Si algo sabe hacer bien Isabel Preysler, es guardar la compostura. La reina de corazones se mantiene casi perfecta en cualquiera de sus apariciones públicas, de eso no cabe duda, sin embargo, también ha vivido momentos embarazosos... Era Tamara Falcó quien desvelaba el pastel.

La hija de Preysler se sentó, una noche más, junto a sus compañeros de 'El Hormiguero' en 'la tertulia', una sección en la que se habla de actualidad y que ha terminado siendo una de las favoritas de los espectadores. En ella, Juan del Val, Nuria Roca, Cristina Pardo, Pablo Motos y la propia Tamara Falcó, hacen un repaso de las últimas noticias y aprovechan para contar anécdotas propias de lo más divertidas.

Y así, precisamente, ocurría este jueves, cuando Pablo Motos les hacía visionar un vídeo del hijo de un congresista estadounidense en el que mientras su padre pronunciaba un discurso, el pequeño hacía muecas graciosas a cámara. ¿El motivo? El presentador quería saber si alguna vez sus tertulianos habían avergonzado a sus padres. Y por supuesto que sí, cosas de niños...

Juan del Val comenzaba contando su anécdota; "Cuando tenía siete años, a mis padres ya les llamaban del colegio porque yo no paraba de hablar. Y de mentir, de inventar historias inverosímiles. Cualquier cosa. Que mi padre era tenista, por ejemplo". Le seguía su mujer, Nuria Roca, que contaba que una vez el director del colegio llamó a su casa y lo cogió su hermano. Con toda la inocencia del mundo, el pequeño le contestó: "ahora no se puede poner porque está cagando". Una historia que desataba las risas del público.

Llegaba entonces el turno de Tamara, que aunque aseguraba que "después de la de Nuria, la mía no va a tener gracia", lo cierto es que consiguió acaparar toda la atención. Tal y como contaba la hija de Isabel Preysler, ocurrió cuando siendo una niña "mi madre me llevo a una presentación que tenía en Valencia". Allí, la espera por el éxito de su madre empezaba a hacérsele eterna, y es que la pequeña Tamara ¡tenía mucha hambre! "Eran las 15:30. Luego las 16:30. Y seguía entrando gente", confesaba. Fue entonces cuando alguien del equipo organizativo se acercó a Tamara y "me preguntaron si quería tomar algo y yo dije 'una hamburguesa'", contaba,  y entonces su madre la miró, sorprendida y avergonzada a partes iguales: "'Se refería a algo para beber', me dijo". Un momento 'tierra trágame' que seguro sacó los colores a Isabel Preysler.

Tamara Falcó 'reclama' su sitio en 'El Hormiguero'

Este no fue el único momentazo que nos dejó anoche Tamara, y es que ayer parece que iba dispuesta a reclamar lo que merece, sin pelos en la lengua.

La colaboradora no dudó en recriminarle al propio presentador un gesto que tiene en cada tertulia y que no le hace ninguna gracia. Se trata de su "favoritismo" hacia Juan del Val. A medida que se acerca el final de sus charlas, Pablo Motos empieza a centrarse en el marido de Nuria Roca, que siempre termina las tertulias con uno de sus famosos 'polémicos'. Y Tamara está cansada, así que no dudó en interrumpir a Motos y reclamarle más espacio en el programa. "¿Por qué siempre le tienes que dejar terminar a él?", señaló algo enfadada.

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El 'aprieto' en el que Pablo Motos puso a Tamara Falcó

El presentador del programa de Antena 3 metía a Tamara en un auténtico aprieto la pasada semana, en otra noche de tertulia donde la aparición de Falcó es de lo más esperada. Lo hizo poniendo sobre la mesa un tema que le toca de cerca: la fe. Lo ha hecho a partir de un vídeo en TikTok de una monja de clausura en el que ha compartido sus trucos para frenar su deseo sexual. "Según esta monja lo que hay que hacer es ponerte a hacer otra cosa y dialogar con el deseo, con tus instintos", explicaba Motos muy divertido. Y claro, fue directo a preguntarle a Tamara: "A ver, yo quiero saber lo que opina Tamara", le lanzaba Pablo Motos a Tamara Falcó sin titubeos.

La marquesa de Griñón, entre risas tímidas, respondía que para ella, los consejos que brinda la religiosa son del todo coherentes con su circunstancia de mantener el celibato: "Lo nos diferencia de los animales es poder controlar nuestros instintos. Sí que es verdad que a veces te apetece hacer mucho algo, llamémoslo X, y, a lo mejor, pues sí que puedes pensar en otra cosa o ir a darte un paseo. Es como cuando estás a dieta… A la monja le ha debido funcionar", respondía tajante. "Creo que el celibato es parte de la pureza. El celibato también está contemplado dentro del matrimonio. Los placeres no tienen que ser solo los terrenales. Cuando tienes una vida enfocada a algo superior, hay otro tipo de placeres", añadía Tamara Falcó, sin terminar de convencer a sus compañeros.

Entonces Pablo Motos le lanzaba la pregunta más íntima que podría esperarse: "Venga, ¿dime un placer por encima del orgamo?".

Y Tamara trató de salir del paso como pudo: "Los apóstoles eran pescadores, personas normales. Después de seguir a Jesús, hay un momento en que a Jesús le ven como Dios y ellos se sienten tan llenos y tan plenos… Ese tipo de sensaciones a través de la oración, pues no las consigues con otras cosas", zanjaba.