Hay factores que no podemos controlar, pero también existen pequeñas cosas en el día a día que actúan como elementos estresores y no nos damos cuenta. Toma nota de estos elementos que aumentan tu estrés diario y que puedes evitar fácilmente para que no derive en un problema crónico.
El estrés está considerado como una de las enfermedades más comunes de nuestro tiempo. El ritmo frenético diario, las obligaciones, las responsabilidades, la pareja, los hijos, la casa… son muchos frentes abiertos que conducen inevitablemente a una ansiedad y un estrés mantenido en el tiempo que puede acarrear una bajada de defensas, alteraciones cutáneas, pérdida de memoria e incluso depresión. ¿Sabías que hay factores que suman en este cómputo de estresores y que podrías evitar fácilmente? Te contamos cómo acabar con este tipo de estrés innecesario para que no se convierta en crónico.
1. Las redes sociales te quitan tiempo
La era de internet indudablemente nos ha traído cosas muy buenas, solo hay que observar todo lo que está consiguiendo la IA (inteligencia artificial). Sin embargo, las redes sociales no solo conectan a las personas, también son un coladero de tiempo.
Según el Informe Digital Global 2022, informe anual sobre redes sociales y tendencias digitales publicado por DataReportal, los usuarios de internet dedican un promedio de dos horas y veintisiete minutos al día a las redes sociales. Las redes sociales, además de quitarnos tiempo, son fuente de noticias (malas en muchas ocasiones), en ellas campan a sus anchas usuarios haters que vuelcan su negatividad y también son una ventana a un mundo, muchas veces irreal, de perfección, filtros y disfrute, que puede desencadenar frustración, ansiedad y malestar emocional.
haters
Coger el móvil nada más despertarte es una fuente de estrés innecesario. Vas a conseguir que te lleguen impactos, noticias, emails, mensajes etc… que van a comenzar a torcer tu día porque no vas a poder hacerte cargo de ellos pero ya los vas a llevar contigo en la cabeza. Levántate con tranquilidad, haz ejercicio, dúchate, desayuna y comienza tu día de una forma más pausada porque, además de lo anterior, si comienzas a revisar el móvil desde la cama, cuando quieras darte cuenta habrás perdido mucho tiempo y te tocará comenzar el día corriendo y con un estrés realmente innecesario.
2. No duermes lo suficiente
Esto es seguramente el pez que se muerde la cola. El estrés no deja que duermas bien pero no dormir bien aumenta tus niveles de estrés. ¿Cómo podemos salir de este círculo vicioso? Está demostrado que la falta de sueño promueve el aumento de peso, alteraciones hormonales, la fatiga, la irritabilidad e incluso la depresión.
La hormona del estrés (cortisol) inhibe el sueño llegándolo a suprimir, esto mismo ocurre con otras sustancias como la prolactina o la serotonina asociadas con los ciclos de sueño, con el bienestar emocional y la salud en general.
Un estudio publicado en la revista Nature Aging determinó que 7 horas de sueño eran la cantidad adecuada para mantener el cerebro en perfectas condiciones. Para poder dormir a pierna suelta esas horas comienza por tener una buena higiene del sueño. Cena de forma ligera y al menos dos horas antes de acostarte. Elimina los dispositivos electrónicos también durante ese tiempo para evitar que la luz azul que emiten interfiera en la producción de melatonina (la hormona del sueño). Date un baño de espuma, lee un buen libro, toma una infusión relajante… crea tu propio plan para que el cerebro sepa cuándo es la hora de dormir. Acuéstate siempre a la misma hora.
3. No tienes momentos de autocuidado
Tenemos muchas obligaciones diarias, pero pasar el día trabajando, haciendo gestiones, ocupándonos de la casa, los hijos etc… no deja muchas veces tiempo para cuidarnos y eso es algo fundamental. No tener tiempo para uno mismo termina haciendo mella y acaba provocando mucho estrés, decaimiento, fatiga, hastío, enfado y frustración.
Para que esto no ocurra busca un hueco a la semana en tu agenda (o incluso en tu día) y bloquéalo para hacer algo que te guste, aunque sea ver una película, ir a dar un paseo o tomar un café con una amiga. El autocuidado hace que estés de mejor humor, el estrés se aleja y el bienestar se eleva. No dejes de cuidarte porque, de esta manera, podrás interactuar mejor, de una manera m��s amorosa y calmada, con tu entorno.
4. No priorizas
No pospongas algo que va a ocuparte poco tiempo solo porque crees que no tiene tanta importancia. Esto lo único que hace es acumular pequeñas tareas en tu haber que terminan haciéndose una bola que no puedes gestionar de manera eficiente. Agiliza para eliminar esa carga mental que te va a acompañar durante días, quítatelo de encima y ocúpate de las tareas más complejas después.
Por otro lado si tienes plazos de entrega, o temas urgentes que abordar, afróntalos sin procrastinar para evitar tenerlos en la cabeza todo el día. Planifica tu tiempo y pon el foco en las tareas más importantes para poder gestionar mejor el día a día. Las agendas y las listas de tareas son de gran ayuda para dibujar ese mapa teniendo presentes todas las tareas y dándole a cada una su lugar correspondiente. De esta manera te ahorrarás mucho estrés gracias a la planificación diaria.
5. Fijas objetivos poco realistas
Esto suele darse cuando llega septiembre, al comienzo del año e incluso cada lunes. Esa dieta que empiezas a principios de semana y que rápidamente abandonas, el propósito de hacer ejercicio, sacar adelante más trabajo del que puedes abarcar… fíjate metas realistas para poder ir paso a paso sin que el estrés, la culpa y la baja autoestima entren en juego.
Analiza los objetivos que quieres lograr y que están a tu alcance, y la manera de conseguir el éxito. Dando pequeños pasos hacia esa meta te sentirás mucho más realizada, con más confianza y sin ese estrés innecesario que aparece cuando queremos abarcar más de lo que podemos.
La vida moderna es ya estresante de por sí, no añadas estrés innecesario a tu vida porque todo suma. Eliminando estos pequeños estresores diarios conseguirás disfrutar más del día a día aunque tengas responsabilidades a tu cargo. Una vida sin estrés y tranquila, es una vida más feliz.