Después de un estricto confinamiento de más de tres meses, Belén Esteban y su marido, Miguel Marcos, han vuelto a vivir juntos. La pareja decidió separarse con motivo de la pandemia para evitar posibles riesgos ya que él trabaja en el sector sanitario como conductor de ambulancias y ella pertenece a un grupo de riesgo por su diabetes. La colaboradora, poco a poco, comienza a retomar su antigua vida, pero no ha vuelto a trabajar en plató. Eso sí, continúa al pie del cañón desde su hogar situado en Paracuellos del Jarama donde realiza directos regularmente. Esta vez fue protagonista de una pillada mientras mantenía una conversación telefónica con su marido.
Este viernes, Belén degustaba los platos que sus compañeras, María Patiño y Chelo García-Cortés, habían preparado durante la 'Ultima cena', el nuevo programa culinario de la cadena donde una pareja de colaboradores se encarga del menú de la noche. La cara de Belén con el primer plato presagiaba que no iba a ser de su gusto: ¿Esta es mi cena?, se preguntaba.
Más tarde, afirmaba atónita desde el salón de su hogar: ¿Pero esto queréis que me lo coma?. Finalmente, comenzaba a probar la cena sin poder reprimir su absoluto desagrado. "No puedo fingir", reconocía. Acto seguido abandonaba el salón de su casa: “¡Ya, todo bien!”, indicaba al volver."La esencia es buena, pero está dura, dura, dura...", era su veredicto. "Ha estado poco cocina la pasta", añadía.
El programa volvió a conectar con Belén en un momento en el que ella estaba hablando por teléfono con su marido y creyó que no se encontraba en directo: "Cari, cuando vengas para casa tráeme un montadito de calamares porque hoy no ceno", le pedía. Desde plató -donde se escuchaban unas intensas risas- Jorge Javier Vázquez volvía a entablar conversación con su compañera quien rápidamente se ponía los auriculares: "Belén, no te lo queríamos decir pero te han pinchado la llamada", bromeaba.
"¿Qué llamada?", le preguntaba con evidente sorpresa e intentando disimular por completo. "He llamado a mi marido, ¿Se ha oído lo que he dicho?", afirmaba. Ante la evidencia, Belén no podía más que confesar lo que había sucedido: "Le he dicho que me traiga un montado de calamares porque no he cenado", explicaba. Concluía señalando lo siguiente: "Con el montado me conformo".
Belén Esteban vuelve a tener a su lado a su marido después de tres largos meses de confinamiento. «Hemos estado separado casi tres meses, pero Miguel ya está en casa. La verdad es que ha sido un poco duro, no te puedo engañar. Nos hemos echado mucho de menos los dos», afirmaba recientemente en 'Sálvame'. La propia Belén contó cómo fue vivir alejada de su pareja durante tanto tiempo. «Viene cada dos o tres días a traerme la compra o cuando me tengo que cambiar el sensor de insulina una vez a la semana, pero nada. Él viene con todo, con mascarilla, con guantes, su traje y con todo. Hace tiempo que no nos damos un abrazo, bueno desde que se fue», señalaba el pasado mes de abril.
Mila Ximénez y Lydia Lozano se reconcilian
Además, de este momento indiscreto protagonizado por Belén Esteban en 'La última cena', el programa también nos deja una esperada reconciliación entre Mila Ximénez y Lydia Lozano. Ambas decidían enterrar el hacha de guerra después de una semana de duro enfrentamiento. La exmujer de Manolo Santana reconocía que no estaba pasando por un buen momento personal y le pedía perdón. «Llevo tres meses con una medicación con la que no puedo ni tomarme una copa de vino. Creo que no hay que traspasar la línea y le pido perdón a Lydia. No estamos pasando por un momento en el que tengamos que arremeter la una con la otra".
Lydia aceptaba las disculpas de su compañera y le correspondía señalando que ella sentía mucho todo lo que había sucedido durante esta última semana. «Es verdad que pedí perdón a la productora, pero no a Mila. Lo siento mucho. Te vi llorando y los nervios que produce cocinar intensificaron los nervios. Te pido mil disculpas», aseveraba. Por su parte, Belén Estaban se alegraba por la reconciliación y reconocía estar contenta porque ambas había decidido dejar a un lado sus diferencias y hacer todo lo posible por mantener una buena relación.