La reina Máxima de los Países Bajos no ha escatimado en equipaje ni en estilismos de alto impacto para su viaje oficial a Kenia. Con una maleta repleta de diseños espectaculares, la monarca ha demostrado una vez más su maestría a la hora de sorprender incluso cuando no dispone de todo su vestidor. Pero si hay un look que ha captado nuestra atención en este tour diplomático, ese ha sido el escogido para su visita a la Corte Suprema de Kenia: un vestido etéreo y romántico que nos ha recordado, y mucho, a un icónico estilismo que la Reina Letizia llevó en su viaje oficial a Cuba en 2019.

Si algo ha quedado claro en los últimos días es que Máxima de Holanda ha aterrizado en Kenia con la intención de deslumbrar y acaparar titulares en revistas de moda. En apenas 48 horas, la soberana ha desplegado una selección de vestidos que podría figurar en cualquier análisis de las tendencias de la temporada. Su vestido en color teja de Natan Couture, con aplicaciones de plumas y un corte impecable, exudaba un aire de lujo discreto y contemporáneo, digno de una pasarela de alta costura. A esto le siguió un diseño boho con estampado paisley y que completó con accesorios de ratán muy originales. Pero ha sido su elección de hoy la que ha elevado la ecuación estilística a su máximo exponente.

El vestido camisero de Máxima de Holanda en su viaje oficial a Kenia

El vestido camisero de Máxima de Holanda en su viaje oficial a Kenia

(Gtres)

Máxima de Holanda apuesta por el vestido de organza que juega con las transparencias 

El vestido en color azul bebé que ha elegido Máxima para su compromiso en la Corte Suprema de Kenia ha hecho que se nos encendiera una bombilla. ¿Hemos visto algo parecido en los últimos años? Sí, pero primero describámoslo. Se trata de un diseño creado a partir de dos piezas: un vestido de manga sisa que hacía las veces de forro y un sobrevestido de organza estampada que, juntos, sacaban lo mejor del estilo de Máxima.

Los motivos florales añadían una dimensión etérea al conjunto, mientras que la estructura ligeramente acampanada de la falda refuerza la fluidez del movimiento del diseño. La superposición de texturas y la elección de una gama cromática suave son una declaración de intenciones: feminidad, sutileza y una sofisticación sin límites.

El tocado de Máxima de Holanda a juego con sus complementos

El tocado de Máxima de Holanda a juego con sus complementos

(Gtres)

Un tocado con historia y accesorios a juego

Los accesorios son indispensables en cualquier look de Máxima. Son pocas las veces que sale sin ellos a la calle y si son el mismo tono, más todavía. Pero si hay un detalle sin el que no sabe vivir, ese es el tocado. El tocado que ha elegido para la ocasión, en un tono profundo verde esmeralda, introduce un contrapunto cromático a su vestido que no solo aporta interés visual, sino que refuerza la armonía de todo el estilismo.

Este diseño proviene del estudio de Jolanda ten Brinke, la asistente personal de Máxima, que debe ser bastante manitas y muy creativa, pues no se dedica a la moda, pero este diseño bien lo podría haber confeccionado el mismísimo sombrerero de las royals, Philip Tracy.

En el universo estilístico de Máxima, los complementos nunca son meros acompañantes, sino piezas clave que terminan de construir la narrativa de su look. En este caso, ha optado por unos pendientes colgantes en tonos verdes que capturan la luz de manera sutil. El bolso de mano, también en verde profundo, mantiene la coherencia cromática, mientras que los salones satinados en color turquesa completan la ecuación a la perfección. 

La Reina Letizia y su vestido de organza rosa de Maje 

La Reina Letizia y su vestido de organza rosa de Maje 

(Gtres)

Un guiño al estilo de la Reina Letizia

El paralelismo entre este look y el que lució la reina Letizia en su visita a Cuba en 2019 es innegable. En aquella ocasión, la monarca española apostó por un diseño de la firma francesa Maje en un delicado tono rosa empolvado. Al igual que el de Máxima, se trataba de un vestido de estructura fluida, con un sobrevestido de organza semitransparente que aportaba un aire etéreo y refinado. Si bien la versión de Letizia apostaba por un corte camisero y detalles de botonadura frontal, la esencia del diseño compartía el mismo código de feminidad depurada y sofisticación atemporal. La soberana lo completó con unos salones en color nude con empeine de PVC y un maquillaje perfecto. 

Este tipo de coincidencias estilísticas no hacen sino reforzar una verdad incuestionable: la moda real es un delicado equilibrio entre inspiración, interpretación personal y un dominio absoluto del lenguaje del vestir. Máxima y Letizia, cada una con su sello inconfundible, han demostrado que la elegancia está en los detalles y que, a veces, los mejores looks surgen de una exquisita relectura de lo que ya ha funcionado. En este duelo de estilos, queda claro que ambas saben jugar sus cartas con maestría.