sujeta entre sus manos el programa y el recordatorio con un retrato de la consorte en diciembre de 2014.

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El capítulo final de las polémicas que salpicaron a la Reina Fabiola de Bélgica llegó en los últimos años de su vida y tras su muerte. En sus últimos años de vida, la Reina tomó una decisión difícilmente justificable y de la que luego tuvo que dar marcha atrás: creo la FundaciónFons Pereos cuya única finalidad era que sus herederos (sus más de 30 sobrinos) recibieran su fortuna esquivando el pago del 70% al fisco belga estipulado por no ser familiares directos, ya que Fabiola no tuvo hijos. Tal fue el revuelo en el país del chocolate que la Reina tuvo que dar marcha atrás, disolver la fundación y finalmente, su herencia se destinó a engrosar los fondos de la Fundación Obras de la Reina que ayuda a los más desfavorecidos. Aun así, no queda del todo claro qué pasó con el grueso de su fortuna personal tras su desaparición, hace ahora 10 años.