Javier Ungría se convertía, el pasado jueves, en el último expulsado de 'Supervivientes 2024', siguiendo el camino de Laura Matamoros, con quien está a punto de reencontrarse. El empresario ha conseguido pasar por el 'reality' de Telecinco sin 'dar mucha guerra', y eso lo ha convertido en uno de los favoritos de muchos, aunque para otros no ha sido más que "un mueble". Sin embargo, sus "once fans" (así bromeaba él en su última petición de salvación) tachan a Ungría de ser "un tipo elegante" que ha sido el "ganador moral" de la edición.
Sea como sea, la audiencia no lo ha salvado y Ungría ha puesto fin a su aventura más extrema, y ya ha puesto rumbo a España. Eso sí, antes ha disfrutado de los grandes placeres de los que goza todo superviviente eliminado: una buena ducha caliente y de agua dulce, un banquete propio de un hotel 5 estrellas, y mirarse, por primera vez, en el espejo, para ser testigo de su cambio físico. Y ya os adelantamos que el suyo ha sido de los más impactantes de la edición.
Si Carmen Borrego decepcionaba a sus seguidores al asegurar verse "muy cambiada" cuando su paso por Honduras fue breve, Javier Ungría ha podido ver un evidente e innegable cambio: pérdida de peso, mucha más barba y un bronceado como nunca ha visto antes.
¡El cambio es impactante! Él mismo se llevaba las manos a la cabeza al subirse la lona del espejo y verse por primera vez: "¡Madre mía!", señalaba, "yo creo que he perdido unos 8 o 10 kilos. Y este color de piel... y el pelo, qué ganas de lavármelo. Estoy alucinando", confesaba.
El empresario no podía creérselo y en todo momento aseguraba que estaba "alucinando", al igual que con esa primera ducha de agua dulce, que definía como "un placer que tenemos en el día a día y no apreciamos" lo suficiente. "No sé cómo explicar la sensación, por Dios, gracias", añadía. Le supo a gloria, desde luego, pero el buen sabor de boca se lo dejó el gran banquete que le había preparado la organización de 'Supervivientes'.
Al verlo, espetó: "la madre que me parió". Unas palabras que, desde luego, no necesitan explicación. Mientras degustaba un batido de chocolate con nata, unas deliciosas croquetas, pizza... pero lo más rico de todo era "comer sin límite de tiempo", y es que si algo echan de menos los supervivientes es precisamente eso, comer tranquilos. "Aguantad, esto va por vosotros, sois unos valientes", decía a sus ya excompañeros. Por eso no dudó en confesar que le encantaría compartir ese banquete con "los amigos que me voy a llevar de aquí": Gorka, Rubén, Pedro y Arkano. Con quien no compartiría es con Kiko Jiménez, "por las broncas que he tenido", y "Marieta y Miri se han quedado en el borde, yo conocía a unas y ahora he conocido a otras, y si siguen por ese camino conmigo fuera no...", añadía.
Tuvo tiempo para reflexionar sobre la vida "y lo afortunado que somos sin saberlo", y es que asegura que Supervivientes le ha ayudado a "apreciar aún más los pequeños detalles", como comer con su familia en una mesa, charlar... "Cosas que das por hecho en tu día a día y no aprecias como deberías".
Sobre su concurso, tiene claro que "no he dejado de ser la persona que yo soy. No he faltado a mis valores. Me he comportado como yo quería conmigo y con la gente pese a los contratiempos. Brindo por haberme convertido en una mejor persona y llevarlo a cabo cuando llegue a España", zanjaba.