En la rutina facial el orden de los factores sí altera el resultado. Si quieres que tu ritual de belleza sea eficaz, y que tu piel esté más cuidada que nunca este otoño, sigue estas recomendaciones de experta y notarás la diferencia.
Hay tantos productos cosméticos en el mercado que lo más normal es que los consumidores acabemos haciéndonos un lío monumental a la hora de configurar nuestra rutina de cuidado facial. ¿Es necesario el tónico? ¿Aplico el sérum antes o después de la crema hidratante? Hablamos con una experta que despeja todas nuestras dudas y nos desvela el orden correcto de aplicación de los cosméticos.
¿Cuál es el orden en el que debemos aplicar los cosméticos?
Tanto si queremos crear una rutina facial sencilla como si queremos una más compleja, tenemos que prestar atención al orden de aplicación de los cosméticos. ¿Por qué? Porque el orden determina que ciertos productos puedan penetrar mejor en la piel. Si no lo tenemos en cuenta estaremos malgastando tiempo (y dinero) ya que el producto cosmético no tendrá efectividad en la piel.
Lo fundamental es preparar correctamente la piel para que esta absorba mejor los tratamientos que apliquemos a continuación ya que será más receptiva. Una vez que comenzamos con el ritual de hidratación hay un orden establecido que hace que la piel pueda asimilar más ingredientes y beneficiarse de sus propiedades. Generalmente las texturas más acuosas se absorben mejor por la piel por lo que se aplican antes dentro de la rutina y las más untuosas las últimas ya que crean un efecto barrera que impermeabiliza la piel por lo que aplicar productos de tratamiento después no serviría de nada.
¿Cuál sería el orden correcto de aplicación de los productos cosméticos dentro de una rutina facial completa? Leticia Carrera, directora del centro de medicina-estética Felicidad Carrera, explica que “el orden recomendado sería realizar primero una doble limpieza facial, después se exfoliaría la piel (los días que realicemos este paso), y a continuación pondríamos la mascarilla facial. Una vez retirada la mascarilla se aplicaría el tónico, el contorno de ojos, un sérum o aceite facial, la crema hidratante (antiedad o nutritiva) y, si es en la rutina de mañana, protegeríamos la piel con un protector solar y daríamos paso al maquillaje”.
La limpieza facial es el paso más importante de la rutina
Una piel limpia es una piel sana y bonita. Es el primer paso, y fundamental, de la rutina facial. No tener impurezas en la piel hace que los productos que apliquemos a continuación penetren mejor y tengan una mayor efectividad.
Leticia Carrera señala que “mantener la piel siempre limpia es lo más importante, y en ese sentido la doble limpieza, tan propia de las mujeres orientales es el principio de todo. Conocer el tipo de piel que tenemos es imprescindible y a partir de ahí, utilizar buenos cosméticos limpiadores en casa, en forma de aceite, leche limpiadora, espuma, gel… incluso valiéndonos de cepillos de limpieza que intensifiquen el efecto”. Una visita estacional a tu centro de belleza de cabecera es una forma de mantener siempre la piel limpia.
La doble limpieza ayuda a la piel a regenerarse favoreciendo la eliminación de células muertas e impurezas. ¿En qué consiste la doble limpieza? Primero se aplicaría un limpiador con base oleosa como una leche limpiadora, un bálsamo, un aceite o agua micelar, para arrastrar las impurezas liposolubles como el maquillaje o el exceso de sebo. A continuación se utilizaría un limpiador al agua, o solución jabonosa, que elimine las impurezas hidrosolubles como la transpiración o el polvo. Estos cosméticos pueden ser en formato gel, espuma, fórmulas syndets o tensioactivos suaves para pieles sensibles, que limpian la piel en profundidad respetando la barrera cutánea. Este es uno de los secretos de las mujeres japonesas y coreanas para mantener una piel de porcelana.
Hidratación y cuidados específicos para la piel
Una vez que hemos limpiado la piel en profundidad, y realizados los pasos extras de exfoliación y mascarilla específica si se diera el caso (una o dos veces en semana), le tocaría el turno a la hidratación y cuidados de la piel con cosmética adecuada.
En primer lugar se aplicaría un tónico o una esencia (incluso tónico+esencia), que vendría a ser un último paso de limpieza y un primer paso de hidratación. El tónico reequilibra el pH de la piel y suele ser una solución de textura acuosa y muy ligera para favorecer su penetración rápida.
Después del tónico le tocaría el turno al sérum o aceite facial. Esto dependerá de las necesidades de la piel y de lo que queramos tratar: arrugas, manchas, flacidez, deshidratación… dependiendo del objetivo elegiremos uno u otro producto. Tras el sérum sellaríamos la piel con una crema hidratante que se encargue de retener la humedad en la piel y dejarla jugosa, elástica y confortable.
Además de tener en cuenta las texturas y tipo de producto, Leticia Carrera apunta que “otra recomendación que siempre hacemos es intentar (en la medida de lo posible) usar productos de una misma firma cosmética. Actualmente solemos mezclar demasiadas marcas en nuestra rutina diaria, sin pensar que cuando un laboratorio desarrolla una gama de varios productos, lo hace con fórmulas que nos garantizan una eficacia determinada de forma conjunta sin incompatibilidades entre principios activos y excipientes”.
El protector solar es el mejor cosmético antiedad
Protegerse del sol es innegociable en el cuidado de la piel. La incidencia de los rayos solares en la piel hace que se produzcan radicales libres, responsables directos del envejecimiento acelerado de la piel. Para neutralizar este efecto nocivo es imperativo aplicar un protector solar que forme una barrera de protección en la piel y prevenga su envejecimiento prematuro.
“Durante el día hay que aplicar siempre protector solar, aunque estemos en casa. Por las terrazas y ventanas entra mucha luz natural, e incluso la pantalla del ordenador y la luz artificial pueden provocar la aparición de manchas”, advierte la experta.
La luz azul que emiten las pantallas puede hacer el mismo daño que la luz solar. La luz azul o luz visible la irradia el sol de manera natural, el problema está en la sobreexposición. Aunque la irradiación de luz azul de los dispositivos electrónicos es menor que la del sol, estamos tantas horas expuestos a estas pantallas (móvil, ordenadores, tablets, incluso luces LED en casa) que el daño puede traducirse en signos de la edad como manchas, arrugas o flacidez. Protégete de la luz aunque no vayas a salir de casa.
¿Tienes ya claro el orden correcto de los cosméticos?