En toda nuestra vida, cada uno de nosotros empezamos a experimentar crisis, desde el mismo momento del nacimiento. Cuando somos educados y examinados en la escuela, cuando experimentamos la inseguridad al empezar a trabajar, una mudanza, la crisis de pareja o la ruptura de la misma, etc. En general, cada paso en nuestra vida que supone cambios, experimentamos de alguna manera una crisis. El paso a la madurez, el paso a la vejez, o la muerte de un ser querido.

Veremos cómo aparecen en nuestra vida y la manera de afrontarlas, sacándole el mejor provecho de ellas.

En general, todas las crisis nos ponen a prueba de algo; nos hacen enfrentar a nuestros propios límites para superarlos. Todas son también inevitables si queremos experimentar la vida y avanzar como personas, para autoconocernos, saber realmente quienes somos, y qué somos capaces de hacer o no. Son un reto para verlas como una oportunidad de superación y elevación de nuestra conciencia. Algunas de ellas son tan fuertes, que nos hacen preguntarnos sobre el sentido de nuestra vida, llegando en algunos casos a no tener ganas de vivir.

En el mejor de los casos, si conseguimos encontrar el sentido y el aprendizaje a la crisis, será el primer gran paso para empezar a vivir el resto de crisis que nos vengan como un reto, en vez de una situación llena de dolor y angustia. Lo veremos como una oportunidad de transformación.

Toda crisis conlleva, más tarde o más temprano, tomar decisiones y situarnos en una encrucijada. De esta manera, las crisis se convierten en casi rutinas, donde nos damos cuenta que tomamos decisiones cada vez más acertadas e intuitivas.

Crisis implica una decisión, la cual va a implicar dolor, confusión y caos. Como decía Winston Churchill:  “la crisis es mitad fracaso, mitad una oportunidad”.

Puede que al principio la crisis parezca un fracaso, y sintamos que el mundo se nos viene encima. Quien más o quien menos lo hemos vivido en ocasiones. Parece que todo es un fracaso, y vemos como nos damos cuenta con el tiempo que estamos mejorando y llegando a aquello que hemos soñado. Solo que la manera de hacerlo no ha sido de la manera que nos esperábamos; pero con seguridad ha sido la más conveniente para llevarnos a nuestro objetivo.

Una de las situaciones más críticas con las que nos encontramos es la enfermedad. Es  crítica porque suponen un cambio de nuestro estilo de vida, los planes o proyectos que pudiéramos tener, y una limitación. Si la enfermedad es dura, puede hacernos enfrentar incluso a la muerte; lo que nos hace hacernos preguntas inevitables acerca si hemos vivido felizmente, si hemos aprovechado el tiempo, si ha merecido la pena la vida, etc.

Aprovechar la oportunidad de crecer

Ahora que está muy presente en nuestra sociedad la palabra “Resiliencia”, es el momento de aplicarla con verdadera necesidad para salir exitosos de la situación de crisis. Las personas resilientes saben que las crisis les van a ayudar a desarrollar determinadas cualidades y potenciales que antes estaban latentes en ellos. Estas cualidades que son potenciadas por las crisis tienen que ver con:

  • El autoconocimiento: vemos que somos capaces de hacer y cambiar cosas que no sabíamos que podíamos, aunque sea de forma obligada.

  • El desarrollo de la creatividad: la necesidad atrae lo nuevo y agudiza nuestros sentidos para la supervivencia de la situación.

  • Confianza: es obligado para dar el salto sin desfallecer, sabiendo que es lo único que nos hará salir exitosos. Siempre hay una solución para todo.

  • Vivir el momento presente: aquellas cosas que antes nos parecían importantes, ahora no lo tienen, y nos da la oportunidad de dedicar nuestra energía a lo que verdaderamente lo es.

  • Las relaciones sociales: nos obliga a abrirnos a los demás para recibir ayuda y poder prestar la nuestra a otros que están pasando por situaciones similares. Nos obliga a mantener relaciones con personas positivas y activas.

  • Humildad: una de las cosas que aprendemos ante las crisis es que no podemos tener el control de todo, lo cual es una fuente de estrés, y que no somos perfectos, que necesitamos la ayuda de los demás, incluso de aquellos que menos nos imaginábamos.

  • El cultivo de la espiritualidad: Algunas personas cultivan la espiritualidad para ayudarles anímicamente a salir de la situación de crisis. Esto lleva por el camino a descubrir nuestro verdadero Yo.

  • Flexibilidad: sobre todo a los cambios. Al vernos limitados en algún aspecto, aprendemos a cultivar otras opciones que antes no habíamos tenido en cuenta. De esta manera aprendemos que hay maneras de pensar y actuar diferentes, que nos pueden llevar a objetivos de éxito.

  • Aprecio por las cosas pequeñas de la vida: Aquello que antes nos parecía dado por naturaleza, vemos que lo podemos perder, al igual que todo. Aprendemos que lo que ahora nos falta, antes no lo sabíamos apreciar, como si fuese un bien que es imposible que pudiéramos perder. Recordamos como era nuestra vida antes, y añoramos lo que antes pasaba desapercibido para nosotros.

Para poder salir de la crisis

Cultivar la gratitud hacia todo lo bueno que tenemos y que nos queda, es un paso importante para el cambio de visión de la realidad y recibir las fuerzas para salir de la crisis. Dar las gracias por todo lo que nos queda nos ancla en el momento presente y en apreciar la vida, además de mantener la calma que nos hace ver que todo tiene un sentido y que llegaremos a estar mejor, más fuertes y preparados para el futuro.

Cuando nos despertamos y cuando nos acostamos, hacemos un balance del día y nos ponemos objetivos alcanzables para el día que empieza. Esto último da sensación de que avanzamos y que somos capaces de ir consiguiendo objetivos, por muy pequeños que sean. La suma de pequeños pasos nos hace llegar a la meta igual.

La crisis nos invita a tomar responsabilidad sobre nosotros, aceptar la incertidumbre; que no podemos tener el control de todo y que el conocimiento del futuro es imposible. Podemos cambiar algunos factores externos, pero podemos cambiar la totalidad de la percepción que tenemos sobre las cosas que nos pasan, incluso los momentos de crisis.

La crisis nos invita a cultivar el sentido del humor, a darnos cuenta de la necesidad de aportar algo a los demás, a centrarnos en el momento presente disminuyendo el ruido mental que nos lleva al pasado o a un hipotético futuro. Nos obliga a dejar de mirarnos solo a nosotros mismos y a ver en los demás una inspiración de vida; y sobre todo, a cultivar nuestra sombra, algo que hemos tratado en artículos anteriores.

En el siguiente artículo sobre Terapia Transpersonal, dedicaremos más en profundidad la vivencia de la crisis en las diferentes etapas de vida, qué tesoros esconde, y a donde realmente nos lleva.

Escrito por: Pablo Ruiz Bellverser. Terapeuta Transpersonal Terapeuta Transpersonal y Emocional. Maestro de Cábala y Consultor del Árbol de la Vida personal. (clic aquí)

Info: dufresne12 @hotmail.com