Kiko Rivera está siendo totalmente demoledor con su madre, Isabel Pantoja, contra quien está librando una dura contienda que está haciendo pública en los medios de comunicación. Su entrevista en la primera entrega de 'Cantora, la herencia envenenada' generó una aluvión de reacciones en los platós de Mediaset. Entre todas, una de las que se manifestó muy crítica con el DJ fue Ana Rosa Quintana quien no dudó en arremeter contra su estética. Ahora ha sido el turno del hijo de la artista quien ha respondido con un zasca.
"La forma de vestir no te da ni te quita la razón", señalaba este domingo cuando ha entrado en directo en 'Viva la vida'. Un programa en el que colabora habitualmente su mujer quien no podía más que romperse en lágrimas superada por la presión por esta última polémica familiar. Cabe recordar que Ana Rosa valoró con las siguientes palabras la sonada entrevista de Kiko: "Fue durísimo, fue tremendo, no es la primera vez ni la última que un hijo dice esas cosas de una madre o una madre de un hijo".
Recalcó que no le había gustado la estética que lució en esa ocasión el DJ quien llevaba una chapa en su oreja, una sudadera gris y una gorra. "Fue tremendo pero con una chapa de Coca-Cola en la oreja, lo digo de verdad y no es una frivolidad, pierde credibilidad". La presentadora se reafirmaba en su posición "Lo miraba y pensaba 'qué necesidad', así pierde credibilidad". Y añadió que lo decía públicamente para que le llegase este mensaje y se lo quitara.
Una conversación pendiente
Kiko ha escuchado las palabras de Ana Rosa y una vez más se ha mostrado tajante. Asegurando que su forma de vestir no tiene que influir en su credibilidad porque él ha contado su historia, aquello que ha vivido en primera persona. "No te da ni te quita la razón", aseveraba. Lo ha dicho al final de una larga intervención en 'Viva la vida' donde ha estado más de una hora en directo. Nuevamente ha sido demoledor con la artista, pero esta vez, le ha tendido la mano para que le llame y resuelvan este asunto en privado.
"Esto es horroroso. Duele mucho, uno intenta distraerse con miles de cosas, pero no soy de piedra", afirmaba muy sentido con toda esta guerra familiar. "Lo vuelvo a decir, la única que tiene el poder de que este linchamiento público que está recibiendo mi madre se frene, por lo menos por mi parte, es que me llame. Mi intención es no seguir con esto, pero si sigue hablando de mi mujer, tiro para adelante. No voy a llamar a mi madre. Es ella la que me tiene que dar explicaciones. Hay que aprender a pedir perdón".Una llamada que continúa esperando. «Ya sabemos que mi madre es un poco orgullosa. El orgullo a veces hay que tragárselo. Por la salud de todos debería llamarme». Añadía que la artista debería dar un golpe encima de la mesa y «por una vez comportarse como madre».