Casi tanto como en primavera, la llegada del otoño nos ha traído un gran número de bodas de los grandes apellidos empresariales de nuestro país. Después de la del hijo de Rafael del Pino, presidente de Ferrovial; del hijo de Borja Prado, presidente de Mediaset España, que tuvo a la Infanta Cristina como invitada de excepción; y de Clotilde Entrecanales, hija de José Manuel Entrecanales, presidente de Acciona, ahora ha llegado el enlace de la duquesa de Medinaceli, la aristócrata con más títulos nobiliario, un total de cuarenta y dos, de los que once tienen Grandeza de España.
Victoria de Hohenlohe-Langenburg ha dado el sí quiero a su novio, Maxime Corneille, un joven francés de origen argentino con el que mantiene una relación desde hace unos años. El enlace se ha celebrado en la iglesia de San Miguel, de Jerez de la Frontera, a la que llegó del brazo de su hermano, Alexander, que ejerció de padrino. El padre de la duquesa de Medinaceli, Marco de Hohenlohe- Langenburg, falleció en 2016 y fue entonces ella, con solo 19 años, la que se convirtió en la cabeza visible de la principal familia nobiliaria de nuestro país, junto con la Casa de Alba.
La boda agridulce de la duquesa de Medinaceli
La joven aristócrata estaba radiante y vivió su día inmensamente feliz, a pesar de que los enfrentamientos familiares no le permitieron hacer su boda soñada. Aunque ella es la duquesa de Medinaceli, es su tío abuelo Ignacio Medina, duque de Segorbe, quien lleva las riendas de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli, que gestiona el ingente patrimonio económico y cultural de la familia, donde están edificios históricos tan emblemáticos como el palacio Casa de Pilatos, de Sevilla; el Hospital Tavera, de Toledo; o el Pazo de Oca, en Pontevedra. Victoria, su hermano y otros primos, como Rafael y Luis Medina, hijos de Naty Abascal, están enfrentados judicialmente con él por la herencia y la joven no ha podido casarse en ninguna de las propiedades ligadas al ducado porque su tío no le dio permiso para hacerlo.
Por ello ha tenido que casarse en la Iglesia de San Miguel de Jerez de la Frontera, en una ceremonia oficiada por el sacerdote Ignacio Sánchez-Dalp, el mismo que hace unos días bautizó a la segunda hija de los duques de Huéscar en Sevilla, y el banquete lo celebró en la finca Salto al Cielo, propiedad de una familia amiga de su padre.
Las invitadas más glamurosas en la boda de la duquesa de Medinaceli
Aunque en una boda la novia siempre es la gran protagonista, en esta ocasión la lista de importantes invitadas hizo que estas también se llevaran todos los focos. La gran sorpresa fue la reina Máxima de Holanda, que no se dejó ver en la iglesia, pero que ya disfrutó de la fiesta preboda flamenca en el Palacio de Campo Real del centro de Jerez, junto al rey Guillermo y la heredera Amalia, una enamorada de nuestro país al que viaja con mucha frecuencia.
Una de las más espectaculares fue Sofía Palazuelo, muy amiga de Victoria, quien al igual que en el bautizo de su hija Sofía, con un fabuloso conjunto de Jan Taminiau, impactó con su look de invitada de lunares con una gran pamela. La boda de la duquesa de Medinaceli también sirvió para que su primo Luis Medina presentara en sociedad a su novia, Clara Caruana, perfecta con un vestido rojo bordado, el color del otoño, y un tocado de redecilla. La joven sigue la estela de elegancia de su suegra, Naty Abascal, y su cuñada, Laura Vecino.
La excelente temperatura y el magnífico día de sol en Jerez de la Frontera hizo que las invitadas todavía llevaran estilismos que estaban a caballo entre lo veraniego y lo otoñal. Al ser una boda de mañana, la mayoría lució vestidos cortos o midi, aunque hubo también quien se atrevió con los largos. Los motivos primaverales y los colores alegres y estampados fueron los protagonistas de este paseíllo hacia la iglesia, en el que también destacaron los tocados y las grandes pamelas.
(Artículo en elaboración)