Cuarenta días han pasado desde que 17 valientes decidieran embarcarse en la aventura más extrema de sus vidas. 'Supervivientes 2025' arrancaba prometiendo ser todo un desafío para los concursantes y se está cumpliendo, y con creces. Está siendo una edición marcada por las inclemencias del tiempo en la que las fuertes lluvias y tormentas están dejando a los supervivientes sin fuerzas. Y todo sumado al hambre, la intensidad de las pruebas físicas... En lo que va de concurso ya son tres los concursantes que han abandonado por decisión propia (Beatriz Rico, Terelu Campos y Rosario Mattew), y varios los que han pedido al público su expulsión, como es el caso de Gala Caldirola. La audiencia cumplía su deseo el pasado jueves y la convertía en la expulsada de las últimas nominaciones, mandándola directamente a la hasta entonces desconocida para ella, Playa Misterio. Allí ha convivido varios días junto a Manuel González, Makoke y Nieves, y su visión sobre el concurso no cambiaba...
Gala siguió pidiendo a la audiencia sus votos para convertirse en la expulsada definitiva y sus deseos fueron órdenes. El pasado domingo, durante 'Conexión Honduras', se convertía en la tercera expulsada definitiva y se despedía de sus compañeros. Pero antes de poner rumbo a España, ha podido disfrutar de los clásicos tres privilegios de los que goza cada superviviente que dice 'adiós' a los Cayos Cochinos. Una ducha de agua dulce, un gran banquete y mirarse al espejo por primera vez tras la aventura para poder comprobar su cambio físico.
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Lo primero que hacía Gala era mirarse al espejo. Al subirse la lona que cubría el espejo, no podía evitar chillar. "Dios, no me acordaba de mi cara, qué fuerte", ha comentado al verse. "¿Y este pelo salvaje? Ahora entiendo lo que me decía Makoke, que me veía como una leona", ha añadido, "me veo flaca, pero flaca, flaca, no tengo un gramo de grasa", ha seguido comentado, pero todo en positivo, cabe destacar... "Me gusta como se me ha quedado la tripita, oye, voy a hacer la dieta del coco. Me veo muy natural, hacía años que no tenía la cara sin ponerme maquillaje, me veo superguapa, me parezco a mi madre".
Gala se ha encantado, literalmente. "Me veo más guapa que antes, me encanta el bronceado, me siento súper fit, solo tengo que comer un poquito más... pensé que me iba a ver horrible, pero ¿sabes qué te digo?", se ha comenzado a decir a sí misma "me gustas, me gustas más ahora, esta nueva versión, natural, guerrera, bronceada, asalvajada... No te habrás ido el último día, pero te has ido en el mejor momento y me encantas, me encanta la nueva Gala", terminaba diciéndose ante su imagen reflejada en el espejo.
Gala Caldirola en Supervivientes
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También ha disfrutado, aunque probablemente no tanto, su ducha de agua dulce. "Por fin voy a dejar de oler a ermitaños, cangrejos y hoguera... Por fin voy a oler rico, estoy feliz", celebraba bajo el agua, "qué pies, por dios, parecen de Mowgli". Y confesaba que lleva "38 días limándome las uñas de los pies con las piedras de la playa, Dios mio, soy Fiona". Lo primero que va a hacer al salir de la isla, tiene claro, es "ir a hacerme la manicura y la pedicura".
Los seguidores del programa han alucinado con su reacción, y es que como ella misma confesaba, creen que "debe ser la única que se gusta más que antes". Aunque bien es cierto que a muchos concursantes les gusta ver su pérdida de peso, cada uno es un mundo, y ella, desde luego, se encanta.
Gala Caldirola en Supervivientes
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Gala se pega un festín en honor a sus compañeros
Pizza, hamburguesa, perrito caliente, huevos con pisto... Gala se ha sentado, como es tradición ya en el concurso, ante una mesa llena de platos de todo tipo que suelen responder a lo que los concursantes más desean durante su paso por el programa de Telecinco o a aquellos que son sus favoritos en la vida diaria. Mientras en la mesa de Terelu Campos no podían faltar churros, en la de Gala estaba el plato con el que más ha soñado estos días: una hamburguesa. A su banquete no le ha faltado detalle. "Me estoy transportando ahora mismo con estos sabores", confesaba en cada bocado, y no dudaba en asegurar que "compartiría esta comida con todos mis compañeros, la disfrutarían muchísimo".
Mientras degustaba cada bocado, Gala confesaba que "yo no sabía lo que era pasar hambre" y hacía una promesa: "No voy a volver a dejar nada en el plato, ni voy a volver a hacer dieta". Y es que asegura que estaba soñando con ese momento: "No me lo puedo creer, estoy muy feliz, qué bueno está... ¿Cómo es posible que haya podido sobrevivir 40 días sin comer? No voy a hacer dieta nunca más en mi vida, lo juro".