De Victoria de Suecia a Máxima de Holanda: los mejores y peores looks de las invitadas a la boda de Marta Luisa de Noruega y Ari Behn

Entre las invitadas, Victoria de Suecia se alzó como una de las mejor vestidas, pues lejos de apostar por un estilismo sobrio, se la jugó con los brillos. La heredera al trono sueco eligió un vestido en tono rosa quemado lleno de paillettes bordadas, que se ajustaba a su figura con un corte sencillo pero impecable. El diseño del vestido contaba con un escote redondo, tirantes y una falda larga de corte línea A. Completó su look con la Tiara Imperial de Amatistas, la pulsera a juego y unos discretos pendientes. 

Sofía Rhys-Jones se la jugó con un vestido de busto ajustado y falda línea A que combinaba dos colores dispuestos en forma de zigzag. El diseño tenía un escote palabra de honor que dejaba al descubierto sus brazos, que cubrió con un chal a tono al entrar a la iglesia. Aunque la combinación del color crema y el negro era impactante, en general, el uso del blanco, el beige o el marfil queda reservado para la novia. Aquí, esta maestra de estilo estiró demasiado la cuerda. 

Por su parte, Máxima de Holanda, que en aquel entonces aún no era reina, pero ya destacaba por su estilo atrevido y su capacidad para llevar cualquier look con aplomo, optó por un vestido llamativo, llenito de encajes, en tono naranja. El diseño rompía con la sobriedad que predominaba en la mayoría de las invitadas. Aunque el color era vibrante y adecuado para la temporada primaveral, algunos críticos consideraron que el conjunto era un poco excesivo para la ocasión. Sin embargo, este look es un ejemplo claro de la personalidad vibrante de Máxima y su disposición a arriesgar en el terreno de la moda. A pesar de las críticas, es innegable que dejó una impresión duradera y mostró un estilo que, con el tiempo, se ha convertido en su sello personal.

La reina Margarita de Dinamarca apostó por un vestido con textura confeccionado en seda que encajaba de maravilla con su estilo alegre. Para poner el broche final a su look apostó por una chaqueta acolchada con mangas amplias y cierre cruzado de color amarillo vibrante.

La entonces recién casada princesa Mette-Marit, esposa del príncipe heredero Haakon de Noruega, eligió un vestido en tono azul pastel, algo risáceo, que destacaba por su equilibrio entre textura y volumen. El diseño era de corte princesa, con escote palabra de honor, bustier ajustado lleno de pedrería y una falda de tul con vuelo. La princesa, sin ningún adorno excesivo más que los guantes de satén, una discreta tiara y una bombonera a tono, arrasó con su estilismo. Aunque algunos podrían haber considerado que el vestido era demasiado sencillo, la realidad es que Mette-Marit acertó al optar por un look que reflejaba su personalidad elegante.

La hija menor de los reyes Carlos XVI Gustavo de Suecia y Silvia se decantó por un vestido de escote palabra de honor en color azul cielo lleno de pedrería en la zona del bajo y del escote, pero con un corte muy sencillo. En cuanto a los complementos, la duquesa de Hälsingland y Gästrikland optó por un bolso de mano en color blanco, unas sandalias de tiras de strass con tacón sensato, y una tiara discreta. ¡Una de las mejor vestidas del enlace! 

La princesa de Luxemburgo y prima de Alessandro Lequio se enfundó en un original vestido color marrón chocolate con cuello redondo, mangas sisa y falda larga. Lo curioso del vestido era el diseño de las flores de colores bordadas que imitaban los diseños antiguos de crochet, aunque creadas a partir de lentejuelas en varios tonos de rosa que brillaban y destacaban sobre este color neutro que, por cierto, vuelve a estar muy de moda esta temporada. Completó el look con un bolso sobre en color fucsia que encajaba muy bien con el tono de los pétalos de las flores. 

La reina consorte de Noruega también fue una de las mejor vestidas de este himeneo tan mediático. La royal apostó por la sencillez de un vestido azul Egeo con cola y fruncidos en la cintura a modo de falso drapeado que le sentaba de maravilla y con el que se veía muy elegante. Además, completó el estilismo con un mantón de seda blanca con flores bordadas y largos flecos; la tríada: tiara-choker-pendientes de brillantes y unos salones metalizados.