Ana María Aldón fue la tabla de salvación de José Ortega Cano en sus años más complicados. Tras la muerte del amor de su vida, Rocío Jurado, a consecuencia de un cáncer que sumió a la familia en una agria batalla, el diestro tuvo serios problemas. Quedó al cargo de dos niños, Gloria Camila y José Fernando, quienes echaban de menos a su madre. También tuvo que afrontar la desestructuración de la familia de su esposa, con una guerra que aún sigue viva y copando titulares de la prensa. Después, un accidente de coche y la trágica muerte del conductor del vehículo contrario, provocó que el torero pasase por prisión. La opinión pública se cebó con él por haber dado positivo en la tasa de alcoholemia y tardar años en pedir perdón a la familia. Años muy duros, pero Ana María Aldón llegó a su vida para aportar esa luz que Ortega Cano creía apagada.
Ahora bien, Ana María Aldón no lo tendría tampoco sencillo para entrar a formar parte de la vida de José Ortega Cano. La que fuera frutera se volcó en su pareja, pero también trató de conquistar el corazón de sus hijos. Difícil se lo puso en un primer momento Gloria Camila, que reconoce que al principio entendía a la mujer de su padre como una rival, y no como una ayuda para conseguir el objetivo común de hacer feliz al torero tras tantos años tocando fondo. Más fácil se lo puso José Fernando, quien entendió mejor el papel que desempeñaría Ana María en su nueva familia. Eso sí, han pasado muy pocos años compartiendo experiencias, porque el hijo del torero pronto quiso volar libre, aunque eso le llevó por los peores caminos y terminó con su ingreso en un centro psiquiátrico, en el que permanece aún a la espera de recuperar la libertad cuando sane de sus adicciones.
Estas cuestiones del ayer y del hoy rondan por la cabeza de Ana María Aldón, ahora que ya ha superado el primer mes y medio en ‘Supervivientes’. Mantener la mente ocupada es la mejor receta para no decaer, aunque a veces los recuerdos les transportan a lugares recónditos de su memoria, como así le ha sucedido a la mujer de José Ortega Cano, que ha recordado a José Fernando desde su retiro en la Playa Desvalida, el rincón hondureño donde los expulsados esperan a que la audiencia decida si se van definitivamente de la isla o si, por el contrario, se suman a la unificación de los concursantes y vuelven a tener opciones de ganar el reality. Sea como fuere, mientras la decisión se toma, hay que seguir sobreviviendo, lo que implica echarse al mar y seguir pescando los peces que le darán sustento alimenticio. Ahora bien, quizá Ana María Aldón sienta pena por comerse un pez en concreto.
Ana María Aldón casi se ahoga en el mar
Ana María Aldón no es muy diestra a la hora de nadar, de hecho reconoce que no sabe, lo que no le limita a la hora de echarse al mar a sacar peces con los que alimentar a sus compañeros. La diseñadora logró pescar un nuevo pez, pero la euforia que acompañó este logro hizo que perdiera el punto de equilibrio que tenía sobre una roca, quedando a la deriva del agua y las olas. Pronto comenzó a entrar en pánico, dado que no hacía pie, no sabe nadar y siente auténtico pánico en el agua. Fue angustiosa la escena de ver cómo luchaba por mantener la cabeza a flote, pero con ayuda de Hugo Sierra logró regresar a la orilla, angustiada por la dramática escena, pero aferrándose fuerte a su presa, porque con tanto trajín no perdió su captura en ningún momento.
Una vez que se ha recuperado del susto y tras comprobar que no ha perdido el pez, Ana María Aldón quiso tener un gesto con José Fernando, el hijo de su marido, bautizando su captura con su nombre. Un bonito gesto que demuestra la buena relación que les une, como así se ha podido ver en alguna ocasión en las redes sociales. Un detalle que Gloria Camila valora mucho, dado que su hermano siempre ha sido su debilidad y ver que le quieren tanto como ella, siempre es de subrayar: “Me encanta que se acuerde de él. José Fernando la está viendo. Me gusta que haya pescado tanto y que los desvalidos sean tan compañeros, están pescando mogollón”, asegura.