Después del viaje de Estado a Dinamarca, el pasado mes de noviembre, que se vio marcado por las fotografías del entonces príncipe Federico con Genoveva Casanova, los Reyes de España vuelven a hacer las maletas para otro importante viaje, en este caso a Holanda. El duelo se vuelve a repetir, ahora entre la Reina Letizia (51) y Máxima de Holanda (52), dos mujeres que representan la nueva generación de royals nacidas fuera de palacio, que mantienen una gran relación, pero, a la vez, con una personalidad muy distinta, incluso a la hora de afrontar el paso del tiempo.
Las vidas de la reinas Letizia y Máxima han transcurrido con cierto paralelismo. Ambas eran brillantes profesionales antes de dejarlo todo por sus príncipes azules y convertirse en dos de las mujeres más fotografiadas y seguidas del mundo. Y también en dos de las más analizadas y, en ocasiones, criticadas, por su estilo.
La Reina Letizia es una de las mujeres más elegantes (la última gran lección la dio en el funeral de Fernando Gómez-Acebo), con un estilo alabado unánimemente fuera de nuestras fronteras. La Reina Máxima, también es reconocida por su elegancia, aunque en su caso con un estilo más barroco y espectacular. Pero, ¿son tan diferentes a la hora de enfrentarse al inexorable paso del tiempo y los cambios estéticos que conlleva?
El gran cambio de la Reina Letizia
La imagen de doña Letizia era conocida por todos antes de anunciar su compromiso con el príncipe Felipe, el 1 de noviembre de 2003. Era una de las presentadoras del Telediario de TVE y su rostro afilado, su nariz con caballete, su mentón más prominente y sus preciosos ojos verdes eran de sobra conocidos.
Pero desde entonces hasta hoy se ha convertido en una auténtica "beauty queen", con alguna intervención estética y otros retoques sutiles y perfectamente combinados que le han dejado un rostro 10.
El primer gran cambio de la Reina fue en el verano de 2008 cuando se sometió a una intervención de nariz. Doña Letizia se realizó ese mes de agosto una septorrinoplastia, para corregir una desviación de su tabique nasal con el objetivo de mejorar ciertos problemas respiratorios que sufría. A ello, también se le sumó la rinoplastia que modificó el puente de la nariz.
El Palacio de la Zarzuela tuvo que confirmar la operación cuando los entonces Príncipes de Asturias tuvieron que aparecer públicamente debido al trágico accidente de Spanair en el aeropuerto de Barajas. El rostro de la Princesa todavía estaba algo hinchado y el gran cambio no podía pasar inadvertido.
A pesar de que nunca se confirmó oficialmente, el médico que se encargó de la operación fue el cirujano Antonio de la Fuente, consiguiendo uno de las mejores resultados que podemos encontrar.
Otros retoques nunca confirmados
Hasta aquí el único retoque con luz y taquígrafos de la Reina de España. Pero lo cierto es que su rostro ha sufrido modificaciones, eso sí, sobre la base de una estructura perfecta.
Sin confirmar, son otros muchos los tratamientos que se presuponen a la Reina, sin acudir a técnicas demasiados invasivas. Se ha hablado de una bichectomía (afinarse los pómulos extrayendo las bolas de Bichat de los mofletes). También se ha reducido el mentón, antes más prominente y alargado, con lo que ha logrado un rostro más armonioso.
Lo que sí parece claro por su rostro firme, radiante, perfectamente definido, sin descolgamiento y sin apenas arrugas, es que doña Letizia acude a las infiltraciones de ácido hialurónico para hidratar y suavizar el surco nasogeniano. También gracias a las periódicas infiltraciones de ácido hialurónico (es una sustancia reabsorbible que hay reponer cada 6-8 meses) consigue rellenar y dar un volumen natural a sus labios.
El bótox en entrecejo y patas de gallo para atenuar las arrugas es otro de sus aliados. Además, le sirve para levantar el arco de la ceja y abrir la mirada. Para esto último también podría haber acudido a los hilos tensores, para levantar la mirada como en los foxy eye.
Con los rellenos faciales ha dado más proyección y ángulos a su rostro, sin abusar del volumen, consiguiendo de esta manera un resultado mucho más natural.
La piel perfecta de la Reina
Otra de las cosas que más llaman la atención es su piel impoluta y de un tono homogéneo. El prestigioso dermatólogo Pedro Jaén, gran amigo de los Reyes, es quien se ocupa de que esté perfecta, sin manchas y jugosa. La Reina cuida al extremo su alimentación (es seguidora de la dieta Perricone que promete poner freno al envejecimiento acelerado) y también huye del sol. Su tono bronceado y brillante se debe a técnicas como la caña de azúcar o las hidratantes con color y pigmentos brillantes, que consiguen su magnífico tono sin la necesidad de exponerse durante horas al sol.
Todo ello, unido a una férrea disciplina con el deporte, hace que pasados los 50 la Reina Letizia mantenga un físico espectacular.
Máxima de Holanda aboga por la naturalidad
Frente al perfeccionismo de doña Letizia nos encontramos con la naturalidad de Máxima de Holanda. Si por algo destaca la reina holandesa es por su frescura, espontaneidad y permanente sonrisa. A diferencia del barroquismo de sus estilismos, en cuestiones beauty apuesta por la naturalidad, tanto en el maquillaje como en sus peinados. Pocos han sido sus cambios, aunque la delgadez de los últimos tiempos ha llamado poderosamente la atención.
La melena rubia y el rostro redondeado del comienzo de la treintena cuando la conocimos, poco ha cambiado veinte años después, pero eso no quiere decir que no se haya sometido a tratamientos estéticos para mantener la piel más joven. Lo que queda descartado son intervenciones invasivas que hayan modificado su rostro.
Máxima parece de las pocas royals (junto con Carolina de Mónaco) que se resiste a los retoques estéticos. Muestra sin problemas sus líneas de expresión y arrugas más marcadas, que se han agudizado todavía más por su constante gesticulación y sonrisa de par en par. Unas arrugas que vemos más pronunciadas en la zona de la frente, alrededor de los ojos y el cuello.
La naturalidad es su máxima. Incluso no le ha importado mostrarse, tal cual, sin una gota de maquillaje, el pelo recogido en un moño casero y con sus gafas de ver en un viaje que realizó a Tanzania en 2022. Una imagen impensable en cualquier otra royal.
Sin embargo, eso no quiere decir que renuncie a los cuidados. Aunque su piel no es tan homogénea como la de la Reina Letizia, también se somete a sus tratamientos.
El bótox y las vitaminas de Máxima de Holanda
Al igual que Letizia, ha recurrido al bótox en el tercio superior de la cara para reducir los estragos de su expresividad. También los cócteles de vitaminas la han ayudado a dar un plus de hidratación a su piel.
Máxima es una enamorada del sol (la familia pasa los veranos en la mansión que se han construido en Grecia) lo que le ha provocado pequeñas manchas de hiperpigmentación en la zona de las mejillas, que ha suavizado con láser.
Su sonrisa perfecta
Para que su permanente sonrisa luzca perfecta, la reina holandesa decidió recurrir a los brackets transparentes, estratégicamente colocados en las piezas laterales, para corregir un problema de oclusión.
El nuevo duelo de la Reina Letizia y Máxima de Holanda nos deja la oportunidad de ver a dos mujeres muy diferentes, pero, a la vez, grandes referentes de estilo.